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El hombre que conectó a Unguía con el mundo

JUAN ARTURO GÓMEZ

Titanes Caracol
27 de noviembre de 2014 - 02:41 a. m.

ace 20 años, Juan Arturo Gómez Tobón, un paisa de pura cepa, llegó a Unguía buscando una nueva vida, con una caja de libros y un computador debajo del brazo. Con el tiempo, el aparato se convirtió en la ventana que le permitió a este pueblo ubicado en un rincón del Chocó ser visto por el mundo entero.

Según Juan Arturo, el 70% de la población que hoy tiene Unguía llegó desplazada por la violencia después del año 2000, cuando guerrilla y paramilitares comenzaron a disputarse la selva. Adán Jiménez, una de las víctimas, recuerda que Gómez fue el primero en llevar internet al pueblo y, a través de sus mensajes, contactó a la Cruz Roja Internacional para que les ayudara a resolver la crisis humanitaria de la comunidad. La primera ayuda fueron los recursos para construir la escuela de los niños desplazados, un auxilio que les permitió a más de 260 menores estudiar y alimentarse.

Por pedir esta intervención internacional, los violentos desplazaron a Juan Arturo por un año, pero el paisa venció el miedo y regresó para montar una tienda de abarrotes. En ese entonces, el Gobierno lanzó los llamados Compartel, con el fin de conectar a los pueblos alejados. Gómez no sólo facilitó su computador para que esa oportunidad se aprovechara en Unguía, sino que compró dos computadores más de su bolsillo.

Hace unos años, Unguía fue golpeada por una cruel ola invernal que destruyó parte del colegio de la Sagrada Familia que dirigen las hermanas carmelitas. La religiosa Ninfa Hincapié recuerda que los techos del comedor cedieron, los baños quedaron destruidos y gran parte del internado se vino al piso. Gómez empezó entonces una campaña de ayuda por redes sociales, la cual encontró benefactores en Alemania que giraron a las monjas los recursos para reparar la institución. Los comerciantes de Turbo y Apartadó también se conmovieron y enviaron alimentos y frazadas al puerto.

La siguiente ayuda que Juan Arturo buscó a través de la tecnología e internet benefició a 20 niños de Unguía, Riosucio, Acandí y la comunidad indígena Tule-kuna, quienes fueron intervenidos quirúrgicamente por padecer paladar hendido y labio fisurado. El aborigen Rogelio Izquierdo afirmó que gracias a la gestión y los amigos de Gómez en la red, no tuvieron que pagar ni un solo peso por el traslado y la estadía de los pequeños en Apartadó, donde fueron operados.

Otros beneficiados fueron dos campesinos que cayeron en un campo minado. Gómez se contactó con Colombia Sin Minas, una organización no gubernamental que, además de operar a las víctimas de los artefactos explosivos, hizo los trámites para que ambos recibieran sus respectivas prótesis. “Gracias a él yo volví a caminar”, dice Anderson, un joven de 28 años que perdió la pierna izquierda.

Cuando el Ministerio de las TIC comenzó su política de Kioscos Vive Digital, Juan Arturo pidió uno para su pueblo. La solicitud fue escuchada y el propio ministro Diego Molano fue a Unguía para entregar los aparatos. Gómez le pidió cuatro puntos más y hoy Santa María la Nueva del Darién, Santa Rita y dos veredas indígenas en la frontera con Panamá tienen computadores, una fotocopiadora y teléfono satelital que funcionan con energía solar.

Hace cuatro meses, un gigantesco incendio forestal arrasó con más de cuatro mil hectáreas de selva. Como nadie llegaba a apagarlo, Juan Arturo inundó la red con fotos de la tragedia ecológica hasta que la Fuerza Aérea y los bomberos de Antioquia apagaron las llamas.

Cuando uno le pregunta a este titán qué significa Unguía para él, simplemente dice que a este pueblo le debe no sólo haber tenido la bendición de dejar las drogas, sino también tener un hijo y sentirse útil para una comunidad.

Por Titanes Caracol

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