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Freddy Padilla De León, personaje del año

Las operaciones de las Fuerzas Militares en 2008 han sido sobresalientes, sin duda alguna. Dos operaciones llaman la atención, no sólo por su dimensión, sino por los efectos de su resultado.

Rafael Pardo Rueda / Especial para El Espectador
07 de diciembre de 2008 - 12:00 a. m.

La primera es la operación contra el campamento de alias Raúl Reyes. Desde el punto de vista militar, que es la responsabilidad en los hombros del general Padilla, la operación que permitió dar de baja a alias Raúl Reyes, en la que también participó la Policía, fue un modelo de planificación y de ejecución. La excelencia militar de esta operación es incuestionable.

Las críticas que se han dado porque el evento ocurrió en territorio ecuatoriano y sin autorización de su gobierno, caen en el ámbito de responsabilidad de las instancias políticas, o sea Ministro y Presidente, no sobre la cabeza del estamento militar. Los debates que esta acción suscitó, no de mi parte pues yo hubiera hecho lo mismo en esas circunstancias, no afectan lo que fue la conducción militar de esta operación.

El ámbito de la responsabilidad del mando militar en cabeza del general Padilla estuvo en la obtención de la inteligencia, en su análisis y procesamiento, en la planificación y ejecución de la operación, en la coordinación interfuerzas, en la que Ejército y Fuerza Aérea participaron, y en la coordinación con la Policía, en la evacuación de las unidades policiales y militares del área, así como en la recuperación de material de inteligencia del campamento de Reyes (computadores, USB, etc).

El mayor valor de este operativo radica, en lo psicológico, en que fue la primera vez que un miembro del secretariado de las Farc cayó en combate, y en lo estratégico, en la información que ha permitido conocer y neutralizar las redes de contacto y el modo de operación de este grupo en el exterior.

La Operación Jaque, que fue ejecutada primordialmente dentro del Ejército y tuvo resultados inmejorables en cuanto a logros estratégicos. Quitó el elemento más valioso que tenían las Farc, mostró su incomunicación y falta de comando y control y elevó el prestigio militar a nivel interno e internacional. Esta operación ha sido superpublicitada y sería redundante volver sobre ella. Su talón de Aquiles fue el uso intencional del emblema de la Cruz Roja, después de haberlo negado en las altas instancias, pero esto en mi opinión no fue el centro de la operación, ni fue determinante para su éxito, ni puede por ello empañarla. Padilla estuvo por encima de este hecho.

El conjunto de acciones del ejército este año y durante el comando de Padilla ha sido descollante. Ha sido la estrategia militar sin duda el núcleo sobre el que se sustenta la política gubernamental que tanto éxito le ha dado al Jefe de Estado: la Seguridad Democrática. Esta es una política de gobierno que descansa sobre una sólida estrategia militar. En realidad es la estrategia militar la que ha funcionado muy bien, a diferencia de otros componentes de la política de Seguridad Democrática. La campaña contra la retaguardia de las Farc ha mostrado grandes resultados, lo mismo que el control territorial ejercido por la Fuerza Pública, que ha permitido recuperar la confianza ciudadana. Pero los componentes judicial, político, social e internacional han mostrado grietas evidentes.

El general Padilla ha sido ratificado en su comando por dos años más, lo que es una muy buena noticia. Tiene Padilla en estos años por venir dos retos formidables, los que sin duda con sus capacidades podrá superarlos. Uno es mantener el prestigio y legitimidad de las Fuerzas Militares y sus operaciones cuando se ha destapado uno de los hechos más vergonzosos de los últimos tiempos: la reiteración de múltiples asesinatos de civiles para hacerlos presentar como bajas en combate por parte de miembros del Ejército.


Lo que se ha llamado “falsos positivos” o ejecuciones extrajudiciales, es el mayor manchón que ha tenido el Ejército en mucho tiempo. El retiro de 27 oficiales y suboficiales y la salida del comandante del Ejército son consecuencias de estas conductas criminales, pero hasta ahora no se sabe ni la responsabilidad específica de quienes salieron, ni la dimensión de los hechos, ni desde cuando ocurrían, ni las razones por las que se volvieron hechos repetidos, sistemáticos y sin control. Cabe a las instancias políticas la responsabilidad de haber negado, en lugar de haber investigado, las reiteradas denuncias de lo que estaba ocurriendo, denuncias presentadas en varios debates políticos.

