Aunque desde 1996 la Organización Mundial de la Salud declaró que la píldora de anticoncepción de emergencia es “un medicamento sin contraindicaciones absolutas”, y en la mayoría de países se vende libremente, la ministra de Sanidad española, Ana Mato, ha emprendido una lucha para restringir su venta en este país. Su propuesta es que el fármaco sólo se pueda vender con prescripción médica pues, según ella, es dañino para la salud.
Mato le ha designado a tres organizaciones científicas de su país la realización de análisis para determina si realmente es nocivo. A pesar de que dos de ellas concluyeron que la píldora no causa “graves” reacciones adversas, la ministra no está convencida e insiste en que el Comité Español de Farmacovigilancia deberá realizar un cuarto estudio, del que dependerá la decisión frente a su restricción.
A propósito, el asesor científico de Profamilia, el ginecobstetra Juan Carlos Vargas, es enfático al afirmar que a la hora de tomar esas medidas “hay que basarse en las evidencias médicas, que frente a las pastillas del día después han comprobado a nivel mundial que su consumo no trae consecuencias ni a corto ni a largo plazo”.
En el caso colombiano, Vargas afirma que la píldora ha tenido gran aceptación. El año pasado Profamilia vendió 499.369 dosis (sin tener en cuenta las otras marcas que se consiguen en las farmacias: Postday, Emergyn). En el mismo período se estima que en el país se realizaron 450.000 abortos (muchos practicados bajo condiciones que ponen en riesgo la salud y la vida de las mujeres). Según la institución este número pudo haber sido mucho más alto, si no existiera esta alternativa para evitar embarazos no deseados.
“Lo que no está bien es que las mujeres se automediquen. En el país se exigió que estas píldoras se vendieran sólo bajo receta médica, porque se pretendía que las mujeres recibieran orientación en métodos de planificación y no utilizaran este medicamento como tal; pero las farmacias las venden libremente y no ha habido control suficiente por parte de las autoridades”, dice Vargas.
La primera píldora de anticoncepción de emergencia llegó al mercado local en 2001, a través de Profamilia, bajo campañas de prevención de embarazos no deseados. Once años después, la entidad ha vendido 4’912.517 dosis de este medicamento que, como afirma Profamilia, debería ser el último recurso que utilicen las mujeres para evitar un embarazo. Siempre será más segura la implementación de métodos de planificación, que les deje a las parejas la responsabilidad de decidir cuándo desean ser padres.