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"Nadie puede decir que hice contrataciones corruptas"

Elvira Forero, directora nacional de Bienestar Familiar, se defiende de los ataques que le han hecho a su gestión.

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
17 de septiembre de 2011 - 09:00 p. m.

Cecilia Orozco Tascón.- ¿Cuánto hace que está trabajando en el ICBF?

Directora ICBF Elvira Forero Hernández.- Estoy a un mes de cumplir cinco años.

C.O.T.- ¿Cuánto tiempo fue directora de Fonade (Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo)?

E.F.H.- Desde el 22 de agosto de 2002 hasta el 9 de octubre de 2006.

C.O.T.- fue nombrada en Fonade a los 15 días de la primera posesión de Álvaro Uribe y pasó al ICBF con intervalo de un día ¿Cuáles son sus nexos con él?

E.F.H.- Lo conozco desde 1996 cuando yo estaba en la Federación Nacional de Departamentos y él era gobernador de Antioquia. Hubo mucha empatía en el trabajo.

C.O.T.- ¿Se considera amiga del expresidente?

E.F.H.- Más que amiga, me he formado con su ejemplo y con su guía.

C.O.T.- En las últimas semanas ha habido gran ruido sobre su gestión ¿Cree que después de cinco años aquí y casi cuatro en Fonade se ha desgastado porque se percibe que usted estaba haciendo trabajo político a favor del expresidente Uribe?

E.F.H.- Primero quiero decir que no conozco a los Nule y que jamás me los he encontrado en ningún tipo de evento. Ni siquiera he sabido que hubieran estado presentes en alguna audiencia. De otra parte, siempre he buscado rodearme de un buen equipo técnico y por eso los colombianos valoran positivamente el trabajo del ICBF. Los recursos del Instituto se ejecutan a partir de alianzas y de contratos. Ojalá tuviera más presupuesto para contratar y que hubiera mayor presencia social en todas las regiones. Si eso conlleva a que haya dudas y a que se presenten situaciones de crítica como la de ahora, estoy dispuesta a aclarar y aclarar y aclarar pero también a seguir ejecutando lo que me corresponde.

C.O.T.- ¿No será que se le está haciendo un juicio, no tanto por su tarea profesional sino por el apalancamiento del uribismo mediante la utilización de los programas del ICBF?

E.F.H.- Gobernar es ejecutar y apalancar los planes de desarrollo para beneficio general. Si es por eso que me están juzgando, qué bueno que así sea.

C.O.T.- No hablo de ayudar a la población con proyectos sociales sino de que con esa disculpa se beneficie políticamente a una persona que quería hacerse reelegir.

E.F.H.- ¿Cómo podría hacer eso si la ejecución de los programas se hizo con licitaciones abiertas y con el lleno de los requisitos de transparencia? En esas condiciones el impacto no puede ser sino general. Nadie puede decir que hice contrataciones individuales, a dedo, politiqueras o corruptas. En absoluto.

C.O.T.- ¿No es cierto que en varias regionales los directores de Bienestar llegaron por recomendación de políticos locales aliados del gobierno? Es un rumor que siempre se repite…

E.F.H.- Tanto el gobierno del expresidente Uribe como el del presidente Santos han definido procesos de convocatoria pública con pruebas, exámenes y valoración de la experiencia. Pero además esos procesos no son convocados solo por el Instituto sino con el acompañamiento del Departamento de la Función Pública.

C.O.T.- Usted estaba en el corazón del expresidente Uribe, lo cual era una ventaja en el gobierno pasado ¿Hoy esa misma característica es su mayor desventaja y la perjudica con el nuevo gobierno?

E.F.H- Infortunadamente hay unos sectores que buscan afectar la imagen del expresidente Uribe y todo lo que relaciona con él. Pero tengo la gran satisfacción de haber sido ratificada por el presidente Santos con unas palabras muy gratificantes.

C.O.T.- ¿Qué le dijo?

E.F.H.- “Ratificó en el ICBF a una mujer excepcional”.

C.O.T.- ¿No será que convencen a Santos de que ya es hora de sacarla?

E.F.H.- No lo sé. El presidente me ha dicho que explique lo que debo explicar y que siga adelante.

C.O.T.- ¿Cómo se hace el control de los programas billonarios que tiene el Instituto? ¿Quiénes los operan y supervisan?

E.F.H.- La gran mayoría de las tareas del ICBF se realizan contratando a terceros para que ejecuten las obras pero cada vez somos más eficientes. Por ejemplo, en el año 2006 para operar el programa de alimentación escolar, con menos días de cubrimiento y en menos puntos de atención había 2.700 contratistas. Hoy opera con 300 contratistas en 45 mil puntos durante todo el calendario escolar, en 1.102 municipios. La supervisión está a cargo de no más de 6 firmas de consultoría que tienen que contar con medios para acceder a los sitios más recónditos del país.

