Publicidad

Ser homosexual: una felonía inexcusable

Se investiga si Omar Seddique Mateen mató a 49 personas en un bar de Orlando guiado por la homofobia. Mahmoud Hassino, creador de la primera revista para la comunidad LGBTI en Siria, explica la persecución a este colectivo en su país.

Juan David Torres Duarte
19 de junio de 2016 - 02:00 a. m.
Ser homosexual: una felonía inexcusable
Foto: EFE - JIM LO SCALZO

En su juventud, el célebre neurólogo Oliver Sacks le confesó a su padre que era homosexual y le rogó que guardara el secreto. Temía, sobre todo, la reacción de su madre, porque sabía de antemano que, pese a que “era tan abierta”, también tenía cierta afición por los versos del Levítico: “No te acostarás con varón como con mujer: es abominación”. Pero su madre se enteró y le dijo, como repitiendo el pasaje bíblico: “Eres una abominación. Ojalá no hubieras nacido”.

Entonces, en 1951, ser homosexual en Inglaterra, la tierra natal de Sacks, era un delito que se castigaba con prisión (como le sucedió a Oscar Wilde) o con la castración química (como le sucedió a Alan Turing). Eran medidas de Estado contra la sodomía, que tiempo después fueron anuladas. Sin embargo, salvo si se consideraba heterosexual, un inglés tenía mejores ventajas de supervivencia si resguardaba consigo su orientación sexual.

Ciertos sirios de la comunidad LGBTI están hoy en un dilema similar, pero de consecuencias más extensas. Por un lado, quieren sobrevivir en medio de una guerra entre bandos infinitos, enemigos entre todos; por el otro, quieren expresar su sexualidad sin ser juzgados ni —como de seguro les sucedería— asesinados. En sus publicaciones en red, el Daesh se jacta de asesinar homosexuales lanzándolos desde altas terrazas, con los ojos vendados, sin juicio justo ni voz ni voto, del mismo modo en que Omar Mateen asesinó a 49 personas en Orlando hace una semana.

Mateen acudió a un método letal, entrar disparando a un local lleno de homosexuales, pero no es el único modo. Sus derechos son sitiados no sólo por las armas, sino también por las leyes. Casi toda África y los países del Golfo Pérsico encuentran execrable que un hombre esté con otro hombre. En Irán pueden ser condenados a pena de muerte. En Mauritania los apedrean amparados en el Código Penal. En Nigeria es una felonía inexcusable. En Sudán los condenan a muerte si cometen sodomía tres veces. En Yemen, un hombre casado que tiene sexo con otro hombre casado paga con una pedrea.

De modo que las tácticas del Daesh no son novedosas: son herramientas legales utilizadas en un contexto ilegal. En la ejecución reciente de un homosexual, publicitada por redes, los militantes del Daesh sugieren las palabras del Levítico: “Estos son los límites dispuestos por Alá”. La gente se reunió en una plaza pública para observar la muerte. Y entonces en el tope del edificio, una construcción vacía y gris, se vio a un hombre con los ojos vendados, descalzo. Sus verdugos lo empujan y él va cayendo recto, con los brazos enganchados a sus costados, como en un clavado de altura. Tan pronto retumba contra el suelo, un grupo de hombres le lanza piedras para reafirmar su muerte.

Mahmoud Hassino tiene la certeza de que unos y otros son maniáticos, sin importar su religión: tienen un arma en la mano y matan gente inocente. Hassino, que nació en Siria y creció en Arabia Saudita, está hoy refugiado en Berlín. Es director de la revista Mawaleh, la primera publicación siria dedicada a la comunidad LGBTI, y organizador del primer concurso Mr. Gay Siria, en mayo de este año. También trabaja diez horas a la semana con refugiados de la comunidad LGBTI que huyen de la guerra en Siria. Dado que no hay cómo salvarse, muchos de ellos se han ido, incluso sin confesarse ante sus padres (lo de Sacks es de cierto modo un milagro), y han conformado comunidades, por ejemplo, en Turquía. Fue allí donde se realizó Mr. Gay Siria. Hussein Sabat, de 24 años, fue el ganador, pero no pudo asistir al concurso mundial porque le negaron la visa. Sigue en Turquía, donde han intentado secuestrarlo y donde ha sido golpeado. Incluso en los países más tolerantes, las agresiones persisten.

