La vida después de Grooveshark

Andrés Barreto, el colombiano que creó la famosa plataforma de música online que cuenta hoy con 35 millones de usuarios, le apuesta al emprendimiento de tecnologías a través de Socialatom Ventures.

Lorena Machado, Especial para El Espectador, Medellín
09 de octubre de 2013 - 09:59 p. m.
Andrés Barreto, el joven creador de Grooveshark, la página web dedicada al ‘streaming’ gratuito de música, presente en Campus Party. / Campus Party
Andrés Barreto, el joven creador de Grooveshark, la página web dedicada al ‘streaming’ gratuito de música, presente en Campus Party. / Campus Party

El acuerdo fue de palabra. Andrés Barreto, el joven de 26 años que ha fundado un largo etcétera de empresas en la web y hoy es invitado en la sexta edición de Campus Party, fijó un plazo máximo de 48 horas para que los campuseros desarrollaran su propio producto sin excusas, experiencia, recursos o contactos. Una suerte de aventura que tiene a los fanáticos del microchip inmersos en sus pantallas.

Han pasado seis años desde que Andrés Barreto irrumpió con Grooveshark, la página web dedicada al streaming gratuito de música que transformó la manera de consumir canciones en internet y continúa ganando usuarios en todo el mundo. El nuevo reto de este colombiano, que curiosamente tuvo que abandonar la ingeniería de sistemas porque no daba la talla en la universidad y terminó estudiando ciencia política, es reclutar emprendedores curiosos para ayudarlos a alcanzar el éxito con sus start-ups en el menor tiempo posible. Un visionario que tuvo su primer computador a los nueve años, aprendió mucho de lo que sabe sobre computación en Wikipedia y este año se estrena como ángel inversionista con su empresa Socialatom Ventures, que tiene sedes en Miami, Bogotá, México, Buenos Aires y Santiago.

Con una trayectoria de empresas que mantienen su éxito en la red, ¿qué lo hizo migrar al otro lado del negocio?

Si bien es un proyecto en el que los resultados se ven a muy largo plazo, quizá 20 años, el concepto de invertir en empresas de tecnologías ha cambiado lo suficiente y me permite tanto contribuir con capital como ofrecerles distintos servicios a los emprendedores, que vienen siendo mis clientes. Las ideas tienen cero valor. A lo que yo le doy valor es a un equipo capaz de ejecutar.

Si para usted las ideas valen cero, ¿por qué invierte en las ideas de otros?

Empezar una empresa de tecnología solamente requiere tener un buen equipo, identificar un problema propio y hacer una versión mínima en un par de días. Yo hice una empresa en un fin de semana (Cloudomatic) y la vendí diez meses después. Por eso no invierto en ideas sino en equipos que ya tengan un producto de alcance global, o aunque sea un prototipo que esté resolviendo un problema propio y tenga crecimiento de mercado, pero necesite el dinero para ser exitoso más rápido y no solamente para existir.

Luego de Grooveshark, todas las empresas que creé tenían un objetivo: promover el emprendimiento en América Latina y demostrar que desde acá se pueden hacer productos de alto impacto. Onswipe es un muy buen ejemplo de eso, al ser una empresa que controla la mayor cantidad de publicidad inventario para dispositivos touch, como tabletas y celulares, en Estados Unidos. Tiene inversionistas muy importantes, pero lo más interesante es que fue creada con ingenieros en México y diseñadores en Colombia. Sí se pueden hacer productos de alto impacto desde América Latina que compitan con grandes como Google. Una vez pasemos a participar y liderar la revolución digital, ahí podremos competir.

¿Cómo hacer que América Latina sea más fuerte en emprendimiento de tecnologías?

Lo que veo es que tenemos una oportunidad muy grande: gracias a internet tenemos el mismo acceso al conocimiento que un emprendimiento en Silicon Valley o Boston. Usamos la misma tecnología, pero tenemos más talento de diseñadores e ingenieros con costos mucho más bajos de vida que en los centros más grandes de emprendimiento. Además, poco a poco se ha ido cambiando la falencia de la mayoría de emprendedores latinos que, pensando que era más fácil, se dedicaban a clonar servicios que funcionaban solamente en Estados Unidos. Hay que apuntarle a un mercado global desde el primer día. Ese pensamiento del “no puedo” lo tienen colombianos y personas de Pittsburgh o Maryland. Cualquier país, sea o no latinoamericano, debe dejar de replicar a Silicon Valley y concentrarse en armar un equipo de trabajo muy inteligente que elimine cualquier barrera local.

¿Cuáles son las barreras de los latinos?

Muchos de los problemas que se citan en Colombia, México e incluso ciudades de Estados Unidos mencionan falta de cultura o de capital, pero esos son problemas globales que en realidad no definen el éxito de un emprendedor. Un buen emprendedor es bueno en Medellín como en San Francisco o en Guatemala. La razón por la que muchos emprendimientos de tecnología fallan es porque crean una solución para un problema que no existe. Solamente se necesitan unos casos de éxito para empezar una ola de crecimiento.

¿Su propuesta es que haya cohesión entre países?

Claro que sí. Para conseguir un buen equipo emprendedor no se puede solamente enfocarse en el ambiente de una ciudad o de un país, sino que toca elegir una región como mercado. El objetivo es ver a América Latina como una región y no país por país. En un solo país no hay población suficiente para aguantar un producto de alto impacto.

Un ejemplo es Oja.la, una empresa que hace cursos en internet de tecnología y funciona bajo un modelo de suscripción por pago fijo mensual, en la que se tiene acceso a todos los cursos que se quiera. En este caso, el emprendedor es venezolano, su equipo de desarrollo está en Colombia, sus inversionistas están en México y él está basado en San Francisco.

Por Lorena Machado, Especial para El Espectador, Medellín

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