SaludCoop, una papa caliente

Luego de que el ministro de Salud dijera que la liquidación de la EPS era una opción, el sindicato emprendió una fuerte campaña para oponerse. ¿Qué opciones le quedan al Gobierno?

Redacción Vivir
06 de diciembre de 2012 - 05:48 p. m.
Esta es la cuenta regresiva que está a primera vista en el sitio web unitracoop.org, el más grande sindicato de SaludCoop.
Esta es la cuenta regresiva que está a primera vista en el sitio web unitracoop.org, el más grande sindicato de SaludCoop.

En el primer pantallazo del sitio web de Unitracoop, el más grande de los dos grupos sindicales de SaludCoop, se ve una cuenta regresiva: los días, horas, minutos y segundos que restan para que finalice la intervención del Estado sobre la EPS. Unitracoop nació casi en el mismo momento en que el Gobierno, luego de encontrar un sinnúmero de irregularidades administrativas y financieras durante una inspección, decidiera tomar la dirección de la empresa, en mayo de 2011.

Este grupo sindical, del que se dice estaría orquestado por Carlos Palacino, el expresidente de la EPS —versión que el sindicato niega pero que, según funcionarios de la compañía que pidieron la reserva de su identidad, es vox pópuli en los pasillos—, es el mismo que ha liderado las marchas que en la última semana han protagonizado empleados de SaludCoop en diferentes ciudades pidiendo que no se liquide la EPS.

El revuelo vino después de una declaración que hizo el ministro Alejandro Gaviria el pasado 26 de noviembre, en la que señaló que no descartaba la liquidación de la EPS. “Las opciones se reducen a dos: administrarla y devolvérsela a sus dueños, algo que la sociedad no aceptaría, o su liquidación de manera ordenada”, dijo entonces, y explicó que lo primero que se haría en ese caso sería vender sus activos para pagar las deudas que la entidad tiene con los proveedores.

Aunque el ministro advirtió que esa era sólo una opción y que tendría hasta mayo de 2013 (cuando se vence el plazo de la intervención) para dar la última palabra, el sindicato lo tomó como un hecho y empezó a convocar a los empleados de todo el país para que rechazaran la posibilidad. A través de manifestaciones y comunicados públicos, miles de trabajadores de la EPS le pidieron al Gobierno que no llegara hasta esa instancia.

“Los manifestantes solicitamos la no liquidación del Grupo SaludCoop, la conservación de 34.000 empleos directos, más de 1 millón de empleos indirectos y mantener la atención en salud de 7 millones de usuarios afiliados. También solicitamos diálogo directo con el presidente Juan Manuel Santos, para buscar alternativas diferentes a la liquidación, así como un cese inmediato de la intervención”, se lee en la página web de Unitracoop, sindicato que según las cuentas de sus presidentes está conformado por unas 23.600 personas.

El resultado de las protestas en Bogotá, Cali, Pereira, Bucaramanga, Cúcuta y otras regiones fue un nuevo pronunciamiento del ministro Gaviria. En esta ocasión dijo que, a pesar de que la realidad financiera de la empresa es difícil (fue multada por la Superintendencia de Salud por unos $200.000 millones y está en investigación la posible desviación de recursos por cerca de un billón de pesos), no era verdad que sus empleados fueran a ser despedidos. Aseguró que la red de hospitales y clínicas de la compañía es necesaria y va a seguir funcionando.

¿Qué camino le queda al Gobierno? El exministro de Salud y presidente de Acemi, la asociación que agrupa a las EPS, Jaime Arias, dice que ve tres salidas claras.

La primera: devolverle la compañía a sus antiguos dueños (como lo respalda la ley), aunque, según Arias, “eso no tiene viabilidad política ni social, desencadenaría una reacción de la sociedad muy fuerte”. Esto, precisamente, es lo que está pidiendo Unitracoop: que la EPS vuelva a las manos de sus antiguos administradores, a la cabeza de Carlos Palacino, quien el pasado octubre fue sancionado por la Procuraduría con una inhabilidad de 18 años para contratar con el Estado.

“La segunda opción es liquidar”, dice Arias, y explica: “Esto tiene un problema muy complicado y es que los seis millones de afiliados a SaludCoop tendrían que pasar probablemente a la Nueva EPS, que ya cuenta hoy con cerca de dos millones y medio de usuarios. ¿Tendría la capacidad de recibirlos?”. Y sólo podrían ir a esa EPS, explica, porque existe un decreto que señala que si una EPS tiene más del 10% de los afiliados del país sólo puede transferirlos a una empresa que tenga una participación del Gobierno, y en este caso sólo clasificarían la Nueva EPS y Caprecom, pero esta última no opera en el régimen contributivo.

La tercera opción es mantener la interventoría. “Me parece la menos complicada de todas; el problema es que en general todas las EPS están en una situación financiera muy difícil y esta no es la excepción”.

Por Redacción Vivir

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