Mawaleh es publicada en árabe y trata sobre sexualidad, política y temas de género. Según sus escritos, Hassino ha tenido un desacuerdo constante con la religión y el único modo de crear una resistencia ha sido con palabras y con organización. Habla de las agresiones contra homosexuales en Siria, uno de los lugares más peligrosos para la libertad sexual.

¿A qué se enfrenta la comunidad LGBTI en Siria?

Siria tiene una situación muy complicada, está dividido en diferentes áreas, controladas por facciones del Gobierno y de los rebeldes. Las fuerzas oficiales están abusando de manera sistemática en puntos de control: golpean, chantajean y violan a los homosexuales. Y la violencia escala en las áreas de los radicales islámicos. También ha habido un incremento de la homofobia entre la comunidad, pese a que no hemos encontrado ningún caso de agresión homofóbico por parte de civiles, excepto en zonas kurdas.

¿Por qué los homosexuales son las víctimas usuales en los conflictos?

No son las víctimas usuales. Son parte de las víctimas. Todos los sirios son asesinados por el Daesh, por el régimen o por cualquier otro. El problema es que los homosexuales son más vulnerables. Cuando el crimen es contra un homosexual por su homosexualidad, eso significa que es un grupo que está en la mira. Ya ha pasado. Sabemos qué pasó en la segunda Guerra Mundial: los homosexuales son de las primeras víctimas.

¿Alguien está en defensa de los homosexuales en Siria?

No hay nadie interesado porque no hay financiación. Las organizaciones en Turquía, por ejemplo, tratan de hacer algo, pero tienen poco apoyo. Estos ataques son utilizados sólo para atacar a Daesh: cuando quieren acusarlos, en vez de levantar las armas contra ellos, dicen que están matando homosexuales. Pero cuando pides ayuda para protegerlos, nadie da un peso.

Sobre la masacre de Orlando, ¿no es extraño que eso pase en EE.UU.?

No me parece extraño porque Estados Unidos sigue siendo un país homofóbico. Es un lunático que tiene acceso a las armas, no importa si era musulmán o lo que fuera. Su religión no me importaba en principio, porque esos tiroteos pasan todo el tiempo. Sólo resulta que era musulmán y disparó contra homosexuales. Y muchos comentaron en Internet con odio: alguien dijo que le habían disparado a pervertidos, no a personas inocentes. En un país donde se están discutiendo leyes para negar ciertos servicios a los LGBTI, no creo que sea extraño escuchar sobre estas muertes. Sólo que fue masivo, infortunadamente, y lo realizó un musulmán.

Usted trabaja con refugiados LGBTI. ¿Europa los está ayudando?

No. De hecho, es horrible. No hay definición de qué es una persona LGBTI en las leyes de asilo. Esas leyes están desactualizadas. Fueron creadas tras la segunda Guerra Mundial, para responder a algo que estaba pasando entonces. Es muy difícil para la comunidad LGBTI acceder a servicios especiales. Algunas organizaciones alemanas comenzaron a trabajar con los refugiados por sí mismas, pero no tenían el contacto político necesario para obtener esta protección. Considerando el número de refugiados y el número de personas que podemos acoger en nuestra institución (sólo tenemos espacio para 122), no creo que lo que se haya hecho haya sido suficiente. Sobre todo porque están más traumatizados, son más vulnerables, son más atacados y tienen una razón adicional para huir de sus países.

Pero podemos pensar que hay avances si hacen un concurso de belleza gay en un país tan religioso. ¿Cómo ha sido eso?

Ha tenido subidas y bajadas. Tuvimos que retroceder bastante porque Hussein (Sabat) no obtuvo la visa y no participó en el concurso mundial (en Malta), ni tampoco atrajimos la atención de los medios tanto como lo queríamos. Ahora pienso en un plan B. Mi idea original era tener este concurso singular y crear cierto ruido entre los medios sobre los LGBTI refugiados en Turquía. Aún tratamos de hacerlo. Estamos haciendo un filme sobre toda la historia.

¿Podría hablarme un poco más de su centro de acogida?

Es como la mayoría de los campos para refugiados. Lo administran los servicios sociales, nosotros somos operadores. Tratamos de operar de una manera muy alegre, muy gay. (Ríe). El equipo es muy bueno y nuestra organización está muy interesada en trabajar con refugiados.

 

* Esta nota fue escrita gracias a la invitación de Deutsche Welle.

Por Juan David Torres Duarte

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar