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En medio de una marcha del día del trabajo, en el pequeño pueblo de Borlänge, una mujer, de pequeña contextura, cabeza rapada y con el puño derecho en alto, se enfrentó a alrededor de trescientos de manifestantes extremistas. El hecho del pasado domingo, que a la vista pasaba por alto, se hizo viral este jueves.
No más de 30 segundos, hicieron que esta mujer identificada como María Teresa Tess Asplund, de 41 años y de descendencia colombiana, se convirtiera en un ícono contra el racismo, al atreverse a caminar en sentido contrario de los centenares de seguidores del partido de extrema derecha Movimiento de Resistencia Nórdico, en Suecia, que salieron a marchar para pedir la expulsión de los inmigrantes del país eruopeo y para reclamarle a los políticos secos por, según ellos, "traicionar al pueblo".
María Teresa es una caleña que a los siete meses fue adoptada por suecos, tiene dos hijas y según le dijo a The Guardian se enfrentó a los neonazis por impulso "Estaba pensando: por supuesto que no, que no pueden marchar aquí! Tenía esta adrenalina. Los nazis no van a marchar aquí, eso no está bien".
Ahora Tess, quien lleva más de 26 años como activista antirracial, siente miedo por las repercusiones de esta acción, aunque se siente orgullosa por el acto de valentía que ha movilizado a las redes sociales, aseguró a BBC mundo que está "un poco asustada y preocupada", por el historial de violencia que tiene este grupo.
De acuerdo con la Fundación Antirracismo de Estocolmo, las acciones de la extrema derecha han aumentado en Suecia, un país de tendencia liberal, que en los últimos meses ha recibido a una gran cantidad de los inmigrantes que ha llegado al continente desde Siria. "Espero que algo positivo saldrá de la imagen. Tal vez lo que hice puede ser un símbolo de que podemos hacer algo - si una persona puede hacerlo, cualquiera puede", aseguró Asplund a The Guardian, al considerar que Suecia podría ser un país con un pensamiento más abierto, "pero algo ha sucedido".