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Moda para dos universos

Dos desfiles de la edición de Plataforma K 2011, que finalizó este viernes en Barranquilla, dejaron ver que cuando la moda se llena de inspiración y contenido, se traduce en interesantes vestidos.

El Espectador
27 de marzo de 2011 - 02:59 a. m.

Lina Cantillo y sus caballeros punkeros            

A finales de los años 70, Inglaterra veía emerger uno de los movimientos contraculturales que más iba a afectar y fascinar la moda: el punk. Con un lema que gritaba ‘Do it yourself’ (Hazlo tú mismo), este movimiento, que luego en Nueva York cobraría más matices musicales, reivindicaba una cierta independencia del mercado. Buscó así inspiración en todo aquello que la sociedad desdeñaba y declaraba como de mal gusto. Las baratijas se volvieron joyas; la ropa de los obreros, el último grito. Ese universo visual que nutrieron diseñadores como Vivienne Westwood y Malcolm McLaren inundó la colección que la diseñadora barranquillera Lina Cantillo mostró en Plataforma K. Pero lejos de caer en los clichés de la rebeldía, la diseñadora tradujo las líneas rudas y urbanas que inmortalizaron Los Sex Pistols y Los Ramones en su conocido mundo de hombres glamurosos que andan por la calle haciendo alarde de excelsa sastrería.

El negro, por supuesto, fue el protagonista; lo fueron también el juego con los brillos y las texturas, y no importa cuán elegante sea el atuendo, Lina Cantillo hizo posible que siempre se vean bien unas botas militares. “Esta colección reconoce una contradicción, el punk es contestatario, es radical, porque viene de la anarquía del lujo, pero Lina Cantillo lo traduce al universo de los caballeros, como si admitiera que en esa elegancia puede vivir también una cierta inconformidad”, asegura la experta en moda Catherine Villota. Como mandato, la colección de la barranquillera deja entrever los regresos fuertes de los 80 en la moda y el retorno de los pantalones masculinos que se ajustan por toda la pierna.

Rohka y sus mujeres únicas           

Un vestido —lo han anotado los estudiosos de la moda— puede funcionar a la vez como reja o como puente. En tanto reja, una prenda permite distinguirnos, alejarnos, distanciarnos, definirnos de los otros. En tanto puente, esa misma prenda ayuda a crear identidades, vecindades, cercanías con otros a los que nos queremos parecer. Esas bellas funciones que habitan calladas en la ropa que usamos a diario fueron exaltadas en la pasarela de la marca Rohka, de la colombiana María Clara Restrepo y los escoceses Ian Phin, radicados en Italia. Su inspiración, una mujer que logra verse única dentro de una gran masa de mujeres a la que sabe, inevitablemente, pertenece. Así, los abrigos que en su interior esconden faldas y blusas simples, pero de mucha estructura; las camisas blancas, que se combinan con colores brillantes y estampados en faldas, son un comentario sobre la identidad, sobre esa capacidad que tiene la ropa de resumir nuestro mundo más propio.

Como es costumbre en Rohka, esta no fue una pasarela tradicional, desbaratando la idea del desfile clásico esta pareja ha establecido una forma “más participativa” de exhibir la ropa. Rohka ha creado esta vez sobre la pasarela una instalación, una pintura viviente, un cuadro donde los personajes son modelos que llevan el color puesto. Al final, todas descalzas se han posado sobre la tarima para darle el chance al público, ese siempre distante y que ve a la modelo y los diseños como unos intocables, de interactuar, tocar, ver de cerca las costuras y entender en ese inédito acercamiento la esencia de una marca que más que pensar en un tipo de mujer a la que quiere vestir, piensa en lo que esa mujer que quieren cobijar piensa.

“Mostramos una serie de abrigos en distintos materiales, en donde exploramos la silueta, luego vino un juego con algo que nosotros hemos llamado los espejos negros, que son unas telas que reflejan bellísimamente la luz, después ese juego se termina para darle paso a una inundación de color que recorre la pasarela en blusas y faldas que se trepan a la cintura. Esta puede ser una colección de invierno o de verano, puedes usar las mismas prendas, sólo que las usas en cantidades diferentes”, describe la diseñadora María Clara Restrepo.

“Rohka es pura sensibilidad, más allá de una falda, una camisa o un abrigo lindo por dentro y por fuera, cuando Rohka pone en escena cosas crea sensaciones, hace experimentaciones. Esta fue una colección muy genuina, materna, de una feminidad que te abraza”, asegura la editora del portal de moda Fashion Radicals News, Catherine Villota. Por su parte, Ana Lucía Jaramillo, uno de los jurados de moda de la revista Cromos, asegura: “Esta fue una colección fácil, sin rebusque, exquisita, detallada, minuciosa, serena y coherente que pone un punto muy alto para la puesta en escena de los diseñadores. Este desfile demostró que esto no depende del presupuesto o de grandes campañas y patrocinadores, se trata de expresar con sutileza, creatividad y, sobre todo, con contenido”.

Lina Cantillo habla de sus diseños

‘‘La colección Luxurious Punk habla de la evolución del hombre que ha visto las generaciones anteriores y ha trascendido hacia una estética propia, rica en elementos icónicos”.

‘‘Esta es una colección en la que el negro es el color protagonista indispensable, y el gris acero, el azul noche y el blanco serán sus acompañantes”.

Por El Espectador

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