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"El truco es perdonar pero no olvidar"

Ed Cairns cuenta su experiencia profesional en el conflicto norirlandés y deja algunas lecciones para el panorama colombiano.

Juan David Torres Duarte
17 de agosto de 2011 - 10:09 p. m.

Una broma “tonta” en Irlanda del Norte reza que un hombre cualquiera, que camina por la calle, se encuentra de golpe con otro que, armado, le pide a gritos que responda si es protestante o católico. El hombre, pasmado, contesta que no es ni católico ni protestante, sino judío. El primero, todavía armado, todavía amenazando, dice: “¡No me importa si es judío! ¿Es protestante o católico?”.

Ed Cairns es profesor de la escuela de psicología de la Universidad de Ulster, en Irlanda del Norte, y lleva varios años explorando el conflicto entre grupos. Cairns vive en una nación donde los nacionalistas, casi todos católicos, utilizan una bandera, y los unionistas, que predominan y son casi todos protestantes, otra. Donde los unionistas llaman a una de las grandes ciudades Londonderry, y los nacionalistas la denominan, simple y llanamente, Derry. Donde unos quieren pertenecer a Inglaterra y otros a Irlanda. Son diferencias que parecen ridículas, dice Cairns, pero en realidad son profundas. Tan profundas que durante 30 años llevaron al cementerio —luego de pugnas entre grupos paramilitares, estatales y políticos— a cerca de 3.500 personas. Y tan profundas que necesitaron un proceso de paz que comenzó en 1994 y la firma, el viernes 10 de abril de 1998, de un acuerdo en Belfast, su capital.

Hace mucho tiempo, Cairns se preguntó qué podría decir la psicología sobre el conflicto. La psicología, dijo, no tenía todas las respuestas. Escogió entonces una base modesta: la teoría de identidad social, para estudiar el rol de los individuos y su empatía con los grupos sociales. Siempre será, afirma Cairns, difícil superar un conflicto: “Pueden ser diez, treinta años. Pero si la gente se puede acercar y verse como un solo grupo, probablemente eso ayudará”.

¿Qué factores producen conflictos?
Hay una historia del conflicto. La gente tiene un aprendizaje familiar. Tienen resentimientos del pasado, que pueden ser aprendidos o imaginados.

¿Cómo afecta el conflicto la identidad social de la población?
Fuertemente porque, una vez el conflicto progresa, es muy difícil ser neutral y eso afecta la identidad social. Cuando las personas se dan cuenta de que pertenecen a una comunidad, esa comunidad las asegura. Por ejemplo, mis estudiantes, tanto católicos como protestantes, vienen de partes muy divididas de Irlanda del Norte y se juntan en la universidad. Cuando vuelven a casa, la gente les pregunta: “¿Cómo te va en la universidad? Espero que no seas muy amigo de estos o aquellos”. Ellos les recuerdan: te estamos mirando. Mis estudiantes dicen: “Hice un gran amigo católico y quise llevarlo a casa, pero no lo hice”.

¿Es posible juntar este tipo de grupos?
Claro que es posible. Hay organizaciones que lo facilitan. Hay ciertas escuelas integradas que tienen grupos mixtos. En ese caso, estoy hablando de lugares segregados en Irlanda del Norte. Sin embargo, hay lugares en los que hay menos segregación, la gente está menos dividida, lugares de clase media en donde la gente vive y trabaja en conjunto.

En específico, ¿qué estrategias son útiles?
Como dije, gente especializada que organiza campamentos de verano, en Irlanda del Norte o en otras partes del mundo, y toma a la gente joven, que están alrededor de las escuelas integradas, donde la mitad de los profesores son protestantes y la otra mitad, católicos. Ese tipo de estrategias ha crecido lentamente, sobre todo por razones financieras, porque es un gasto extra en los impuestos.

