El verano pasado en Uruguay, un par de semanas después de que el gobierno de José Mujica anunciara la legalización de la producción, el comercio y el consumo de la marihuana, era común ver en las playas de Punta del Este a decenas de turistas intentando conseguir un porro para sentarse en la arena a expresar libremente su gusto por la hierba.
Extranjeros, en su mayoría argentinos, se acercaron a las farmacias interesados en comprarla, pero una y otra vez recibieron la misma respuesta: primero, la ley que regulará la producción, distribución y consumo de la marihuana, para uso recreativo y medicinal, no se ha reglamentado en su totalidad, por lo que aún no existen puntos de venta certificados; dos, la hierba no se le venderá a ningún extranjero, a menos que sea residente. En el momento en que entre en vigencia la norma, sólo podrán comprarla quienes porten un carné que los identifique como consumidores registrados.
Este es quizá uno de los primeros mitos que se derrumban para quienes imaginaban que, así como ha ocurrido con Holanda, Uruguay podría ser centro de turismo de coffee shops. Y no es el único supuesto del que partimos quienes desde afuera nos hemos enterado de la legalización del cannabis en Uruguay. Aquí van otros mitos y verdades de esta reforma sobre los que vale la pena hacer aclaraciones.
La reglamentación se demora
Los uruguayos aún no tienen tan claro cómo se regirá la venta de marihuana para terapias medicinales y cómo funcionará la cadena de producción. Se especula que en julio Mujica firmará las reglas, pero hay quienes dicen que las elecciones presidenciales de octubre terminarán aplazando la reglamentación hasta 2015.
Ya se puede comprar porro
El Gobierno no ha llegado a un acuerdo sobre cómo conformará la red de venta y distribución de marihuana que permitirá vender mensualmente 40 gramos de hierba a un consumidor. Aunque las farmacias han mostrado interés en venderla, algunos químicos farmaceuticos se oponen a comercializarla para uso recreativo.
Se puede cultivar en casa
Desde diciembre se permitió que se siembren seis plantas por familia. Estos autocultivos podrán producir 480 gramos al año. Los consumidores deberán definir si les compran a clubes de cannabis privados, posiblemente a farmacias, o si optan por tener un cultivo para uso personal.
Los uruguayos son muy liberales
La verdad es que las encuestas que se realizaron antes de la legalización revelaron que el 64% de los uruguayos estaba en contra de la idea. Incluso el 58% de los universitarios se oponía al proyecto que el Parlamento aprobó en diciembre de 2013 argumentando que es una lucha contra el narcotráfico.
Se importarán semillas de Holanda
Las semillas serán importadas por el Ministerio de Ganadería (por ahora se estudia que vengan de Holanda y Canadá), que deberá asegurarse de que en Uruguay sólo se planten semillas con una concentración de THC (tetrahidrocarbo cannabinol), principal constituyente psicoactivo del cannabis, de 5%.
No se podrá hacer publicidad
Esto es cierto. Los envases en los que se distribuirá la marihuana no tendrán marcas y tampoco podrá emitirse publicidad que incite a su consumo. Los farmacéuticos no se verán obligados a venderla, pero quienes lo hagan ganarán un 30% sobre el precio de venta.
acuevas@elespectador.com
@angelicamcuevas