Takeuchi, el papá de las matemáticas

El japonés, fallecido hace un año, revolucionó el estudio de esta ciencia en Colombia desde que llegó al país en 1959. Primera entrega de la serie “Grandes maestros”, de la Universidad Nacional.

Ignacio Mantilla Prada*
26 de diciembre de 2015 - 01:00 a. m.

Erdós, el excéntrico matemático húngaro, afirmaba que la matemática es la única actividad humana infinita. En efecto, dominar toda esta materia es una tarea imposible. Sin embargo, el maestro Yu Takeuchi nos mostró que es posible dedicarse a lo imposible.

El maestro empezó en las matemáticas desde muy pequeño cuando su padre le enseñó los rudimentos de la ciencia. Pero sólo después de atravesar durante 42 días el Pacífico para llegar a Colombia, desde su lejana Tokio, el maestro Takeuchi pudo emprender el verdadero viaje de su vida.

En 1959 llegó a la Universidad Nacional de Colombia, gracias a una convocatoria internacional. Arribó a nuestro país sin saber español, con sólo US$50 en el bolsillo y con la ilusión de dedicarse por completo a las matemáticas.

Como muchos estudiantes, mi primer acercamiento al maestro fue a través de sus libros que él mismo tecleaba, editaba, imprimía y distribuía. Libros adoptados como textos guía en los programas de física, ingeniería y matemáticas de todas las universidades. Takeuchi era un trabajador incansable y asumía labores monumentales impulsado por la pasión de divulgar el conocimiento de las matemáticas. Tal vez por eso cubría él mismo los costos de la publicación de sus obras.

La potente intuición matemática de Takeuchi fue su mayor fortaleza, porque si hay una palabra que pueda caracterizarlo como un gran matemático es “intuición”. Aunque se concentró en el estudio de las sucesiones y series, y el análisis complejo, abordó casi todas las áreas de la matemática; prueba de ello son los más de 40 libros escritos por él, que introducen y avanzan en un amplio rango de la matemática. Incluso, en áreas que nadie le vio incursionar como el algebra abstracta, Takeuchi lograba desempañarse con solvencia. En una oportunidad me regaló el solucionario completo del famoso libro de Herstein, cerca de 600 problemas de la matemática más compleja, que él había resuelto en sus vacaciones. En el área de las sucesiones y series, campo muy “escarbado”, el maestro inventó métodos novedosos por los cuales fue reconocido internacionalmente. Sin embargo, creo que su mejor obra fue un pequeño libro que escribió en 1978, titulado Variable compleja, en tres semanas. El libro es una muestra de su capacidad para abordar temas abstractos de manera didáctica y en poco tiempo.

Aunque Takeuchi era un trabajador de tiempo completo en las matemáticas, tenía un conocimiento adecuado de la situación nacional. Dada su penetrante capacidad de observación, los comentarios de Takeuchi sobre nuestra cultura siempre fueron directos y acertados. Es conocido el comentario que lo graduó como el mejor sociólogo del país: “Un colombiano es más inteligente que un japonés, pero dos japoneses sí son más inteligentes que dos colombianos”. Otra comparación que alguna vez hizo entre las dos culturas fue la idea, según la cual “en los mercados colombianos el vendedor de langostas puede dejar destapado el balde, porque cuando una se va a escapar las otras se lo impiden; mientras que en el Japón hay que tapar el balde porque ellas hacen escalera y se escapan”.

Su visión del país era altamente crítica, pero por supuesto no todo le parecía malo. Cosas negativas como el desorden y el caos lo enamoraban. Afirmó que a él le gustaba el desorden y que en Japón todas las cosas están tan bien planeadas que no hay posibilidad de cambiar. Takeuchi creía que el caos generaba un ambiente adecuado para la creatividad y el permanente cambio.

El maestro fue uno de los mayores impulsores de la matemática en Colombia en los últimos cincuenta años, aportó su entusiasmo y conocimientos para la matemática en todo el país. Es difícil encontrar a un colombiano que haya estudiado las matemáticas universitarias en las décadas de los 70, 80 o 90, y que no haya tenido alguna influencia del maestro Takeuchi de manera directa o a través de sus textos. Para la Universidad Nacional de Colombia fue un gran profesor que jamás aceptó ser directivo, por el contrario, siempre sostuvo que el mejor cargo de la universidad era el de profesor raso. La Universidad Nacional recientemente reconoció su fructífero legado bautizando el Edificio de Matemáticas, Física y Estadística con su nombre.

* Rector de la Universidad Nacional de Colombia.

 

Por Ignacio Mantilla Prada*

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