La tesis central de la obra de Beck, considerado por muchos como el sociólogo de las grietas de la modernidad, es que los principales problemas del mundo moderno no tienen origen en sus derrotas sino, por el contrario, en sus éxitos.
Así, Beck interpretaba la amenaza terrorista como una consecuencia de la modernización, y el cambio climático como un resultado de los éxitos de la industrialización.
El desempleo masivo, por su parte, sería resultado del aumento de la productividad, y los progresos de la medicina llevarían a un aumento de la esperanza de vida que conduce a un cambio de la pirámide demográfica, con el consecuente desafío para los sistemas de seguridad social.
En ese contexto se crea en el imaginario social una serie de escenarios de riesgo, que anticipan posibles catástrofes de diversos tipos.
El riesgo, según Beck, no es medible, por lo cual puede minimizarse o dramatizarse, según los intereses de quien lo describa.
Los riesgos globales escapan a la capacidad de control de los estados, pese a lo cual, decía Beck, los gobiernos instrumentalizan, por ejemplo, el miedo al terror para sacar medidas de seguridad y crear mecanismos de observación de la población.
En 2007 apareció una versión actualizada de Sociedad del riesgo, con el título de Sociedad mundial del riesgo.
Beck fue profesor de las universidades de Múnich, Bamberg y Münster, y profesor invitado en Cardiff (Gales) y en la London School of Economics and Political Science.