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Sonata para violonchelo menor

SANTIAGO CAÑÓN, quien debutó a los 9 años con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, vuelve a ser invitado al Festival de Música de Cartagena.

Juan Carlos Piedrahíta B.
03 de enero de 2013 - 04:11 p. m.
Sonata para violonchelo menor

Hasta hace poco el chelo lo superaba en tamaño. La dedicación al instrumento durante horas seguidas y el esfuerzo adicional de cargarlo de un lado para el otro, le provocó a Santiago Cañón una tendinitis en el brazo izquierdo cuando todavía no había cumplido cinco años.

Esa inflamación ha sido la única molestia que le ha ocasionado el ejercicio de la música al joven colombiano, porque de resto solo le ha deparado momentos memorables y muchas sorpresas.

El número de beneficios es incalculable, pero cualquier anécdota se queda corta si se compara con la sorpresa que le dio su colega chileno Andrés Díaz al regalarle, en pleno concierto en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, el chelo con el que realizó los recitales más importantes en América y Europa.

En esa oportunidad Santiago Cañón celebraba la noticia del premio otorgado por los empresarios Mayra y Edmundo Esquenazi, con el que pudo continuar sus estudios con todos los gastos cubiertos en la Universidad de Waikato, en Nueva Zelanda. Los invitados en ese entonces fueron el propio Andrés Díaz, de Chile, en el chelo, y Wendy Cheng, de Estados Unidos, en el piano, y al final de la presentación el artista internacional en un gesto de complicidad total le cedió su instrumento a una de las jóvenes promesas de la música, que sin cumplir la mayoría de edad se ha logrado destacar en un medio tan competido.

Con ese regalo generoso del chileno, Cañón se hizo a su chelo número cuatro. El primero fue el que le ocasionó la tendinitis y con el que su mamá, primera maestra en el instrumento, le impartió las lecciones básicas. El segundo lo acompañó en una etapa de mucha exigencia en la que empezó a interiorizar su deseo de vivir de la música. El tercero es un chelo polaco fabricado en 2005 y que él define con dos características que resumen también su personalidad a la perfección: callado y noble. El cuarto, entonces, representa un abrazo entre colegas, uno consolidado, exitoso en todas las latitudes; y el otro en plena formación, pero con un futuro mucho más que brillante.

Santiago Cañón debutó con la Orquesta Filarmónica de Bogotá interpretando el Concierto en Do mayor, de Joseph Haydn (1732-1809). Tres años más tarde fue invitado en la modalidad de Joven Talento al Cartagena Festival Internacional de Música y allí su fama se incrementó gracias al dominio del instrumento. Desde entonces la Fundación Salvi, organizadora y gestora del encuentro musical, ha creído en su talento y lo ha apoyado en la realización de conciertos en Colombia y en el mundo. Por eso nuevamente hace parte de la nómina de invitados especiales que harán parte del encuentro musical en La Heroica, durante los primeros días del próximo año.

El porvenir de Santiago Cañón en la música está plagado solo de aplausos y ovaciones. Sus proyectos, además de continuar con éxito su formación artista, incluyen la realización de su primer álbum. Tal vez el registro esté a la vuelta de la esquina, porque este joven ya está en el futuro.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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