Publicidad

Los microorganismos entran a los videojuegos

Científicos de la U. de Stanford presentaron ‘PAC-mecium’, en el que paramecios son controlados a través de campos eléctricos y químicos.

Redacción Vivir
16 de enero de 2011 - 09:00 p. m.

PAC-mecium es uno de los videojuegos que nació en el laboratorio del físico Ingmar Riedel-Kruse y su equipo de la Universidad de Stanford. A diferencia del clásico Pacman, en el que cuatro fantasmas de distintos colores persiguen a un indefenso y hambriento protagonista, representado por un círculo amarillo que abre y cierra la boca mientras come pastillas regadas en un laberinto, en esta versión la atención recae sobre unos actores inesperados: los paramecios.

Con tan sólo 0,05 milímetros de tamaño, estos protozoos ciliados que tienen forma de suela de zapato (ovalada), y que se encuentran de manera abundante en aguas dulces estancadas con abundante materia orgánica, entran en un juego hasta ahora reservado para seres inanimados. Con suerte, podrían convertirse en el mejor ejemplo de lo que algunos ya comienzan a denominar “juegos bióticos”.

La idea de Riedel-Kruse y otros biotecnólogos es integrar organismos vivos y procesos biológicos en vivo a las realidades virtuales y crear nuevos caminos para la industria de los videojuegos o para ser utilizados en el campo de la educación.

En el caso de PAC-mecium, mientras los paramecios flotan en una diminuta celda, el jugador usa un control manual para crear campos eléctricos o químicos que obligan a los protozoos a cambiar la dirección en la que se desplazan. Estos movimientos son captados por una cámara instalada sobre la celda y al sobreponer estas imágenes a un ambiente virtual creado en el computador, se logra la interacción de los paramecios con los íconos del juego.

PAC-mecium no es el único de los videojuegos descrito en el artículo titulado Diseño, ingeniería y utilidad de los juegos bióticos, publicado por Riedel y sus colaboradores en la revista Lab on a Chip. Allí también describen un juego de apuestas inspirado en una carrera de caballos. Lo curioso es que no hay caballos sino muestras de ADN procesadas a través de una técnica molecular, la Reacción en Cadena de la Polimeresa (PCR), en la que se amplifican los fragmentos genéticos. Dependiendo de cuál filamento del ADN alcanza un límite previamente establecido, se conocen los ganadores. Todo esto es seguido por los jugadores a través de la pantalla del computador o un televisor.

Los creadores de PAC-mecium, Microbash, Biotic Pinball, Pong-pong, Polymer Race y The Prisioner’s Smellemma, creen que es cuestión de tiempo para que este tipo de juegos evolucionen. Recordaron que desde la aparición de Tic-Tac-Toe en 1952, uno de los primeros juegos para computador, transcurrieron más de dos décadas antes de que comenzaran a popularizarse.

Más allá de la diversión que estos científicos de Stanford obtienen de los desprevenidos paramecios, se cree que los juegos bióticos constituyen un campo prometedor para integrar la biología y las realidades virtuales, pero también para el campo educativo, donde los estudiantes pueden encontrar la excusa perfecta para entender conceptos de química y física sin aburrirse.

Por Redacción Vivir

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar