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David Bowie, un artista de ciencia ficción

El icónico músico británico estará siempre ligado a este género por sus actuaciones cinematográficas que llevaron la fantasía a un nuevo nivel.

Jesús Mesa
14 de enero de 2016 - 03:45 a. m.

En el año 2013, el astronauta canadiense Chris Hadfield anunció en su blog que grabaría la primera canción en el espacio. “¿Cuando David Bowie escribió Space oddity, en 1969, alguna vez imaginó que sería tocada en órbita?”, se preguntó. Y aunque posiblemente Bowie no lo pensó, el hecho de que seleccionara esa canción y no otra, no fue una casualidad.

Desde los comienzos de su carrera, David Bowie encontró en el espacio una fuente de inspiración. La historia del astronauta Major Tom, contenida en su primer éxito, Space oddity, hablaba sobre la sensación de flotar en el espacio desconectado de toda comunicación con la Tierra, algo que ya indicaba el interés del artista por el cosmos, que en la década de los sesentas era explorado con entusiasmo tanto por Estados Unidos como por la Unión Soviética.

Pero esta no fue la única aproximación a los temas de ciencia ficción por parte de Bowie. Canciones como We are hungry men (1967), en donde habla sobre un científico que ha encontrado una solución a la sobrepoblación, y Cygnet committee (1969), que cuenta la historia de una revolución cultural que termina con “máquinas del amor” matando civiles en las calles, son un ejemplo de la imaginación de Bowie, a la par de autores como Ray Bradbury y George Orwell.

Pero sería en su quinto album, The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars (1972), en el que Bowie se sumergiría de lleno en la ciencia ficción, en el que narró la historia de Ziggy, un extraterrestre que revelaba a los habitantes de la Tierra que solo quedaban cinco años para que el planeta desapareciera. Stardust lideraría la misión de salvarlo con música y así evitar su destrucción, pero finalmente termina fracasando por abandonar sus objetivos y siendo víctima de su propio éxito.

Ziggy Stardust sería uno de los primeros alter egos de Bowie. Su caracterización sobre el escenario, una mezcla de ciencia ficción y teatro japonés kabuki, se unía a una total inmersión en el personaje, que abandonaría en el año 1973, pero no sería la última de sus aventuras en este campo.

En 1976, protagonizó la película El hombre que vino de las estrellas, en la que interpretó a un alienígena que cayó en la Tierra y que trataba de hacerse pasar por humano. Los críticos de cine aplaudieron su actuación.

Pero Bowie no se limitó solo a hacer ciencia ficción, sino que luego la inspiró. En la serie de cómics Sandman, el escritor Neil Gaiman aceptó que el personaje de Lucifer está basado en el cantante, mientras que para los comics de Batman en los noventas, Grant Morrison admitió que el Guasón estaba basado en el look del artista en los ochenta.

Porque David Bowie no sólo dejó su huella en el mundo del arte, la moda y la música, sino que ayudó a popularizar temas de identidad y malestar en la ciencia ficción. Bowie ayudó a introducir en sus fanáticos una visión distinta del mundo. Los hizo soñar con viajes intergalácticos y alienígenas rockstar, y terminó logrando que, como en Space oddity, un astronauta cantara una de sus canciones por fuera de la estratosfera.

 

Por Jesús Mesa

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