“Podríamos enfrentar un pleito histórico”: Luis Guillermo Vélez

El representante de Acodil, el gremio de los importadores de licores en el país, explica la gravedad de que Colombia no haya cumplido con la aprobación de un proyecto de ley que regule la industria licorera como se acordó al firmar el TLC con la Unión Europea.

Camila Zuluaga
08 de marzo de 2016 - 10:54 a. m.

¿En qué va la disputa comercial entre Colombia y la Unión Europea por la regulación de la industria de licores en el país?

En este momento se ha iniciado un proceso de consultas en la OMC relacionado con el TLC suscrito entre ambas partes. Las consultas buscan que logren una conciliación previa a la convocatoria de un panel que dirimirá la disputa si no hay un acuerdo.

¿Qué es específicamente lo que Colombia ha incumplido?

Los tratados establecen dos obligaciones: primero, que se reglamente el monopolio. En Colombia se permite y se respeta un monopolio de licores, tal como existe en muchas partes de Europa. Lo que pide es que ese monopolio tenga unas reglas de juego, que en este momento no existen. Y lo segundo es que el régimen tributario no discrimine entre productos importados y productos locales. Esas dos obligaciones, para los europeos, se han incumplido por más de dos años.

¿Y por qué no ha sido posible cumplir esos puntos?

Porque esos cambios se deben implementar mediante una ley. De hecho, en realidad lo que acá se ha incumplido es la Constitución colombiana, porque en ella se fijó como requisito de existencia de un monopolio rentístico una reglamentación del mismo a través de una ley con régimen propio. Ha sido imposible que en el último cuarto de siglo se expidan unas reglas del monopolio.

¿Por qué?

No le podría dar una explicación, pero lo cierto es que el funcionamiento de la industria de licores y del monopolio es por lo menos irregular. Ese funcionamiento ha generado un daño a toda la industria, no solo a importadores, sino a la producción local. En este momento no hay ninguna licorera que esté destilando y tal vez una de ellas destila, pero parcialmente. Es una industria que viene siendo atacada por la ilegalidad.

Siempre que se pone esta situación en discusión, no se da porque de ahí salen los recursos para educación y salud de los departamentos…

Eso es falso, porque la plata de la salud y la educación departamental no se genera por las utilidades de las licoreras. La generación de esos recursos se da por los impuestos de esos licores y eso no tiene que ver con la producción.

¿Quiénes se han opuesto a esa reglamentación?

Nunca se ha presentado el proyecto de ley. Este solo puede ser radicado por el Gobierno Nacional. Desde 1991 ningún gobierno lo ha radicado.

Pero, debe haber una razón…

No le sabría decir, pero los gobiernos no lo han querido hacer. La consecuencia de eso es el deterioro de la industria nacional de licores. Por otro lado, hay un mercado ilegal con un campo grande. Creemos que todo lo que está ocurriendo es porque no existen reglas de juego para los importadores ni para la industria interna.

¿Qué significan las consultas de la Unión Europa a causa de nuestro incumplimiento?

Este es el primer paso para que la Unión Europea pueda manifestar que hemos incumplido durante dos años.

¿Están preocupados?

Yo creo que el Gobierno, el Congreso, gobernadores, importadores y la industria en general persiguen un solo interés y es tener una industria prospera. La única forma de lograrlo es contar con reglas de juego que sean equitativas y no discriminatorias. Tenemos un sistema que carcome la posibilidad de crear mercados mucho más grandes.

¿En qué aspectos coinciden los miembros del sector con el proyecto de ley que se debe aprobar?

Las características específicas del impuesto se siguen discutiendo, también está en discusión la protección local al aguardiente. Los importadores dicen que respetan el monopolio, pero que deben tener claridad sobre cómo se podría producir por parte del privado y sobre todo como introducir el producto en todo el país.

La importación de licores no tiene un gran peso para la economía, ¿por qué pareciera entonces tan importante?

Porque es un tema de alto nivel simbólico. Por ejemplo, en España, Francia e Inglaterra los representan como a nosotros el café. Pero no solo eso, esto envía un mensaje a otros países con los que tenemos acuerdos, como EE. UU., México y Canadá.

En esta disputa, ¿qué tienen que ver Canadá, Estados Unidos y México?

Porque eventualmente, ante esos incumplimientos, ellos se podrían sumar a la demanda que hay por parte de los europeos.

¿Hoy hay demanda?

Sí, la demanda es lo que activa los mecanismos de consultas.

Entonces, ¿por qué no están preocupados por demanda?

Porque si se logra aprobar la ley y trae los elementos básicos, no hay razón para preocuparse.

¿Qué ha respondido Colombia?

La demanda comienza con las consultas, y en ellas, Colombia ha respondido que están trabajando para incorporarla.

Si todo se logra con el diálogo, ¿por qué hay demanda?

Lamentablemente este tema no ha tenido la relevancia que ha debido tener. Los gobiernos anteriores debieron presentar la ley tan pronto se expidió la Constitución de 1991, el régimen propio de licores.

Cuando uno pone una demanda es porque por las buenas no ha logrado su objetivo…

Si se tiene el régimen propio, no hay ningún problema. Pero si no se tiene, si hay problema. El régimen propio tiene que existir independientemente si hay TLC, demanda o no, porque así lo obliga la Constitución.

¿Cuáles son los tiempos que tiene ese procedimiento?

Las consultas, una especie de conciliación, duran 60 días y se iniciaron en enero tal vez. Después vendrá la instalación de los paneles de disputa de la OMC. Es decir, un proceso extenso ya a nivel de arbitramento. Y después de instalado el panel, viene una decisión final.

¿Piensan que la ley sale antes de que el tribunal de arbitramento falle?

Sí.

Por Camila Zuluaga

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