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Menú sugerido: rata de monte

Un estudiante de la Universidad Nacional, sede Palmira, asegura que el roedor podría convertirse en la base de la soberanía alimentaria del Pacífico vallecaucano.

María Luna Mendoza
19 de febrero de 2014 - 03:36 a. m.
La carne de la rata de campo posee un porcentaje de proteínas similar al de las carnes de origen vacuno, porcino y aviar. / Agencia de Noticias UN/Unimedios
La carne de la rata de campo posee un porcentaje de proteínas similar al de las carnes de origen vacuno, porcino y aviar. / Agencia de Noticias UN/Unimedios

La rata de monte o semiespinosa podría convertirse en una fuente de nutrientes capaz de garantizar la soberanía y seguridad alimentarias de los habitantes del Pacífico colombiano. Así lo revela una investigación desarrollada por Alexis Aguilera Arango, estudiante de la Maestría en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, sede Palmira.

La rata de campo es de origen asiático y no pesa más de 250 gramos. Su espinoso pelaje es color marrón y el sabor de su carne, así como sus aportes nutricionales, es altamente valorado por los habitantes del Pacífico, quienes, después de cazarla con ingeniosas trampas nocturnas, la consumen asada, desmechada o sancochada.

La carne de este roedor posee un porcentaje de proteínas similar al de las carnes domésticas de origen vacuno, porcino y aviar. Además es rica en fósforo, hierro y potasio y posee altos niveles de minerales como cobre y zinc.

Según reseñó la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional (Unimedios), la investigación, demuestra que este animal podría convertirse en una alternativa económica viable para los pobladores que lo cazan y lo consumen. “La propuesta busca incentivar el estudio de roedores silvestres en cautiverio y preparar raciones con productos locales que suplan sus requerimiento nutricionales”, dijo el estudiante a Unimedios. “De igual forma —señaló— se espera innovar en la cría doméstica del roedor”.

De acuerdo con Unimedios, este proyecto de maestría, por el que Aguilera ganó una beca en la segunda convocatoria Colombia Biodiversa, de la Fundación Alejandro Ángel Escobar, “se concentra en la búsqueda de una estrategia que garantice la seguridad y soberanía alimentarias de los habitantes del Pacífico vallecaucano, especialmente durante la temporada vedada de pesca”.

En ese sentido, los resultados de la investigación podrían facilitar la conservación de peces sobreexplotados por las comunidades costeras. Además, la exploración y el reconocimiento del uso tradicional de la biodiversidad en regiones como el Pacífico colombiano constituye un paso importante en la búsqueda de alternativas de ingresos coherentes con las costumbres culturales y alimenticias de la población.

 

 

mluna@elespectador.com

Por María Luna Mendoza

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