Empecemos con lo que no sabemos: las circunstancias precisas bajo las que un oficial de policía blanco en Ferguson, Misuri, mató a balazos a un adolescente negro que no iba armado, de nombre Michael Brown.
Sin embargo, esto es lo que la evidencia sugiere con fuerza: Los jóvenes negros en Estados Unidos sufren de racismo generalizado y estereotipos, de toda la sociedad. incluidos los mismos afro-estadounidenses.
La investigación en las últimas dos décadas sugiere que el problema no es tanto el de los racistas abiertos. Más bien, el mayor problema es una amplia gama de personas que se considera iluminada, que cree intelectualmente en la igualdad racial, que deplora la discriminación, pero que abriga actitudes inconscientes que resultan en políticas y conducta discriminatorias.
Los académicos han encontrado que negros e hispanos atendidos por médicos por una pierna rota recibieron medicación para el dolor con frecuencia mucho menos considerable que pacientes blancos con la misma lesión. Administradores escolares suspenden a estudiantes negros en más de tres veces el índice de estudiantes blancos. La policía arresta a personas negras 3.7 veces más que el índice de blancos por posesión de marihuana, aún cuando encuestas arrojan que ambos consumen marihuana casi al mismo nivel.
Dos académicos enviaron casi 5,000 currículum vitae en respuesta a anuncios que buscaban personal, alternando al azar entre nombres estereotípicamente blancos y nombres que sonaban negros. Encontraron que se necesitaron 50 envíos más para recibir una llamada de respuesta para un nombre negro. Un nombre blanco produjo el mismo beneficio que ocho años de experiencia, con base en el estudio, publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica.
Estos donadores, directores, fiscales y reclutadores probablemente creen en la igualdad y no están conscientes de que ellos están discriminando. Así que cualquier conversación nacional sobre la raza debe ser una vivisección de desafíos mucho más extensos y profundos de lo que pudiera gustarnos pensar.
Joshua Correll de la Universidad de Colorado en Boulder ha usado un videojuego shooter para tratar de medir estas actitudes inconscientes (usted puede jugare el juego por sí solo en: http://www.csun.edu/~dma/FPST/study.php). El jugador asume el papel de un oficial de policía que es enfrentado a una serie de imágenes de hombres blancos o negros sosteniendo diversamente armas u objetos inocentes como carteras o teléfonos celulares. El objetivo es dispararle a cualquiera que tenga un arma en otros casos.
Los jugadores comunes (a menudo estudiantes universitarios) disparan normalmente más rápido hacia los hombres negros que hacia los hombres blancos, y es más probable que le disparen por error a un hombre negro desarmado que a un hombre blanco desarmado.
Yo soy alguien típico. La primera vez que tomé la prueba, varios años atrás, disparé a negros armados en un promedio de 0.679 segundos, al tiempo que esperé ligeramente más tiempo - 0.694 segundos - para dispararles a blancos armados. Además, enfundé el arma más rápidamente cuando enfrenté blancos sin armas que con negros sin armas.
En efecto, tenemos un dedo más impulsivo en el gatillo cuando enfrentamos hombres negros y somos más cautelosos con blancos. Esto es cierto también para jugadores negros, al parecer debido a que ellos absorben los mismos valores culturales que todos los demás: Correll no ha encontrado una diferencia estadística que sea considerable entre el juego de negros y el de blancos en el juego de disparar.
“Hay toda una cultura que promueve esta idea de hombres negros agresivos y jóvenes”, nota Correll. “En nuestra mente, los jóvenes negros son asociados con peligro”,
Evidencia ulterior para estas actitudes inconscientes hacia la raza vienen de pruebas de asociación implícita, una ventana a cómo funciona nuestra mente inconsciente. Usted puede tomarlas en línea en https://implicit.harvard.edu/implicit/.
Uno de los hallazgos es que asociamos inconscientemente “Americano” con “blanco”. De aquí que, en 2008, algunos estudiantes universitarios de California - muchos que estuvieron apoyando a Barack Obama para presidente - trataron de manera inconsciente a Obama como más extranjero que Tony Blair, el ex primer ministro británico. De la misma forma, los estadounidenses pudieran estar factualmente al tanto de que Lucy Liu es una actriz estadounidense y Kate Winslet es británica, pero las pruebas indicaron que los estadounidenses consideraron que Liu era más extranjera que Winslet.
No hace falta rendirnos a nuestros impulsos más atávicos. El prejuicio no es inmutable y, sobre todo, es notable el progreso en Estados Unidos sobre la raza. En 1958, cuatro por ciento de los estadounidenses aprobaba los matrimonios entre negros y blancos; actualmente, lo aprueba 87 por ciento.
Existe cierta evidencia de que capacitación, métrica y estrategias pueden suprimir prejuicios o reducir su impacto. En la aplicación de la ley, más cámaras - cámaras de patrulleros y cámaras corporales - crean transparencia y pudieran mejorar la conducta. Cuando Rialto, California, introdujo cámaras corporales en agentes de policía, se registró un descenso de 88 por ciento en las quejas entabladas sobre la policía por parte de individuos comunes de la población.
Sin embargo, un incómodo punto de partida radica en entender que los estereotipos raciales siguen siendo ubicuos, y que el desafío no es un número más pequeño de retorcidos supremacistas blancos, sino algo infinitamente más sutil y complejo: Personas que creen en la igualdad pero que actúan en formas que perpetúan prejuicios y desigualdad.