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Bachillerato a 45.000 pesos

Luego de cambiar de colegio varias veces a su hijo mayor, al ingeniero Juan Carlos Ospina se le ocurrió crear un programa de educación virtual. Hoy se ha convertido en una opción ágil y barata para decenas de personas mayores.

Redacción Vivir
05 de enero de 2011 - 08:54 p. m.

Al hijo mayor de Juan Carlos Ospina, un ingeniero industrial dedicado a la docencia universitaria, no le iba bien en el colegio. Los profesores decían que era un alumno inteligente, pero insoportable. Se distraía, no respetaba a los profesores, quería hacer varias actividades al tiempo, discutía y peleaba con frecuencia.

Primero tuvo que retirarlo del  Gimnasio Los Cerros, en Bogotá, para matricularlo en el Gimnasio José Joaquín Casas. Pensó que un cambio de colegio podía ayudar. Pero tampoco duró mucho tiempo allí. Las quejas de los profesores eran el pan de todos los días. A la familia Ospina no le quedó otra salida que llevar al inquieto adolescente a los “validaderos” de la ciudad.

En noveno grado lo matricularon en el colegio de validación Retos y Retos. Muy pronto reaparecieron los problemas. “Decidí dedicarme a la educación de mi hijo mayor”, recuerda Juan Carlos. Navegando en internet en busca de contenidos y esquemas para las clases que le daba a su propio hijo descubrió que la educación virtual era un mundo fascinante y en auge en el mundo entero.

Estudió las plataformas de educación virtual que ofrecían compañías como Microsoft y también las que se denominan “open source” o “código abierto”. Son modelos gratuitos que se alimentan con aportes de todos los usuarios. La tarea de educar a su propio hijo lo había absorbido lo suficiente como para pensar a mayor escala.

“Se me ocurrió que había estudiantes que necesitaban una educación más ágil, más dinámica, concentrarse y no perder tanto tiempo como ocurre en los colegios tradicionales. También pensé que un colegio virtual serviría a muchas personas adultas”, cuenta Ospina.

Con la idea de un colegio que impartiera sus clases a través de internet viajó a España y México para conocer experiencias similares allí. También se puso en contacto con Raúl Hoyos, un matemático y reconocido educador de la Universidad Nacional, fundador del Colegio Jan Amos Comenius especializado en la educación a distancia.

Hoyos lo animó a seguir adelante con la idea y compartió con él algunas de las lecciones aprendidas educando colombianos a través de guías y programas flexibles. A esa altura, su hijo había conseguido graduarse del Colegio Bacatá, y se matriculaba en la carrera de Administración de Empresas en la EAN. El tiempo lo dividía entre las clases de la universidad y la creación del nuevo colegio junto a su padre.

La siguiente puerta que tocó fue la del Instituto Andino de Bachillerato y Capacitación en Bogotá. Una organización que también tenía experiencia en educación a distancia. La idea de un bachillerato virtual les pareció una buena opción y decidieron apoyarlo. Así nació www.bachilleratoenlínea.com. Era febrero de 2007.

Desde entonces las cosas han salido mejor de lo esperado para un modelo educativo experimental y en desarrollo. Según Juan Carlos son más de 8.000 los usuarios de la página. Aunque el número de alumnos formalmente matriculados oscila entre 500 y 800. En un año, que es lo permitido por la ley, cada estudiante puede completar dos grados. El precio de la matrícula es de $145.000 y cada mes se pagan $45.000 adicionales.

“La mayoría de estudiantes que recibimos son adultos mayores —cuenta Ospina—, nos hemos dado cuenta de que hay un problema en Colombia y es que las compañías están buscando la certificación ISO y allí se exige como parte de los procesos de calidad que los empleados tengan un grado de bachiller”.

Algo similar está ocurriendo con empresas de vigilancia en Bogotá, que aglutinan más de 40.000 empleados que no tienen bachillerato y la Superintendencia de Vigilancia exige ese grado de formación antes de entregarles un arma.

Esto explica en gran parte la acogida de los bachilleratos en línea según Ospina. Estos adultos necesitan ahorrar tiempo y dinero a la hora de obtener un bachillerato que les abra puertas laborales. “Cada año en Bogotá entre 50.000 y 60.000 personas quedan por fuera del sistema educativo. Estas personas no pueden acceder a trabajo digno y buscan opciones como la nuestra”, concluyó.

Por Redacción Vivir

 

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