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"Yo pensé que nunca iba a trotar"

Alba María Villegas sobrevivió al cáncer y encontró en las carreras atléticas una nueva forma de vida. Colecciona como un tesoro las medallas de al menos 23 competencias en las que ha participado para demostrarle a todas las pacientes que la vida sigue siempre y cuando se tenga una meta clara.

Catalina González Navarro
28 de septiembre de 2013 - 06:53 p. m.
Estas son las fotos y medalas que conserva Alba María Villegas. /Gustavo Torrijos
Estas son las fotos y medalas que conserva Alba María Villegas. /Gustavo Torrijos

En su apartamento en el norte de Bogotá, Alba María colecciona todas las medallas de atletismo que ha recibido. Su único propósito: recordar cada paso que dio durante su batalla. En 2005 fue diagnosticada con cáncer en el seno izquierdo.

Nunca fue muy fanática de hacer ejercicio, sin embargo, en 2005 cuando estaba de vacaciones en Panamá decidió participar junto a su familia en una carrera de remos que se realiza en el canal de Panamá. Luego ingresó a una competencia de triatlón. Como si los años no pasaran recuerda que algunos de sus amigos hacían natación, otros corrían, mientras otros montaban bicicleta, “eso sí, mi esposo siempre estaba en bicicleta y nosotros lo hacíamos pero de a poquitos”. Ver video

Ese mismo año llegó a Bogotá y luego de su diagnóstico los médicos decidieron que la mejor opción era operarla del seno, hacerle un vaseamiento de ganglios desde el brazo. Un procedimiento que consiste en extraer el ganglio axilar para evitar que vuelva a aparecer la enfermedad. Fue entonces cuando encontró en el ejercicio un espacio de distracción que se convirtió en una opción de vida. “Yo pensé que nunca lo iba a lograr, trotaba una cuadra y me cansaba, pero después logré hacer un kilómetro - entre sonrisas- me sentí la mejor persona”.

Luego, junto a su familia, participó en la Media Maratón de Bogotá, y aunque le costaba creerlo corrió los 10 kilómetros. Para 2006 se unió a la Liga colombiana Contra el Cáncer, donde conoció a Pilar Fernández, la directora de Campañas de la institución. Con ella entabló una relación muy cercana que la apoyó durante todo el tratamiento.

En una de sus tantas conversaciones Pilar le habló de los programas que realizaban con los pacientes, como las clases de acuarela. “Yo soy arquitecta y siempre había querido pintar, entonces pensé este es el momento y me vinculé. Esos espacios los disfrute mucho, me sirvieron de terapia porque uno iba y pintaba calladito y pasaba su mal momento”.

Desde esa época participa en las carreras atléticas que se realizan en Bogotá, incluida la Carrera de la Mujer, por lo que se entrena físicamente: va tres veces a la semana al gimnasio, porque le sirve para tonificar su cuerpo, y la deja en forma, los domingos sale a correr a la ciclovía. Y con una sonrisa, pero con voz muy seria, afirma que lo hace siempre, sin importar donde esté: “cuando voy a las fincas, corro con mi esposo”.

Alba María dice que su familia ha sido su mayor fortuna y que gracias a su cariño es que ha logrado su recuperación. Ellos la han acompañado en toda su lucha y han corrido junto a ella. Así se ve en las dos hojas de papel propalcote en la que tiene registradas 23 fotos de sus carreras, en varias aparecen sus hijos con camisetas estampadas que dicen: “voy a apoyar a mi mamá”.

Sonriente y con una mirada firme cuenta que colecciona las medallas de sus carreras porque significan su participación en cada una. “Las quiero muchísimo, especialmente la que obtuve en 2006 después de mi tratamiento. Logré hacer esos 10 kilómetros y me siento súper”.

Ya lleva seis años haciendo parte de la Liga Colombiana, sigue asistiendo a las clases de acuarela, pero ya no es estudiante. Cambió de rol y ahora es la monitora de la clase a la que asisten de ocho a diez personas. Tomó clases con un profesor chino, lo que le permitió dominar más la técnica. Cada quince días comparte las mañanas de los jueves con las pacientes e incluso con mujeres como ella que ya terminaron el tratamiento exitosamente, hablan de sus historias y cuentan sus dolores y penas. Para ella esta actividad se ha convertido en una terapia deliciosa: “el solo hecho de sentarse con un pincel y echar colores, es muy bueno”.

Su tratamiento ya terminó. Durante siete años tomó varios medicamentos que al final tuvieron que cambiarle porque le generaban dolor en las articulaciones de las manos y piernas.

Hoy, dos días antes de correr en la séptima versión de la Carrera de la Mujer, advierte que aceptó dar esta entrevista por una sola razón, enviarle un mensaje a aquellas mujeres que están en tratamiento, darles un estímulo y decirles que el cáncer es sólo un episodio pasajero: “a todas las mujeres les digo que van a salir adelante”.

Alba María es un ejemplo de ello. Un día de 2010, cuando había superado el cáncer, se cayó de su bicicleta mientras montaba por un paraje de Tolú, Sucre. El accidente le afectó la tibia y el peroné pues tras el tratamiento los huesos le había quedado descalsificados. La tuvieron que operar y ponerle platinas, y durante un año tuvo que usar muletas y bastón. Tuvo que empezar de cero y después de intensas jornadas de tratamientos y terapias volvió a caminar y a correr.

Este domingo estará desde las ocho de la mañana en el Parque Simón Bolívar para acompañar a sus 100 compañeras que han sido pacientes de la Liga y que se inscribieron en la Categoría no Competitiva en la que caminaran dos kilómetros. Alba María se inscribió junto a su hija en la Categoría abierta, que es para personas de 18 a 39 años. “Es para personas más jóvenes, pero voy a participar en esta competencia porque son 8 kilómetros”. Con su práctica espera correrlos en una hora y diez minutos.

Su otra hija, vive en Vancouver, Canadá, y el próximo 6 de octubre cumple años. La celebración en esta ocasión será particular: pidió a sus amigos, a través de su cuenta en Facebook, que no le den regalos sino que recolecten fondos y los aporten a una buena causa, las mujeres que correrán junto a ella por el cáncer de mama.

Con una lágrima a punto de descolgarse de su ojo izquierdo, Alba María confiesa que la llamada en la que se enteró de esta iniciativa fue muy emocionante y la recuerda con exactitud: “Mami hay un carrera el 6 de octubre por el cáncer de seno y me tocó correr porque es en mi cumpleaños y es para apoyarte a ti”.
 

Por Catalina González Navarro

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