Héctor Rodríguez, el “Guaidó” del chavismo

En un momento en el que el oficialismo venezolano no cuenta con alta popularidad, el joven gobernador del estado de Miranda se perfila como una de las cartas de la renovación del chavismo. Se especula que a futuro podría ser el sucesor de Nicolás Maduro.

Jesús Mesa / @JesusMesa
16 de julio de 2019 - 03:00 a. m.
Héctor Rodríguez y Nicolás Maduro durante un acto político en Caracas. / AVN
Héctor Rodríguez y Nicolás Maduro durante un acto político en Caracas. / AVN

Poco se sabe de lo que el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana están negociando en Barbados, salvo que la agenda se compone de seis puntos. El hermetismo que ha rodeado las negociaciones ha sido mayúsculo, pero no ha evitado que se filtren algunos detalles. Desde el gobierno confirmaron que uno de los temas en discusión es la conformación de un nuevo calendario electoral. La discrepancia está en que mientras la oposición exige unas presidenciales, el oficialismo ha hablado de la posibilidad de unas parlamentarias.

De darse una nueva elección presidencial, opción preferida por la oposición y los gobiernos que los respaldan, el oficialismo sabe que una candidatura de Maduro podría ser perjudicial. El presidente cuenta con una aprobación de apenas el 12 %  y las firmas encuestadoras le anticipan una posible derrota en una contienda electoral con Juan Guaidó, líder opositor y jefe del Parlamento, cuya aprobación está por encima del 60%.

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El gobierno chavista se encuentra así en una encrucijada. Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, herederos naturales del Socialismo del siglo XXI, también son impopulares y han sido sancionados por parte de Estados Unidos. Su margen de maniobra en el plano internacional es mínimo y de allí la necesidad de renovar sus liderazgos, como lo hiciera la oposición a principio de año con Guaidó.

“Con el surgimiento de un joven líder como Guaidó, la única opción que queda es Héctor Rodríguez. Si se acuerda una elección democrática, Rodríguez sería el candidato”, dice a Bloomberg el politólogo Luis Salamanca, de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas.

El nombre de Héctor Rodríguez, actual gobernador del estado de Miranda, se menciona en algunos círculos chavistas como la mejor chance del oficialismo para mantenerse en el poder si se llegan a organizar unas nuevas elecciones. El joven dirigente, de 37 años, es un chavista convencido, pero moderado en sus palabras. Cercano al PSUV, pero con buenas relaciones con la oposición. Es también alguien alejado de los escándalos de corrupción que rodean a otras figuras fuertes del chavismo.

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“Es joven, no ha manejado cuerpos represivos y no se le ha asociado con escándalos de corrupción. Es en muchos sentidos una figura más probable de lo que el mismo Juan Guaidó era. Eso le ayuda”, indica Víctor Mijares, politólogo y profesor de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.

El de Rodríguez ha sido uno de los rostros más visibles de las negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición que se adelantan en Barbados. El gobernador hizo parte de la delegación de Maduro que estuvo en Noruega en los diálogos exploratorios y es también una ficha clave en el proceso en la isla caribeña. Un hombre que hasta hace poco era desconocido, pero que de a poco se ha transformado en uno de los hombres de confianza de Nicolás Maduro y uno de los nuevos rostros del chavismo.

Durante sus años universitarios, Héctor Rodríguez se destacó como un importante líder estudiantil. Tenía solo 19 años cuando Hugo Chávez consiguió la presidencia de Venezuela en 1999, y hace parte de la generación 2007, conformada por varios líderes políticos que se formaron en las aulas de la facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. De hecho, compartió salón con importantes dirigentes de la oposición como Miguel Pizarro y Stalin González, entre otros.

Sin embargo, Rodríguez forjó su nombre como un líder estudiantil chavista. El hoy gobernador de Miranda llamó la atención de Hugo Chávez por primera vez por su papel en la defensa al gobierno durante una ola de protestas en 2007 tras el cierre del canal de televisión RCTV. Al año siguiente, Chávez lo nombró jefe de gabinete y desde entonces su carrera ha ido en ascenso. Fue ministro de Educación, la Juventud y el Deporte, y dirigió el PSUV en la Asamblea Nacional.

Rodríguez consiguió su victoria más importante en 2017. Por un estrecho margen del 6 %, en una elección que la oposición denunció como fraudulenta, el líder chavista le arrebató el estado de Miranda a la oposición. Unas elecciones que no contaron con la participación del exgobernador Henrique Capriles, tras haber sido inhabilitado para ejercer cargos públicos.

Pero más allá de la forma en que llegó a su actual cargo, Rodríguez ha buscado diferenciarse de quienes se consideran “la línea dura” del chavismo. Es reconocido como un hombre “equilibrado” e importantes opositores ven en él a una persona valiosa dentro del oficialismo. De allí el porqué Nicolás Maduro le habría confiado la tarea de buscar canales de diálogo con ellos venezolana.

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Dirigentes opositores interpretan esta movida como una más para seguir mostrando a Héctor Rodríguez como un dirigente del PSUV y del chavismo con proyección y crecimiento. Sin embargo, en medio de esta situación tensa, de la que poco se sabe, que su nombre sea postulado como “presidenciable” podría afectarlo a largo plazo, según expertos.

“Facciones de la coalición chavista podrían identificarlo como un elemento blando, quizá dispuesto a negociar con la oposición, y que podría afectar sus intereses”, explica Víctor Mijares. “No está en una situación cómoda y lo sabe, de allí que evite descollar y se pliegue a la línea oficial del partido”, agrega el analista.

Por ahora, el mismo Rodríguez no le ha dado importancia a estas versiones. Dice que los rumores de una candidatura suya son orquestados desde la oposición “para dividir al chavismo” y, siempre que ha podido, ha enaltecido el papel y liderazgo de Maduro en el proceso de diálogo.

Pero dentro del chavismo saben también que si quieren tener un futuro a largo plazo, este no dependerá del legado del actual —e impopular— presidente, sino de su capacidad de renovación, con caras nuevas. Caras como las de Héctor Rodríguez.

Por Jesús Mesa / @JesusMesa

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