C.O.T.- ¿Cuál es el contrato más caro que ha adjudicado?

E.F.H.- El de la concesión de la producción de bienestarina que se le adjudicó a la multinacional Industrias del Maíz en 2007 por $600 mil millones de pesos para una operación de cinco años.

C.O.T.- ¿Cómo se seleccionó a este contratista?

E.F.H.- Hicimos nueve audiencias públicas para dar la posibilidad de que todos los interesados pudieran hacer sus observaciones. Todas esas audiencias están grabadas y nadie objetó el proceso.

C.O.T.- Recientemente hubo unas denuncias sobre la presencia de ácido sórbico en unos empaques de bienestarina y se descubrió que habían cambiado en un sitio, el alimento por frutiño ¿Ustedes qué hicieron al respecto?

E.F.H.- Hay que aclarar que la bienestarina tiene todas las virtudes nutricionales que necesita la población infantil y eso no está en discusión. El Invima detectó presencia de ácido sórbico en unos pocos lotes con ese conservante que no entraña riesgo para el consumo pero que no está autorizado para la bienestarina. Por este hecho se le impuso una sanción al productor.

C.O.T.- ¿Qué pasó con la sustitución del alimento por frutiño?

E.F.H.- El concesionario llega directamente a 4.250 puntos para entregar el producto. El acceso directo es importante para garantizar las condiciones de los sitios en donde se almacena. De esos puntos sale la bienestarina a los 45 mil comedores escolares, los 2.200 centros de atención al adulto mayor, los 79 mil hogares comunitarios y los mil jardines infantiles que tiene el país. En la ola invernal de diciembre del año pasado hubo un informe de un director regional del Instituto sobre uno de esos puntos en donde se había sustituido la bienestarina. Se tomaron las medidas inmediatas para que eso no pudiera volver a ocurrir.

C.O.T.- ¿Por qué se contrató a la misma empresa por cinco años en vez de hacer convocatorias anuales?

E.F.H.- Porque se trata de un proceso de concesión en el que se autorizan vigencias futuras por cinco años.

C.O.T.- ¿Quiénes son los contratistas productores de bienestarina?

E.F.H.- Industrias del Maíz que es una sociedad que tiene una gran planta en Cali y que provee la fécula de maíz para varios productos: maizena, crema dental, galletas, dulces textiles, etc.

C.O.T.- Su dolor de cabeza nace del contrato que se le dio a unos interventores, que resultaron siendo socios de los Nule, para que vigilaran el contrato de producción de bienestarina ¿Cómo se escogió al interventor?

E.F.H.- De nuevo, se seleccionaron mediante convocatoria pública. En el proceso nos acompañó la Procuraduría y el Programa Anti corrupción de la Presidencia además de Transparencia por Colombia a cuyos directivos tuvimos que insistirles porque estaban copados de trabajo. No hubo nada ni privado ni secreto.

C.O.T.- Pese a sus previsiones, en este caso llegaron los señores Nule que resultaron en graves líos ¿Ustedes supieron en su momento que la firma Ponce de León tenía lazos con ese grupo?

E.F.H.- No, y aclaro de nuevo que el ICBF no contrató a los Nule. Hizo un contrato en 2007 con unos interventores que se seleccionaron en una audiencia pública realizada en dos fases y en la que, inclusive, la balota fue sacada por la representante de Transparencia por Colombia. El ganador fue un consorcio conformado por Ponce de León Sociedad Anónima e Hidrotec. Ambas firmas consultoras son empresas de mucha antigüedad en el país.

C.O.T.- ¿Nadie objetó la selección de ese consorcio?

E.F.H.- Ni en la elaboración de los pliegos, ni las audiencias, ni en los informes que mandan los interesados en ganarse un contrato, en donde siempre buscan destruir la propuesta de su competidor para tener mayores probabilidades de ganar, nadie observó que Ponce de León podía ser del mismo grupo que se había presentado en la licitación con otra firma.

C.O.T.- ¿Qué un solo grupo se presente con dos firmas distintas a la misma licitación no es motivo para eliminar a las dos empresas del proceso?

E.F.H.- Hubiera sido motivo si se hubiera sabido pero como le digo, nadie lo puso de presente en el momento de la adjudicación. Solo ahora se vino a conocer después de las investigaciones profundas de la Superintendencia de Sociedades.

C.O.T.- ¿Cuál era la otra firma del grupo Nule?

E.F.H.- La firma MNV (iniciales de Manuel Nule Velilla) que hoy se sabe que era de los Nule. MNV fue eliminada desde el principio por otras razones. Con base en la investigación de la Superintendencia, el Instituto se declaró víctima de los Nule, contratamos un apoderado y reportamos la situación a la Fiscalía para lo correspondiente.

