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Instalada base ecológica en la Antártida

En medio de temperaturas extremas cercanas a los 20 ºC bajo cero y con vientos soplando a 200 km/hora, en Tierra de la Reina Maud en la Antártida, territorio Noruego, un grupo de ingenieros y científicos concluyeron este mes la construcción de la primera fase de la estación “Princesa Elisabeth”, la primera base polar 100% ecológica.

El Espectador
14 de marzo de 2008 - 09:26 p. m.

El científico belga Alain Hubert y su equipo de expedicionarios de la Fundación Polar Internacional, que lidera el proyecto, arribaron a Bruselas esta semana y ofrecieron detalles de la odisea que comenzó a planearse desde 2004 cuando el gobierno de Bélgica, con el apoyo de un grupo de empresas privadas, encargaron el diseño y construcción de la base.

"Aunque la estación ya puede considerarse funcional, hacen falta los sistemas interiores de tratamiento de aguas, electricidad, equipamiento científico y otras facilidades internas”, afirmaron los representantes de la Fundación Polar Internacional. Ese será el objetivo de la próxima expedición planeada para noviembre de este año, una vez concluya el inclemente invierno polar.

La estación Princesa Elisabeth, construida para obtener información sobre el cambio climático, será la primera estación polar que se alimente con energías renovables en su totalidad. El sol y el viento aportarán el 95% de su gasto energético. pero ahí no se agota su vocación ecológica. Esta “cabaña” ultramoderna cuenta con tecnología de punta para evitar que el calor se escape manteniendo una temperatura de 18 a 20 grados Celsius, sistemas de recolección de agua a partir de la nieve, un biorreactor que permitirá reciclar esta misma agua y descomponer los residuos sin contaminar el lugar.

Si bien es cierto que otras de las estaciones establecidas en este territorio utilizan energías renovables, ninguna hasta ahora dependía exclusivamente de ellas y se apoyaban en combustibles. Así es que la “nueva casa” en la Antárdida se convierte en el último modelo de una larga tradición que comenzó en 1904 cuando los argentinos establecieron la primera base, Orcadas, y a la que le han seguido mas de 100 construidas por 20 países.

Cuatro meses tomó a los expertos terminar esta primera fase. Habían partido del puerto de Amberes, en Bélgica, el pasado 6 de noviembre en el barco ruso Ivan Papanin. La expedición incluyo 57 personas, contando a la tripulación, y su voluminosa carga ocupó 106 contenedores además de cuatro vehículos oruga y dos grúas.

La estación ha sido diseñada para albergar máximo 20 personas durante el verano y está ubicada en la zona este del continente polar, entre la base rusa Novolazarevskaya y la japonesa Syowa. El presupuesto para su construcción ascendió a 12 millones de euros aportados casi exclusivamente por empresas privadas entre las que se encuentran Schneider Electric. Alpro, Dexia, Lhoist, Electrabel, Volkswagen, entre otras.

Sus promotores han afirmado que la “Princesa Elisabeth” prueba que se pueden construir edificios que no atenten contra el medio ambiente incluso en condiciones tan extremas como las polares.

Por El Espectador

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