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Cámara Baja de EE. UU. aprueba el proyecto del techo de deuda, ¿qué significa?

Republicanos y demócratas se vuelven a enfrentar por el aumento del techo de la deuda. Estados Unidos vuelve a medirse al escenario de una calamidad fiscal.

26 de abril de 2023 - 10:32 p. m.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que vetará el proyecto si llega a su escritorio.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que vetará el proyecto si llega a su escritorio.
Foto: EFE - AL DRAGO / POOL
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La Cámara de Representantes de los Estados Unidos, de mayoría republicana, aprobó este miércoles un proyecto de ley para elevar el límite de la deuda de la nación en US$1.47 billones, una cifra que el gobierno considera insuficiente para continuar con los programas nacionales al ritmo que se necesita.

Con este proyecto, la administración de Joe Biden tendría que realizar grandes recortes en sus programas. Estados Unidos, cabe destacar, ya alcanzó el techo actual, fijado en US$31.4 billones, y necesita fondos para ponerse al día con sus facturas.

El proyecto, que según la Casa Blanca será vetado por el presidente estadounidense si llega a su mesa, fue aprobado por 217 votos a favor y 215 en contra. Los republicanos tienen una ajustadísima mayoría en la Cámara Baja. Pero acá no termina la historia. La iniciativa tiene pocas posibilidades de prosperar en el Senado, donde los demócratas son mayoría. El documento será debatido en los próximos días.

¿Qué significa todo esto? Le explicamos.

¿Qué es el techo de la deuda nacional?

El gobierno estadounidense, año tras año, gasta más de lo que recoge de los impuestos para todo su funcionamiento.

Que los ingresos fiscales no vayan al ritmo del gasto tiene mucho que ver con los recortes de impuestos aprobados durante las administraciones republicanas.

En contraste, los gobiernos demócratas, al aumentar impuestos, condujeron en su momento a un escenario muy raro: un superávit presupuestario que permitían reducir la deuda pública.

Para compensar ese déficit que existe, por gastar más de lo que se recoge, el gobierno federal pide prestado dinero para pagar sus cuentas.

Desde 1917, el Congreso impuso una restricción para controlar cuánto puede pedir prestado el gobierno. A eso le llamamos el techo de la deuda nacional.

Lo que ocurre ahora es que como la Reserva Federal ha aumentado las tasas de interés, para controlar la inflación en el país, el gobierno también ha tenido que pagar más por la deuda nacional. Así, el dinero para los programas sociales es menos.

En el año fiscal de 2022, el gobierno gastó más en el pago de intereses (US$213 mil millones) que en los programas sociales (US$63 mil millones).

Así llegamos a la actualidad: el gobierno Biden espera que el Congreso aumente más el techo de la deuda para poder pedir más dinero prestado y mantener a flote los costos del gobierno federal. Estos son amplios, desde la salud, las operaciones en el extranjero o la construcción de carreteras, entre muchas otras cosas. ¿El problema para Biden? Los republicanos, en control de la Cámara Baja, no quieren aumentar la deuda. En cambio, quiere recortes a los programas.

¿Qué quieren los republicanos?

El proyecto presentado por los republicanos y aprobado en la Cámara el miércoles, titulado Ley de Limitar, Ahorrar y Crecer, propuso recortes considerables a los programas nacionales y al presupuesto del Pentágono. El documento plantea devolver los fondos que se giran a las agencias federales, es decir, el dinero para gastar en los programas, a los niveles de 2022.

Entre los gastos que los republicanos buscan cortar está la condonación de préstamos estudiantiles que hizo el presidente Biden, la derogación de créditos fiscales para la energía verde y eliminar los fondos dirigidos al Servicio de Impuestos Internos que fueron promulgados como parte de la Ley de Reducción de la Inflación. Esto último quiere decir que buscan recortar los impuestos.

¿Qué tenemos en concreto? Menos dinero para los programas sociales. Una pésima noticia para Biden de cara a las elecciones de 2024, por lo que no quiere dar su brazo a torcer.

Con esto, los republicanos esperan reducir el déficit en US$4.8 millones en los próximos 10 años. Pero no es todo: su plan también quiere acelerar proyectos de perforación petrolera, así como eliminar la financiación para responder a la pandemia de Covid-19.