C.O.T.- Según una denuncia que publicó El Tiempo, al otro día del contrato de interventoría que se le adjudicó al consorcio del que hacía parte Ponce de León SA, se le dio otro contrato ¿Por qué y para qué se le adjudicó uno nuevo?

E.F.H.- Simultáneamente con el desarrollo de la interventoría al contrato de la bienestarina se desarrollaban los procesos de supervisión de los otros programas nutricionales del Instituto para estandarizar y sistematizar el control y para independizarlo de lo local. En ese sentido, se desarrolló un proceso público con las mismas características de publicidad, elaboración de pre-pliegos, pliegos, audiencias para que se asignara la interventoría de los otros programas. En una de cinco regiones, se ganó la adjudicación el consorcio donde estaba Ponce de León.

C.O.T.- ¿En algún momento se preguntó qué hacía Ponce de León, una firma de ingenieros de obras públicas, tratando de conseguir un contrato de interventoría a proyectos de alimentación y nutrición?

E.F.H.- Al igual que las otras firmas que participaron, Ponce de León es una de las empresas que más experiencia y antigüedad tiene en contratos de consultoría. Lo valioso de estas firmas es que tienen la logística para desplazarse a lugares alejados del territorio con el fin de que puedan cumplir con el contrato. Hay que tener los instrumentos de transporte por vía aérea, vía terrestre, vía acuática para poder llegar a los 4 mil 250 mil puntos que se deben visitar.

C.O.T.- El primer contrato de interventoría era por $13 mil millones, que no es poca cosa Primero: ¿está vigente o entró en caducidad cuando se conoció el engaño? Segundo: ¿Se ha ejecutado satisfactoriamente la interventoría? Tercero: ¿Quién vigila a los vigilantes del contrato de producción de bienestarina?

E.F.H.- Primero: no entró en caducidad porque no se dieron los elementos que señala claramente la ley para terminar un contrato, es decir por incumplimiento grave del servicio o por la parálisis del mismo. Segundo: el contratista ha desempeñado la labor que se comprometió a hacer, con unas fallas que han recibido la sanción correspondiente. Tercero: hay una gerencia de bienestarina que se encarga de supervisar la interventoría. Se trata de un equipo de especialistas que está al tanto de lo que ocurre en el programa.

C.O.T.- ¿Cuántas veces fallaron estos contratistas antes de que se presentaran las críticas de los medios por el tema de los Nule?

E.F.H.-. En términos generales han funcionado bien pero fueron multados en tres oportunidades: la primera, por no realizar unas visitas. La segunda, por una ausencia de pagos a sus funcionarios que fue solucionada y la tercera, por la presencia del ácido sórbico que usted mencionó. Pero hay que aclarar que esto sucedió cuando el contrato ya estaba en manos del interventor liquidador a cargo de la Superintendencia de Sociedades.

C.O.T.- ¿Cuándo asumió el contrato de inteventoría la Superintendencia?

E.F.H.- Cuando el Estado intervino las empresas del denominado grupo Nule. Permítame insistir en que el ICBF no les dio un contrato a los Nule sino a un consorcio del que no se sabía que pertenecía parcialmente a ese grupo.

C.O.T.- Cierto: no contrató a los Nule pero terminó haciéndolo indirectamente. El asunto se le enreda a usted por la presencia en el Instituto del exsecretario jurídico de Presidencia Edmundo de Castillo y de su hermano Gabriel como asesores suyos, porque ellos aparecieron vinculados con la familia Nule ¿Por qué contrató a los dos hermanos del Castillo?

E.F.H.- Para todos los casos siempre hemos buscado tener profesionales con trayectoria. En cuanto a la asesoría jurídica de Edmundo del Castillo y su presunta vinculación con el caso de la adjudicación del contrato de interventoría, puedo decir que se trata de una desafortunada coincidencia que tiene soporte más en el rumor que en la realidad porque los documentos que existen, muestran la labor que él desarrolló cuando acompañó a la Secretaría General en los múltiples procesos de contratación, y que todo lo que se firmó se ajustaba a los requerimientos legales. El Instituto contó con su experiencia y su apoyo jurídico durante el tiempo de su contrato. Esa es la vivencia que tengo sobre su labor.

C.O.T.- ¿Por qué llegó él al ICBF? ¿Era su amigo?

E.F.H.- No. Lo vine a conocer poco después de que me nombraron, cuando coincidimos en una reunión. Conversamos sobre la labor del Instituto, en particular sobre el rezago que hay respecto del restablecimiento de derechos en los casos de adopción. En ese tema, que es muy cercano al doctor del Castillo, me pareció importante tener su asesoría y le pedí que hiciera parte de este equipo.

