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¿Por qué ha fracasado la educación sexual en Colombia?

Fracasó la educación sexual en Colombia. A esa conclusión llegó el país al conocer el pasado 1 de febrero los resultados de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud realizada por Profamilia en el 2005.

Elvia Vargas Trujillo
25 de abril de 2008 - 08:25 p. m.

En ese momento diversos sectores se pronunciaron frente al tema y plantearon sus argumentos para explicar la situación. ¿Cuántas de esas explicaciones estaban basadas en resultados investigativos? Muy pocos, por no decir ninguno.

Efectivamente, el conocimiento popular y el sentido común fundamentan la mayoría de las explicaciones que, en Colombia, se han propuesto frente al problema del embarazo en la adolescencia. Estas iniciativas desconocen que los programas que pretenden modificar los problemas sociales y de salud que afectan a la población tienen mayores probabilidades de éxito cuando se basan en hallazgos de la investigación.  

Los datos del estudio realizado en el 2004 por el CEDE y  el Grupo Familia y Sexualidad de la Universidad de Los Andes, mostraron que la falta de eficacia de la educación sexual que se viene implementando en el país desde 1993 obedece a que las acciones se limitan a proporcionar información sobre planificación familiar, infecciones de transmisión sexual, embarazo y aborto. Estas propuestas educativas no toman en cuenta que las decisiones sexuales de las y los jóvenes están determinadas por aspectos tales como sus creencias frente a lo que significa ser hombre o mujer en la actualidad, sus expectativas con respecto a las relaciones románticas y sexuales y su papel en los procesos de seducción y conquista, sus necesidades de aceptación, reconocimiento y valoración, sus percepciones acerca de las normas que regulan la actividad sexual en el contexto familiar y social en el que se mueven, entre otros.

El estudio también señaló que el fracaso de la educación sexual en el país tiene que ver con el hecho de que los responsables de su ejecución son “expertos” invitados por las instituciones educativas para realizar conferencias que pocas veces tienen en cuenta las necesidades específicas de las y los jóvenes. El contenido de dichas presentaciones tiende a ser el mismo y, por lo tanto, ignora asuntos tan relevantes como la edad de la audiencia, el contexto del que proviene y su experiencia previa tanto con el tema como con las relaciones románticas y sexuales. Estas acciones no logran el efecto deseado por varias razones, pero la más importante es que la información que llega a destiempo, en un contexto desprovisto de la cercanía emocional que requiere el abordaje de estos temas, no responde a las inquietudes que van surgiendo con la edad y no favorece el desarrollo de una sexualidad saludable. La situación se agrava si se considera que la calidad de las intervenciones varía en función de los recursos financieros y humanos disponibles en las instituciones y comunidades, siendo más deficientes en las más vulnerables. Lo más grave es que este tipo de intervenciones mantienen la creencia infundada según la cual “la mayoría” de adolescentes tiene relaciones sexuales, en tanto que no aclaran que sólo la tercera parte de jóvenes tiene relaciones sexuales antes de los 18 años. Esta creencia es un factor determinante de la edad de inicio de relaciones sexuales.

Por último, el estudio mostró que niños, niñas y  jóvenes no disponen de espacios de interacción seguros y confiables para plantear sus inquietudes acerca de la sexualidad y para obtener respuestas oportunas, precisas y científicas porque tanto en la familia, como en las instituciones de educación y salud, los adultos se sienten incompetentes para asumir los procesos de formación en sexualidad de niños, niñas y jóvenes. Efectivamente, quienes constituyen los principales agentes de socialización sexual también tienen dificultades de acceso a programas educativos sobre el tema de la sexualidad,  por lo cual se sienten inseguras sobre su papel en el proceso de educación sexual y sobre su capacidad para asumir eficazmente su tarea.

Ph.D.
Grupo Familia y Sexualidad
Departamento de Psicología Universidad de los Andes
elvargas@uniandes.edu.co

Por Elvia Vargas Trujillo

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