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Científico descubre que es un psicópata en potencia

Mientras analizaba los cerebros de asesinos en serie, el estadounidense James Fallon encontró que la estructura de su mente era muy parecida a la de los criminales.

Redacción Vivir
29 de noviembre de 2013 - 10:51 p. m.
El neurocientífico James Fallon es profesor en la Universidad de California en Irvine. / Daniel A. Anderson - UCI
El neurocientífico James Fallon es profesor en la Universidad de California en Irvine. / Daniel A. Anderson - UCI
Foto: Daniel A. Anderson/University Co - Daniel A. Anderson

James Fallon es un neurocientífico de la Universidad de California de Irvine obsesionado con el estudio del cerebro. Es, además, un psicópata en potencia. “No maté a nadie, ni violé, ni hice nada parecido”, dice en una entrevista a BBC Mundo, y luego cuenta que él mismo hizo el descubrimiento mientras analizaba las tomografías cerebrales de asesinos psicopáticos y al mismo tiempo examinaba sus tomogramas y los de miembros de su propia familia para otro estudio sobre el alzhéimer.

Un día de 2005, en su oficina, Fallon descubrió que su cerebro compartía los rasgos de personalidad de pacientes con graves desórdenes psiquiátricos. Descubrió que él también presentaba una baja actividad en las áreas de los lóbulos temporal y frontal, que están relacionadas con la empatía, los valores morales y el autocontrol. “Exactamente las mismas áreas del cerebro estaban completamente apagadas, como en los peores casos que había visto, y eso al principio me causó risa”, asegura Fallon.

Año y medio después de aquel hallazgo dedicó casi todo su tiempo a hacer un estudio más detallado. Se sometió a varias pruebas genéticas. Encontró que no sólo su cerebro cumplía con el patrón de un psicótapa pues sus genes decían lo mismo. Los exámenes arrojaron una fuerte presencia de alelos (formas alternativas de un gen) coincidentes con un alto riesgo para la agresión, la violencia y la baja empatía.

Si todas las piezas coincidían para que Fallon fuera un asesino o un violador en serie, ¿por qué no lo era? Porque algunos psicópatas no matan, simplemente tienen comportamientos psicopáticos, explica. Entonces Fallon sería lo que algunos llaman un “psicópata prosocial”: a pesar de no sentir empatía y tener problemas de autocontrol, es capaz de cumplir con las normas sociales, relacionarse y tener éxito en su trabajo. Y la razón principal para que ese hubiera sido su destino es el “entorno”, su familia: “Me querían y me sentía protegido”, dice.

Esta investigación también lo ha llevado a ser más consciente de su propia personalidad, a reconocer que tiene “un espíritu de competición odioso. No dejo ganar ni a mis nietos. Soy un tipo imbécil con manías insoportables para la gente”, como cuenta en tono afable en una entrevista al Instituto Smithsonian. Y a la manera de la más íntima confesión, agrega que “desde que lo descubrí, me he esforzado por cambiar mi comportamiento. De forma consciente, he hecho cosas que se consideran buenas acciones y he pensado más en los sentimientos de los demás”.

Fallon cuenta que entre sus ancestros podrían contarse unos siete asesinos, entre ellos Lizzie Borden, la única sospechosa de los asesinatos a hachazos de su padre y su madrastra, que tuvieron lugar en su casa en agosto de 1892. Aunque nadie fue condenado por el hecho, el crimen siempre pesó sobre Borden y además la hizo célebre en la historia judicial de Estados Unidos.

La historia de James Fallon desde 2005, cuando descubrió su genética y su mente psicópata, está detallada en un libro titulado The Psychopath Inside (El psicópata interior). “La biología no es una sentencia de muerte, pero puede dar un potencial alto para estas cosas. Los genes cargan el arma y hacen que alguien sea vulnerable para convertirse en un psicópata”. Gracias a su entorno, a su familia, ese no fue su destino.

Por Redacción Vivir

 

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