C.O.T.- Y ¿Por qué razón cuando él fue nombrado en la Secretaría Jurídica de la Presidencia, se le sustituyó con el hermano, Gabriel del Castillo?

E.F.H.- Lo que pensamos aquí, desde el punto de vista jurídico, de trayectoria y de idoneidad fue que debíamos contar con un abogado de igual o mejores condiciones que las de Edmundo del Castillo. Por eso decidimos que el doctor Gabriel, a quien sí conocía en el desempeño de la labor profesional, nos acompañara desde ese momento.

C.O.T.- ¿No le pareció inconveniente que el sucesor de Edmundo del Castillo fuera su hermano?

E.F.H.- No porque es legalmente viable y a eso súmele las razones de idoneidad y experiencia que ya le mencioné.

C.O.T.- ¿No hay inhabilidad para esa especie de sucesión del cargo?

E.F.H.- No es un cargo sino un contrato de prestación de servicios profesionales.

C.O.T.- ¿Por qué conocía a Gabriel del Castillo?

E.F.H.- Lo conocí cuando él trabajaba como asesor externo del Ministerio de Comunicaciones. Fonade, era el ejecutor de muchos de los recursos del fondo de comunicaciones y recuerde que en esa época yo dirigía Fonade. Allí nos correspondió construir pliegos conjuntamente y promover las audiencias. En múltiples oportunidades leí sus conceptos jurídicos y la seriedad de los mismos. Por eso nos pareció ideal para que llegara a asesorar el Instituto.

C.O.T.- Hoy usted está enterada de que Edmundo del Castillo era amigo y tal vez socio de algunos miembros de la familia Nule ¿Le despierta alguna duda esa relación con respecto a las asesorías que él y su hermano le prestaron al ICBF o mete la mano al fuego por ellos?

E.F.H.- Meto la mano al fuego por ellos en el sentido de la experiencia que tengo sobre el trabajo de asesoría jurídica que desarrollan. Esa experiencia no la tengo solamente yo sino todo el equipo que me ha acompañado. Si son amigos o no de unas personas es un tema nuevo para mí, pero ese hecho no vulnera, ni pone en duda, ni afecta la seriedad de los procesos que ha adelantado el Instituto.

Las tres “enemigas” de la directora del ICBF

Cecilia Orozco.- Se han mencionado nombres de sus supuestos reemplazos ¿Es cierto que renunció una vez?

Elvira Forero.- (risas) No, no es cierto.

C.O.- Hay tres enemigas poderosas que usted se ha ‘levantado: la columnista Yolanda Reyes; la congresista Ángela María Robledo; y la procuradora delegada para la niñez que le hizo una especie de juicio público ¿Por qué se las “ganó”?

E.F.- No creo que sean mis enemigas. Tienen el mismo interés que yo en protección de la infancia pero tienen competencias diferentes

C.O.- ¿Por qué cree que la columnista Reyes se ha centrado en usted?

E.F.- Hay en ella un interés particular que se debe examinar privadamente y no en público.

C.O.- ¿Cómo analiza el interés de la representante Robledo en criticar su gestión?

E.F.- Busca con buena intención que el ICBF marche con las prioridades que a su juicio, debería tener la entidad. Sus puntos de vista son valiosos pero la ruta que tengo que seguir es la que me traza la junta directiva.

C.O.- Y la procuradora ¿Qué tiene contra usted?

E.F.- Tengo profundo respeto por ella. Sí me pareció un poco dura la reclamación porque no me dio oportunidad de responder pero vamos a llevarle, con la junta directiva, el informe de respuesta a sus objeciones.

Las cifras de un aparato de poder

El ICBF es un poderoso órgano estatal de atención: cuenta con 5.100 funcionarios, 33 sedes regionales en todo el país; 200 centros zonales y miles de unidades de operación. Su atención se centra en la población más vulnerable. El presupuesto de este año es de $3.1 billones. El Instituto pasó de tener más de 150 programas dispersos, a 12 proyectos concentrados. El programa que más presupuesto tiene históricamente el ICBF es el de hogares comunitarios que cuesta aproximadamente $1 billón. 79 mil madres comunitarias se hacen cargo de cerca de un millón de niños cada día. Otro programa importante es el de alimentación escolar que incluyó en 2010 a 4 millones 70 mil niños que recibieron desayuno o almuerzo 180 días del año escolar. Su costo anual es de $550 mil millones. Un tercero es el de desayuno infantil que cubre a un millón 600 mil niños menores de 5 años 11 meses, que no acceden a los hogares comunitarios y que están en los niveles 1 y 2 del Sisben. Ellos reciben proteína, micronutrientes y vitaminas. El programa llega a las poblaciones más alejadas donde lograr el consumo de leche era casi impensable hace unos años. Cuesta $200 mil millones anuales.

Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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