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Pacto contra el embarazo adolescente

El próximo miércoles se darán cita en Medellín los ministros de Salud de Colombia, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela, para firmar un compromiso político que le haga frente a esta problemática. La ONU lidera la iniciativa.

Carolina Gutiérrez Torres
28 de agosto de 2011 - 08:59 p. m.

Mi embarazo fue un accidente. Me di cuenta cuando tenía como dos meses; le dije a mi novio que me acompañara a hacerme una prueba y sí, salió positiva. Yo no me cuidaba porque mi mamá no me dejaba, me decía que planificar desde tan temprano era peligroso; así les pasó a unas primas mías, se pusieron a planificar desde muy niñas y cuando iban a tener hijos tuvieron muchos problemas. La que habla es Manuela. Tiene 14 años, seis meses de embarazo, cursa décimo grado y vive en Medellín, barrio Granizal, Comuna Uno.

Su historia es tan repetida en esta ciudad, en este país y en esta parte del continente, que a veces parece invisible la enorme problemática que hay detrás de ella. Que se traduce en una tasa de fecundidad adolescente en Colombia del 19,5%, lo que significa que una de cada cinco mujeres de 15 a 19 años ha estado alguna vez embarazada (datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2010). Una problemática que preocupa a los gobiernos y a los organismos internacionales, como la ONU, que señala en un informe: “Mientras en la subregión andina la fecundidad total disminuyó de manera marcada entre 1975 y 2005, la adolescente se redujo solamente en un 6%, permaneciendo alta, con una tasa específica en el grupo de 15 a 19 años de 82 hijos por cada 1.000 mujeres, e inclusive presentando tendencias al alza en algunos países”.

 La advertencia la hace puntualmente el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). El mismo que está a la cabeza del Plan Andino de Prevención del Embarazo Adolescente, en el que también están comprometidos los gobiernos de Colombia, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela. Este año se cumple el cuarto aniversario de esta iniciativa. Para conmemorarlo se firmará un compromiso político entre los países miembros. El objetivo: definir una serie de estrategias regionales y nacionales sobre prevención. Para esto los ministros de Salud de cada nación y los principales representantes de este plan andino se reunirán el próximo miércoles y jueves en Medellín, la ciudad de Manuela.

¿Qué planes tengo para mi futuro?... Por el momento no sé, pero sí quiero llegar a ser algo en la vida y enseñarle a mi hija (Dulce María) a planificar... Pues... enseñarle muchas cosas para que no cometa el error que yo cometí.

Marcela Suazo, directora de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Unfpa, afirma que en la región, del total de niños que están naciendo, por lo menos uno de cada cinco es de una madre adolescente, “y hay zonas donde esa cifra se puede duplicar o triplicar”. Advierte que en muchos casos esta condición está relacionada con la imposibilidad de continuar la formación educativa , lo que luego se traduce en una limitante para acceder a un trabajo formal. Y así —puntualiza— se sigue alimentando el círculo de la pobreza.

Los datos de Colombia hablan de una reducción de un punto en la tasa de fecundidad adolescente entre 2005 (20,5%) y 2010 (19,5%). ¿Qué significa ese leve descenso? Así lo explica Juan Carlos Vargas, asesor científico de Profamilia: “Las tasas de embarazos son muy difíciles de disminuir de una forma importante, pero tenemos que reconocer la gran ganancia de que en 2010 hayamos quebrado una tendencia que venía al alza desde 1990. ¿Eso qué mostro? Que se está empezando a ver la luz al final del túnel, pero no quiere decir que se haya encontrado la solución, hay que redoblar esfuerzos para que esa tendencia que ya se rompió se vea reflejada en un descenso notorio”.

 El peor escenario se vive en los barrios de estratos socieconómico más bajos —como en el que vive Manuela—, en los que los índices alcanzan el 29,5% (en los más altos es de 7,4%). “El embarazo adolescente está ligado directamente al nivel educativo y económico y tiene un agravante, que es la falta de un proyecto de vida en las menores de estratos bajos. No ven la posibilidad de construir un futuro, entonces hacen proyectos mediatos, como ser madre.... ven el embarazo como una salida”.

Vargas califica la implementación de la ley de educación sexual en Colombia como “bastante irregular”. Asegura que el país sigue relegado en las tendencias que dicta la literatura mundial y que señalan, por ejemplo, que a partir de los 5 y 6 años a los niños se les debería empezar a hablar de lo que él llama educación para el afecto. “No vamos a hablar de relaciones penetrativas ni en esos términos, pero sí de lo que es la genitalidad, el afecto, el respeto por sí mismo. Y con esto no sólo estamos haciendo prevención a un embarazo prematuro, sino al abuso sexual”.

El testimonio  de María Fernanda
“Tengo 16 años y estoy en décimo. Hace dos meses y medio tuve a mi hijo, Juan Esteban. Quedé en embarazo después de una relación de dos años. Cuando el papá de mi niño se dio cuenta, me dijo que abortara. Yo le dije que no. No me sentía tan valiente. Pensaba que era injusto quitarle la vida a un niño que no tiene la culpa de los errores de uno.

Cuando les dijimos a los papás de mi novio, ellos pensaban que tenía apenas unos días y también me propusieron abortar. Les dije lo mismo. Que no me sentía capaz. Para ese momento ya tenía tres meses de embarazo. A mi mamá la noticia le dio muy duro porque soy hija única, pero me apoyó, ¿qué más iba a hacer? Me dijo que por nada del mundo podía dejar de estudiar. Yo sabía que tenía que darle un futuro mejor a mi bebé.

No tuve el apoyo del papá del niño en mi embarazo, pero bueno... En cambio los papás de él sí me acompañaron y claro, mi mamá, que siempre me impulsó para seguir adelante. Cuando el niño nació, ahí sí el papá empezó a estar pendiente, volvió a estar a mi lado, pero para mí ya no era lo mismo.

Cuando empezamos la relación yo planificaba con pastillas, pero dejé de hacerlo y en un pequeño descuido llegó Juan Esteban. Estábamos peleados, yo pensaba que no íbamos a volver a estar juntos porque la relación había cambiado mucho. Pero en una reconciliación pasó.

Las metas que tenía antes de que naciera Juan Esteban son las mismas que tengo ahora: terminar de estudiar, ser una profesional y darle un futuro a él. Tengo que mostrarle que su nacimiento no fue un obstáculo para mí, ¿cuántas mujeres han tenido un hijo siendo jóvenes y salieron adelante? Quiero estudiar administración de empresas y mercadeo”.
 

Por Carolina Gutiérrez Torres

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