Pero aunque ahora parezca que ese tema terminó por la ocurrencia de un escándalo mayor, el de DMG y las pirámides, la verdad es que “los falsos positivos” continuarán gravitando en el prestigio del Ejército mientras no se aclaren los hechos y las responsabilidades, continuarán los procesos judiciales y seguirán teniendo impacto en la percepción internacional sobre el conflicto colombiano.

Otro reto que tiene Padilla en sus hombros es mantener la disposición operativa de las Fuerzas y la pertinencia de la estrategia militar. Mantenerla con decisión y sin triunfalismos, continuar la tarea de controlar el territorio y de minar la voluntad de combate de los grupos armados ilegales, pero por fuera de debates políticos, que vendrán en estos dos años, debates sobre la política gubernamental de Seguridad Democrática. La tarea es mantener la integridad de la estrategia militar y su efectividad, sin dejarla mezclar en los debates electorales. Una cosa es la Seguridad Democrática, que es del Gobierno, quien tiene amigos y opositores; y otra es la estrategia militar, que debe convocar a todos los colombianos.

La designación del general Padilla entre los personajes del año no sólo es merecida por lo que ha hecho este año, sino que también es estimulante por lo que tendrá que hacer el comandante general en el próximo futuro. Colombia tiene en Padilla de León al mejor oficial para superar estos retos y cumplir estas tareas.

Otra ficha clave en el éxito de la Fuerza Pública

Recién ascendido a mayor general, el director nacional de la Policía, Óscar Naranjo Trujillo, es otro de los hombres claves en los éxitos que exhibió la Fuerza Pública durante este año. La institución que lidera, cuya participación también resultó esencial en el desarrollo de la aclamada Operación Jaque, demostró grandes resultados en 2008.

Una de sus mejores cartas fue la desarticulación del cartel del norte del Valle. La captura de importantes lugartenientes de Wílber Varela (Jabón) y Diego Montoya (Don Diego), como Óscar Varela (Capachivo) y Gildardo Rodríguez (El señor de la camisa roja), fueron golpes que debilitaron significativamente a esta organización narcotraficante.

Otros de los arrestos relevantes de la Policía que comanda Naranjo fue el Luis Arnulfo Tuberquia, alias Memín, hombre destacado en el organigrama de la Oficina de Envigado. Y en procesos tan determinantes como el de DMG, el propio Naranjo viajó a Panamá para coordinar la captura de David Murcia, quien pretendía darse a la fuga.


Cronología

Otros de los golpes propinados por las Fuerzas Militares

Marzo 6

El cerco contra el frente 47

Pedro Pablo Montoya (‘Rojas’), jefe de seguridad del miembro del Secretariado de las Farc ‘Iván Ríos’, se entregó ante tropas del Ejército y dijo haber asesinado a ‘Ríos’ para aliviar la presión de las Fuerzas Militares. El 18 de mayo, este hostigamiento volvió a causar efecto sobre el frente 47, que custodiaba a ‘Ríos’: se entregó la temida comandante Nelly Ávila Moreno, alias ‘Karina’.

Junio 25

Hombres

Tropas del Ejército, en conjunto con el CTI, capturaron a Jorge Iván Urdinola. Apodado como ‘La Iguana’, Urdinola era considerado el heredero del imperio del narcotráfico construido por los capos Orlando Henao e Iván Urdinola, su primo. Era lugarteniente de Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’.

Septiembre 22

Murió ‘El Paisa’

Aicardo  de Jesús Agudelo, alias ‘El Paisa’, el hombre que ordenó la ejecución del ex gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria, de su asesor Gilberto Echeverri y de ocho militares que estaban con ellos en cautiverio, resultó muerto en una operación conjunta entre la Fuerza Aérea y la Policía.

Octubre 26

Óscar Tulio Lizcano, libre

El asedio del Ejército, que los forzó a alimentarse con aguasal y cogollos de palma durante meses, provocó que Wilson Bueno, alias ‘Isaza’, se escapara con el ex congresista Óscar Tulio Lizcano, secuestrado desde hacía ocho años.

Por Rafael Pardo Rueda / Especial para El Espectador

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