¿Por qué son importantes, en estos casos, las relaciones sociales?
Creo que son importantes porque si usted se vuelve amigo de una persona de otra comunidad, si usted comienza a tener empatía, si se da cuenta de que son seres humanos como usted, es menos probable que usted quiera matarla. Las películas clásicas lo ilustran muy bien: en la Segunda Guerra Mundial, el británico o el americano mata al enemigo. Y está muy feliz. Luego voltea el cuerpo y mira en su maletín. ¿Qué encuentra? Una foto del soldado muerto con su esposa y su hijo. Y se da cuenta de que mató a una persona, no a un enemigo, a una persona. Usted los convierte en seres humanos, como usted mismo.

¿Qué necesita una sociedad para activarse después de un conflicto?
¡Si supiera la respuesta sería muy popular! Probablemente necesita líderes políticos interesados. Sería maravilloso si todos pudiéramos tener un Nelson Mandela. Eso sería un comienzo, pero necesitamos otras cosas.

¿Qué tipo de cambios mentales deben existir para superar un conflicto social?
Tiene que cambiar la forma en que se ven las cosas. Por ejemplo, uno de los asuntos con nuestro acuerdo de paz es que las personas pensaban en los beneficios económicos reales que obtendrían si acabara el conflicto. Uno de los problemas, en Irlanda del Norte es que no hay un dividendo de paz. Una vez le dije a un hombre: “Supongo que había muchas ONG cuando había enfrentamientos”. Y él dijo, con algo de amargura: “Sí, señor, y todas se fueron cuando el tiroteo terminó”. La gente sufre el conflicto y necesita ayuda, y las organizaciones cometen el mismo error una y otra vez. Termina un conflicto y se mueven a otro.

¿Cómo puede reconocerse un ambiente de posconflicto?
La gente en Irlanda del Norte todavía se lo pregunta. De hecho, decimos que nos encontramos en una situación de posviolencia, no de posconflicto. Sólo porque la guerra terminó, no significa que el conflicto se detuvo. Algunos de mis colegas dicen que el conflicto es una parte natural de cada sociedad, que no debe ser eliminado. Lo que debe ser eliminado es el conflicto que utiliza medios violentos.

¿Y el perdón?
Es complicado. Algunos piensan que si usted perdona, eso implica que el otro estaba equivocado. Si usted perdona a su enemigo, es como decirle: “Yo estaba equivocado y usted tenía la razón”. Otras personas dicen que perdonan sólo si los demás les piden perdón. En países religiosos, posiblemente como Colombia, la gente dice que sólo Dios puede perdonar y que no es su tarea perdonar. La empatía y el perdón van de la mano. Es difícil, pero hay que hacerlo.

¿Y la memoria?
Es imposible pedirle a la gente que olvide. El truco es perdonar pero no olvidar. Si usted puede hacer eso, podrá ir más allá.

¿Es suficiente hacer un tratado de paz?
Tenía que hacerse. Usted puede decirle a la gente: “¡Buenas noticias! ¡La pelea va a parar!”. Y luego la gente responde: “Perfecto. La guerra terminó. ¿Ahora qué sigue?”. Algunas instituciones tienen que venir a apoyar y a proveer a la gente de empleos. Puede que usted no esté en shock, pero si no tiene un trabajo… De hecho, en la guerra quienes se enfrentan tienen una causa y cuando todo termina, si usted no reemplaza esa causa, podrían generarse problemas de bienestar moral.

¿Es posible tener una paz perfecta?
Algunos políticos dicen que los franceses y los alemanes, que pelearon en dos guerras, ahora son grandes amigos. Y un día, cuando me quedé en un pequeño hotel francés, cerca de la frontera alemana, el hospedero dijo: “Yo no permitiría que un alemán se quedara en mi hotel”. Creo que una paz imperfecta es mejor que no tener paz. En Irlanda del Norte hemos logrado más de lo que mucha gente creía. El conflicto va y viene. No es perfecto, quizá nunca lo será. ¿Quién sabe?

Por Juan David Torres Duarte

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