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La joven Mona Lisa

La Fundación Mona Lisa reveló un misterioso cuadro que Leonardo da Vinci pudo haber pintado 10 años antes del famoso retrato que cuelga en el Museo de Louvre.

Paula Santana
29 de septiembre de 2012 - 03:06 a. m.
La Mona Lisa tradicional que reposa en el Museo de Louvre, en París.
La Mona Lisa tradicional que reposa en el Museo de Louvre, en París.

Nadie sabe a ciencia cierta a quién pintó Leonardo da Vinci en La Gioconda: si fue a Lisa Gherardini, Constanza de Ávalos o Gian Giacomo Caprotti, un aprendiz, compañero y posible amante del genial artista del Renacimiento. Incluso se ha dicho que su misterio no está en los labios sino en los ojos, pues hace más de un año expertos encontraron números y letras ocultos en sus pupilas.

En 2005, un estudio científico reveló datos tan asombrosos como irrelevantes cuando un software especializado en la “medición de emociones” llegó a la conclusión de que la Mona Lisa está un 83% feliz, un 9% disgustada, un 6% temerosa y un 2% enfadada. A pesar de los algoritmos y las nuevas tecnologías que magnifican y rebuscan en sus arrugas y en la curvatura de sus gestos la verdadera identidad de la misteriosa mujer, el retrato sigue siendo una obsesión para quienes buscan descifrar sus ensoñados códigos.

Esta semana, una organización conocida como Fundación Mona Lisa, con base en Zúrich, Suiza, presentó en Ginebra una versión anterior a la obra más famosa del genio italiano, la cual permaneció oculta y custodiada en la bóveda de un banco durante 40 años. Antes de terminar allí, la pieza fue descubierta por el coleccionista Hugh Blaker en 1913, en la casa de una familia noble de Inglaterra, donde había permanecido colgada durante un siglo sin llamar la atención.

Después, se sabe, fue enviada a Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial. Pasó a manos del coleccionista estadounidense Henry Pulitzer, que la depositó en un banco suizo mientras escribía un libro al respecto, el cual fue publicado en 1972. Cuando Pulitzer murió, a finales de la década de los 70, la obra pasó a su socia suiza y en 2010 fue comprada por un consorcio internacional.

Creada por hombres de negocios y abogados, esta asociación sin ánimo de lucro ha reunido a historiadores de arte, académicos, curadores e incluso científicos y técnicos que se han consagrado a la investigación y el análisis de la hermana mayor de La Gioconda. Después de cuatro décadas de estudio, por fin han sido reveladas las evidencias históricas, las comparaciones y los exámenes científicos utilizados para respaldar el descubrimiento.

“Hemos investigado esta pintura desde todos los ángulos pertinentes y toda la información recogida apunta a que fue hecha por Da Vinci”, dijo a Reuters Stanley Feldman, miembro de la fundación e historiador de arte.

La Mona Lisa de Isleworth tiene colores más vivos, es más joven y su sonrisa no tiene rastro de misterio. Pese a las pruebas, muchos expertos cuestionan los motivos del anuncio y confrontan la idea de que la obra haya sido hecha por Da Vinci. El escéptico Martin Kemp, profesor de la Universidad de Oxford, afirma que es probable que el retrato sea simplemente una copia de un artista anónimo que “optó por pintar a la mujer más joven”.

“Hay muchas cosas que están mal: el vestido, el paisaje, el pelo, el fondo. Además, está pintado sobre lienzo, algo que Leonardo rara vez hacía”, agrega Kemp. Al igual que la mayoría de las obras del italiano, la Mona Lisa del Museo de Louvre está pintada sobre madera.

Por Paula Santana

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