“Bailo desde que tengo uso de razón”, solía admitir la bailarina, la coreógrafa Sonia Osorio, como admitiendo cada vez que lo decía que su destino había estado desde siempre trazado. Su familia solía afirmar que desde que estuvo en pie empezó a bailar. Quienes la conocieron desde pequeña lo confirmaban, recordando aquella vez que a los tres años bailó para la poetisa Gabriela Mistral en un homenaje que le realizaron en Barranquilla. Justamente fue La Arenosa la ciudad donde pasó sus primeros años de infancia, a pesar de haber nacido en Bogotá. Fue a los 9 años, cuando regresó a la capital, en donde empezó su formación en la música clásica y el arte.
Su pasión por la danza, esa misma que pervivió en su cuerpo y que no la abandonó ni siquiera con la tiranía de la edad, fue cultivada en diferentes países del mundo, en donde tuvo contacto con la danza moderna, el tap y el folclor, y aprendió de bailarinas de la talla de Magda Brunner, la figura más importante del Ballet de Viena. Su maestra.
Fue rebelde, transgresora y cuando alguna vez un cura amenazó con excomulgarla por unas palabras impertinentes que escribió sobre los Reyes Católicos, dijo que ella se había autoexcomulgado a los 12 años. Se casó tres veces en épocas en las que el matrimonio era para siempre: primero con un alemán, con quien tuvo dos hijos: Kenneth y Bonny Blue Siefken. Luego, con el maestro Alejandro Obregón, con quien dijo haber vivido los 10 años más felices de su vida. “He medio amado a varios, pero amado amado, sólo a uno”, dijo alguna vez en una entrevista a El Espectador. De ese matrimonio nacieron sus dos hijos Rodrigo y Silvana. Luego contrajo nupcias con un marqués italiano, con quien tuvo a Giovanni Lazoni.
En 1960, Sonia Osorio fundó el Ballet de Colombia Sonia Osorio, un grupo folclórico en el que las raíces ancestrales y tradicionales de Colombia se cruzaron con las técnicas modernas del ballet y el espectáculo. A partir de ese encuentro el Ballet participó en los festivales de danza más importantes en el mundo, así como en los más reconocidos escenarios, como París, Nueva York, Buenos Aires, São Paulo y Montecarlo. Conservando las tradiciones al enriquecerlas con procedimientos clásicos, el Ballet también aportó al posicionamiento de una imagen del país en el exterior.
El año pasado, la mujer que daría una nueva vida a la danza tradicional colombiana, fue condecorada con la Cruz de Boyacá , en el marco de los 50 años de la fundación de su grupo artístico y como reconocimiento de una larga estela de triunfos nacionales e internacionales, llevando con honor el folclor y la imagen del país a los más selectos escenarios en todos los rincones del mundo.
“Una mujer fuera de lo normal, que respeta y quiere que le respeten su independencia”, así se definía Sonia Osorio, seguro así querría que la recordaran.
Reacciones
Ana Consuelo Gómez
Directora de la Academia de Ballet Anna Pavlova
“Uno no podía estar de acuerdo con ella, pero había que admirarla siempre. Se destacó por su tesón, disciplina y constancia. Era una mujer de armas tomar”.
Yamid Amat
Director del noticiero CM&
“Partió Sonia Osorio, orgullo colombiano. Saludo con todo corazón a su familia, abrazo a mi hermano del alma Gionvanni Lanzonni”.
Piedad Córdoba
Exsenadora
“Que en paz descanse Sonia Osorio, un orgullo colombiano”.
Álvaro Restrepo
Fundador y Director del Colegio del Cuerpo
“Aunque nunca compartí su visión sobre la danza y la utilización del folclor, fue una gran luchadora, fue admirable su labor. Lamento su fallecimiento”.
Alexandra Piraquive
Senadora
“Con tristeza recibo la noticia del fallecimiento de Sonia Osorio, una visionaria que universalizó la música y los bailes colombianos”.
Isadora de Norden
Directora general Encuentros para la Promoción y Difusión del Patrimonio Inmaterial
“Me pone muy triste su fallecimiento”.
Mónica Gallego
Directora de la Academia Petipa
“Hay que resaltar que Sonia se preocupó por difundir nuestra danza tradicional colombiana. Ese fue su gran mérito”.
Las sentencias de Sonia Osorio
‘‘Bailo desde que tengo uso de razón. En mi familia decían que cuando me pusieron de pie por primera vez, empecé a bailar”.
‘‘En Colombia hay una mentalidad económica que limita la gestión. Son pocos los que trabajan con la cultura si no hay un beneficio económico”.
‘‘A mi papá no le gustaba que fuera actriz, decía que ya era suficiente con que estuviera en el ballet”.
‘‘Los que mandan no se han tomado el trabajo de difundir el folclor con mayor fuerza”.
‘‘Me pueden dar todos los premios del mundo, pero que mi país me dé un reconocimiento, no tiene nombre”.
‘‘El arte, si se toma con ánimo y entrega, es un camino posible”.
‘‘Al Carnaval le hace falta mayor esplendor, más ensayos y coreografía”.
‘‘Una vez iba a bailar en una presentación y me pusieron un vestido largo. Como yo estaba loca por mostrar las piernas, mientras avisaban el acto corté el vestido con una tijera, salí y la gente aplaudía”.