Un momento: los problemas apenas empiezan.

¿Qué pasa si EE. UU. no paga su deuda?

Acá está el verdadero problema para Biden. Como señalamos al principio, el proyecto aprobado en la Cámara se hundirá en el Senado porque los republicanos no tienen la mayoría allí. Los demócratas, en control de la Cámara Alta, no aprobarán este plan porque saben que implicaría recortar sus programas insignia e incumplir sus promesas con los votantes. Sin embargo, el país necesita dinero para pagar sus facturas.

Si no hay fondos, Estados Unidos podría arriesgarse a un incumpliendo de su deuda. Eso tendría consecuencias “desastrosas” para la economía estadounidense, en palabras de Li Zhow, reportera de Vox. Habría millones de empleos perdidos, tasas de interés más altas y un mayor impacto en el PIB. Incluso podría rebajarse la calificación crediticia de Estados Unidos.

“No podría pedir dinero prestado para pagar el Seguro Social, emitir reembolsos de impuestos o pagar los salarios de los trabajadores federales y miembros de las fuerzas armadas”, señalaron Amber ´Phillipsy y Mateo Brown de The Washington Post.

Para evitar este escenario, el Congreso tiene que subir el techo de la deuda para que el gobierno pueda tener fondos para pagar sus deudas, como ya hemos explicado. Pero los republicanos no quieren dar el dinero fácilmente: a cambio de subir el techo de la deuda, los representantes del Partido Republicano quieren que el gobierno abandone muchos de sus proyectos sociales.

En este tire y afloje, los republicanos están usando el incumplimiento de la deuda del país como una herramienta agresiva para obligar a Biden a hacer lo que quieren, como eliminar programas gubernamentales que son emblemas de su agenda.

El escenario no es nada fácil, pero no es nuevo. Para concluir y entenderlo mejor, nos vamos a remontar a 2011, cuando Estados Unidos estuvo a 72 horas de incumplir con el pago de su deuda.

“El viernes antes de la fecha límite, no estaba seguro de si íbamos a lograrlo”, le dijo Rohit Kumar, asesor principal del senador republicano Mitch McConnell, uno de los negociadores en el acuerdo para subir el techo de la deuda.

Barack Obama era presidente y los republicanos tenían el control de la Cámara Baja. Es un escenario muy similar al de hoy. El país había superado el tope de gasto y necesitaba más dinero. Los republicanos, opuestos a cualquier incremento, obligaron a Obama a ofrecer recortes de gastos, pero la negociación no fue nada fácil. Las conversaciones fracasaron y llevaron por poco a que el país se declarara en quiebra. Al final, Obama alcanzó un acuerdo tres días antes del límite, gracias en parte al papel de Biden en el Congreso como mediador. El expresidente demócrata terminó haciendo varias concesiones y recortando muchos gastos en programas como Medicare, tal y como querían los republicanos, para poder tener los fondos para pagar las facturas del país.

“Sin embargo, cuando se aprobó el proyecto de ley, parte del daño económico ya estaba hecho. Debido a que EE. UU. estaba tan cerca del incumplimiento, el mercado de valores ya se había hundido y el costo de los préstamos también había aumentado para el gobierno. Los costos de endeudamiento más altos significan efectivamente que el gobierno tiene que pagar más por los préstamos y tiene menos recursos para gastar en inversiones públicas como infraestructura”, recordó Zhou en Vox.

La agencia de calificación crediticia S&P rebajó la calificación crediticia del país por primera vez en la historia de EE. UU., indicando a los compradores potenciales que asumir deuda de EE. UU. no era una opción confiable. A este escenario es el que nos enfrentamos ahora: una lucha política que impactaría a la primera economía del mundo en tiempos de incertidumbre. Solo que las condiciones son peores. Las cuentas ajustadas en la Cámara podrían llevar a los republicanos a ser aún más extremistas.

“Debo decir que las condiciones para que salga algo bueno de esto ahora, además del aumento en el límite de la deuda, son incluso menos favorables que en 2011″, le dijo Jason Furman, economista involucrado en las conversaciones de 2011, por parte de la Casa Blanca, a Vox.

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