Publicidad

Técnicas saludables para vivir en armonía

La práctica del yoga crece en el país. Una de sus promotoras hace 40 años está de regreso.

Redacción Vivir
05 de octubre de 2014 - 02:00 a. m.
Swami Yogashakti Saraswati.  / Gustavo Torrijos
Swami Yogashakti Saraswati. / Gustavo Torrijos

Swami Yogashakti Saraswati cursaba secundaria en su natal Jabalpur (India), cuando asumió que su destino era el servicio espiritual. Sus padres la acogieron con una condición, que primero fuera profesional en una disciplina académica. Estudió biología y apenas concluyó sus estudios se unió a la obra del reconocido maestro de yoga, Sri Swamiji Paramhansa Satyananda. En 1975 recibió la instrucción de trasladarse a América para replicar el saber adquirido. Entonces llegó a Colombia, donde vivió 15 años recorriendo pueblos y ciudades, difundiendo las lecciones esenciales de este conocimiento milenario que hoy se propaga por el mundo.

En 1990 retornó a Oriente y, de común acuerdo con su preceptor espiritual, se radicó al sur de India, donde continuó su misión humanitaria. En diciembre de 2009, cuando su maestro entró en estado de mahasamadhi —abandono consciente del cuerpo físico por parte de una persona santa—, entendió que era el momento de retornar a América. Desde entonces, su casa está en India, pero cada cierto tiempo recorre el nuevo continente, donde muchos difusores de sus enseñanzas aguardan su regreso. En cada viaje, Swami Yogashakti Saraswati reedita su mensaje optimista de cómo, a través del yoga, encontrar equilibrio en cuerpo, mente y psiquis.

Por estos días está de nuevo en Colombia, antes de continuar su periplo en Uruguay. Esta vez tiene previstos algunos encuentros en Bogotá y Cali, y una cita fundamental en el convento de los hermanos menores capuchinos, situado en San Antonio del Tequendama, donde va a dictar un seminario especializado. Con su correcto español y su sencilla elocuencia para explicar los valores esenciales del despertar espiritual, admite que en relación con su saber Colombia es otra. “Hace 40 años, la difusión del yoga era escasa, hoy crece vertiginosamente su práctica. Pero siempre es importante insistir en los procesos que ayudan a transformar el ser”.

El ejercicio de la meditación no es sólo para controlar la mente y sus conflictos, sino también para despertar el ser interno y desarrollar la voluntad. El Yoga Nidra o técnicas de relajación para propiciar auténtico descanso físico y emocional. El pramayama o la ciencia del control de la respiración, en procura de restablecer la energía vital y la calma mental. Las asanas o posturas de estiramiento y refuerzo físico, con probados efectos benéficos para la salud. El Nada Yoga, a través del sonido y el canto, para trabajar activamente en la expansión de la conciencia. O el Kriya Yoga, para purificar los canales psíquicos y fortalecer la vitalidad del ser humano.

Un legado de sabiduría que trasciende la concepción personal de cada individuo y que nada tiene que ver con religiones o credos específicos. “Son técnicas para la mente y el corazón, para el cerebro y las emociones, para desarrollar potencialidades humanas que no se ven si se definen, pero sí existen en la conciencia”, aclara Swami Yogashakti Saraswati. Y luego explica que el objetivo es también el llamado despertar de kundalini, es decir, la persistencia en las prácticas adecuadas y saludables del yoga, para alcanzar un óptimo desarrollo de la energía invisible que nace en la columna vertebral y fluye a través de los chakras hasta la coronilla en la cabeza.

“No es a través de la droga o el sexo como se activa esta energía vital, como erróneamente creen algunos, es la práctica para despertar la conciencia psíquica, reconocida desde los textos sánscritos de la literatura tántrica de India, uno de los caminos fiables para ayudar a este benéfico objetivo”, insiste la maestra Swami Yogashakti Saraswati. Más de cuatro décadas en esta búsqueda permanente le permiten hablar con propiedad de éste y otros asuntos conexos. Como en el campo de la psicología clásica, en el que tiene la convicción de que la práctica del yoga es clave para alcanzar la mente trascendente, es decir, la cuarta dimensión del ser humano.

Su propósito no es controvertir postulados científicos ni logros probados de la medicina o de la psicología, sino que la sociedad occidental asuma que en el yoga existen múltiples posibilidades para fortalecer la salud. Cómo tranquilizar la mente, refinar el pensamiento, dominar la ansiedad o transformar el ego sin renunciar a sus aspectos positivos, situaciones que son viables a través de las técnicas del descanso emocional, la respiración dirigida o los mantras de invocación para expandir la conciencia. En otras palabras, las diversas facetas del yoga, cuya fuente de difusión se remonta a tiempos perdidos en la memoria colectiva de la humanidad.

Métodos y visiones que en el siglo XXI han recobrado protagonismo universal y que, basados en la experiencia, la actitud ética y la disciplina personal de seres evolucionados, como la maestra Swami Yogashakti Saraswati, constituyen un ejemplo de plenitud y paz. No pretende ser acatada ni recibir honores. Tampoco es su objetivo escribir libros sobre verdades absolutas. De hecho, recalca que su maestro nunca lo hizo y recorrió los cinco continentes resaltando bondades y verdades de la vida espiritual. Simplemente es una mujer agradecida con Colombia, porque hace 40 años le abrió sus puertas y por eso ahora regresa con su aporte de paz.

Por Redacción Vivir

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar