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¿Por qué no empieza el cónclave para elegir al nuevo papa?

Los cardenales, reunidos desde el lunes en el Vaticano, miran los números y cuentas de la Iglesia. Hay varios temas polémicos.

Redacción Internacional
07 de marzo de 2013 - 08:05 p. m.
Los cardenales reunidos en El Vaticano revisan las cuentas. / AFP
Los cardenales reunidos en El Vaticano revisan las cuentas. / AFP

Una de las cosas que le reconocen al papa emérito, Jospeh Ratzinger, es que logró avanzar en la transparencia de las cuentas del Vaticano y la lucha contra el blanqueo de capitales. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, sobre todo en África en donde la corrupción llega hasta el dinero bendito. Eso, sumado a la crisis económica global ha hecho que cada vez llega menos dinero al Óbolo de San Pedro (todas las iglesias le envían al Vaticano el 50% de la limosna).

El tema no es menor. Por eso los 151 cardenales reunidos en el Vaticano desde el pasado 4 de marzo para preparar el cónclave examinan con lupa las finanzas que heredará el sucesor de Benedito XVI.Los purpurados, entre ellos todos los 115 electores, tras la llegada del vietnamita Jean Baptiste Phan Minh Man, el único que faltaba, han examinado la situación económica de la Santa Sede y en particular del Banco del Vaticano, centro de tensiones internas que desembocaron en el llamado 'Vatileaks', la filtración de cartas y documentos confidenciales del Papa a la prensa.

Es famosa la frase de Paul Marcinkus, arzobispo norteamericano y presidente del Instituto para las Obras Religiosas (IOR) entre 1971 y 1989, quien aseguró que "la Iglesia no se administra con avemarías". Por eso, una de las cosas que hizo, antes de partir a su retiro Benedicto XVI, fue dejar nombrado al director del Banco Vaticano. Luego de una lucha de poder con su antigua mano derecha, Tarcisio Bertone, Ratzinger aseguró dio su última batalla y dejó al frente de la institución al barón Ernst Von Freyberg, caballero de la poderosa Orden de Malta y constructor de buques de guerra.

Fue Bertone, quien promovió la destitución del anterior presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, amigo de Ratzinger y representante del Grupo Santander en Italia, además de ser miembro del Opus Dei. Lo nombró el entonces papa en 2009 para luchar contra la corrupción vaticana, pero tan pronto comenzó a luchar contra las mafias internas, fue renovido del cargo.

Los cardenales a cargo de tres "ministerios" económicos expusieron ante los purpurados la situación de las finanzas del Vaticano , según informó el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi. "Fueron intervenciones sintéticas y claras, según el propio sector. Ellos estarán a disposición de aquellos que quieran más información y detalles", aseguró. "No puedo decir nada sobre el contenido de las intervenciones, sólo algo general. Pero es obvio que los cardenales pueden hablar entre ellos de ese argumento", reconoció Lombardi al ser interrogado sobre los escándalos de Vatileaks.

Hace tres años la justicia italiana abrió una investigación judicial contra dos directivos del Banco del Vaticano, que tiene un patrimonio de 5.000 millones de euros, por violar las leyes italianas sobre el blanqueo de dinero. La mayor publicación religiosa italiana, Famiglia Cristiana, con un millón de lectores, pidió esta semana que el Banco del Vaticano, conocido como el Instituto de Obras para la Religión (IOR) , se convierta en un "banco ético" y que salga del sistema financiero mundial.

El diario italiano La Repubblica reveló este jueves que al menos 20 personas, tanto laicos como religiosos, contribuyeron a la fuga de documentos confidenciales de Benedicto XVI con el fin de denunciar a las estructuras internas de la Iglesia , desmintiendo la tesis de que el ex mayordomo del pontífice, condenado y sucesivamente perdonado, operó sin cómplices.

La entrevista anónima a uno de ellos resulta una suerte de advertencia a la jerarquía de la Iglesia católica sobre la necesidad de una mayor transparencia en la gestión interna, marcada por intrigas, abusos de poder y tráfico de influencias a través de un "lobby gay", según la publicación, lo que fue tajantemente desmentido por el Vaticano.

"Queremos una operación limpieza", asegura el anónimo. Para el vaticanista Marco Politi, el escándalo aceleró la decisión de renunciar de Benedicto XVI y pesa en los debates de las congregaciones para la reforma de la Curia Romana. "Van a trazar el perfil del hombre que buscan, el cual debe tener la fuerza de llevar a cabo la reforma", sostiene Politi, autor del libro "Joseph Ratzinger, crisis de un papado".

Según medios de prensa local, los cardenales italianos, al parecer, han perdido la batalla por una elección rápida, y es posible que la fecha del cónclave no se anuncie esta semana. “Están divididos por temas y no tanto entre progresistas y conservadores", sostiene el historiador Alberto Melloni, autor del libro "El Cónclave”, quien criticó la prohibición de hablar con la prensa a los purpurados.

"Una idea de Joseph Ratzinger lanzada en el 2005 cuando era decano del colegio cardenalicio. (...) El secreto aumenta la morbosidad", comentó. Si bien los influyentes purpurados estadounidenses aceptaron guardar silencio ante la prensa, como solicitado elegantemente por el Vaticano, y cancelaron su charla diaria con los periodistas, dentro de las murallas del Vaticano se están abordando los temas centrales para el futuro de la Iglesia.
 

Por Redacción Internacional

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