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Es más difícil ser niña que niño

Las niñas enfrentan mayor violencia sexual e intrafamiliar. También están destinadas tradicionalmente a oficios domésticos.

Redacción Vivir
09 de octubre de 2014 - 03:21 a. m.
 Los países que tienen el menor número de niñas vinculadas a la educación están al final de la lista de los índices de desarrollo humano.  / Archivo
Los países que tienen el menor número de niñas vinculadas a la educación están al final de la lista de los índices de desarrollo humano. / Archivo

En la escuela, las niñas son más receptoras de la violencia que los niños. En el hogar hay mayor afectación de la violencia intrafamiliar sobre ellas. Las mayores víctimas de violencia sexual en el conflicto armado también son niñas. De los exámenes médicos legales por presunto delito sexual, el 71% fueron practicados a niñas y adolescentes.

Por donde se mire, la conclusión es la misma: en Colombia es más difícil ser niña que niño. Y para hacer visible este desafío, la Fundación Plan, que trabaja por las menores de edad, presentó el Estado Mundial de las Niñas 2014, un trabajo que recoge estudios y cifras de su situación en el mundo y en Colombia.

Gabriela Bucher, presidenta ejecutiva de la Fundación Plan en Colombia, afirma que “el país tiene grandes desafíos para reconocer y hacer visible el papel que las niñas desempeñan en la sociedad, la economía y en el ámbito privado, y se hace necesario, entre otros aspectos, realizar acciones que logren transformar prácticas cotidianas instaladas en la cultura, que reproducen estereotipos de género y que son la fuente de discriminación, subvaloración e inequidad entre hombres y mujeres”.

La importancia de cerrar brechas entre niñas y niños no tiene discusión. Las estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) demuestran que los países que tienen el menor número de niñas vinculadas a la educación están al final de la lista de los índices de desarrollo humano. De igual manera, investigaciones han mostrado que invertir en las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes tiene un impacto positivo en la reducción de la pobreza.

En otras palabras, una de las inversiones más rentables para una sociedad es ofrecer oportunidades a las niñas. Los resultados se pueden medir en términos de crecimiento económico y desarrollo social.

Se ha establecido, por ejemplo, que si se garantiza un trabajo justo y digno para las mujeres jóvenes, se reducen las tasas de pobreza, se incrementa la matrícula escolar de niños y niñas y se incrementa el crecimiento económico de los países. En efecto, un estudio de la Fundación Nike realizado en el año 2009 encontró que las mujeres reinvierten el 90% de sus ingresos en el hogar, mientras que los hombres solamente reinvierten entre el 30 y el 40%.

Frente a este panorama, la Fundación Plan en Colombia ha vuelto a pedir al Gobierno, así como a diversas instituciones públicas y privadas, y a los colombianos en general, trabajar juntos para transformar la cultura y las ideas basadas en estereotipos y prejuicios que prevalecen, así como los valores y actitudes alrededor de las niñas. Las directivas de la fundación también insistieron en la importancia de “eliminar cualquier tipo de violencia contra las niñas, brindando una educación de calidad, espacios de participación que, sin barreras de género, permita el empoderamiento de las niñas”.

 

Por Redacción Vivir

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