Aduciendo estrés, jóvenes de Fontibón golpearon a sus 'hijos adoptivos'

La alcaldía de Fontibón, en Bogotá, lidera una iniciativa con bebés robots para alertar a los estudiantes respecto a cómo les cambiaría la vida si se convierten en padres.

Laura Isabel Quiroz*
21 de mayo de 2013 - 10:07 p. m.
Beneficiarios del programa /Cortesía
Beneficiarios del programa /Cortesía

¿Quién dijo que ser madre es tarea fácil?, esta podría llegar a ser la frase más repetida por aquellas mujeres que aceptaron drásticos cambios en sus cuerpos durante nueve meses, para luego expulsar una fusión de emociones que con el tiempo van de la mano de exhaustivos compromisos.

Compromisos que no son sencillos de llevar cuando se es madre a temprana edad, fenómeno que la Alcaldía Local de Fontibón junto al hospital de ese sector quiere prevenir a través de la campaña “¿Bebé? ¡Piénsalo bien!”, proyecto pedagógico destinado a estudiantes de colegios distritales, quienes reciben un bebé robot por un fin de semana y viven la experiencia de lo que implica ser padres.

El programa, que tiene una duración de ocho meses, cuenta con una inversión de 100 millones de pesos, de los cuales 92 fueron entregados por la alcaldía local y el resto corre por cuenta del centro médico. Dicho presupuesto cubre los gastos de los materiales, la mayoría traídos de Estados Unidos.

Nataly Ardila, sicóloga del Hospital Fontibón, manifestó que esta campaña pedagógica se quiere implementar en varias localidades de la ciudad dado que la repartición de condones para prevenir embarazos a temprana edad no ha funcionado. La localidad de Rafael Uribe Uribe ya se sumó a la lista tras adquirir tres de estos pequeños androides.
 
¿A raíz de qué surge la campaña ¿Bebé? ¡Piénsalo bien!?

Esto empezó a través de la localidad de Fontibón y se viene manejando desde el año 2008 con recursos del Fondo de Desarrollo Local. Inicialmente cuando se desarrolló la campaña se tuvieron en cuenta los números de embarazos en los colegios del sector. Sin embargo, este año buscamos promover el proyecto en dos instituciones (Atahualpa y Antonio Van Uden)  donde el número de embarazos es casi cero.

¿Qué rango de edad abarca este programa?

El proyecto acoge a estudiantes que están entre séptimo y décimo grado, es decir entre los 13 y 19 años. Tenemos varios jóvenes que son mayores de edad y cursan el penúltimo grado.

¿Por qué se pensó que el proyecto funcionaría dándoles un bebé robot por unos días?

Este es un trabajo integral que no solo entrega un bebé y hace que vivan la experiencia. El proyecto está dividido en tres fases. Arranca con una fase de sensibilización, diez talleres por cada curso en donde se trabajan temas como proyecto de vida, autoestima, aborto, violencia, entre otros. También realizamos actividades para prevenir enfermedades de transmisión sexual.

Además de la entrega del recién nacido ¿qué otro elemento se le da a los aprendices?

Hacemos la entrega de los bebés con un acompañamiento docente las 24 horas del día. Los chicos tienen mi número de celular para comunicarse en caso de cualquier duda. Los muñecos se entregan a niñas y niños porque es un proyecto que está enfocado en la equidad de género. Hay que hacer responsables también a los hombres.

También les damos una barriga simuladora con un peso promedio de 9 meses de embarazo. Ambos géneros las usan para que los hombres sientan la postura de una mujer en gestación.
 
¿Qué le dicen los varones cuando usan una barriga de embarazo?

Inicialmente la reacción es de burla, pero a medida que se hace el acompañamiento sicológico hacen la reflexión de lo que están sintiendo. Muchos de ellos se preguntan ¡Uy! ¿Mi mamá cargaba esta barriga? Lo ideal es que todos puedan cargar ese peso durante 15 minutos.
 
¿Cómo funciona la actividad de llevarse ese androide a casa?

Se les da un bebé por parejas durante un fin de semana, la niña y el niño se dividen la responsabilidad de cuidar el muñeco durante dos noches cada uno. Se les entrega un kit de simulación que contiene el robot, un cargador, un dispositivo que comunica las necesidades de la criatura, una manilla de identificación, una cobija, ropa, un tetero y dos pañales.

¿Qué le dicen los niños antes y después de vivir la experiencia de ser padres?

Al principio llegan muy emocionados a pedirme el bebé, pero cuando se dan cuenta que la dinámica familiar cambia, que deben dejar de hacer actividades por cuidar a su bebé, trasnochar (muchos de ellos no hacen las tareas y llegan ojerosos por atender lo que se les ha dado, tal y como pasa en la vida real), se dan cuenta que no quieren tener esa responsabilidad tan pequeños.

¿Cuál fue el comportamiento de los jóvenes con el robot?

Cada bebé tiene un software que me indica, según día y hora, qué trato recibió. Si hay descuido por parte del ‘padre’, me voy enterar. Hay muchos niños que me dicen que pierden la paciencia con el bebé y aseguran: “me estresé, me dio malgenio y me tocó pegarle, así dejó de llorar. El índice de maltrato en los bebés suele ser más alto en padres adolescentes porque los chicos no tienen el carisma y la paciencia para tratar a un menor.

¿Qué dicen los padres de familia sobre esta campaña educativa?

La mayoría acepta el proyecto en un 98 por ciento. Algunos son conscientes que es necesario que los niños vivan esa experiencia y no se quede en palabras. A esa edad los chicos lo tienen que vivir en carne propia para que ellos saquen sus propias conclusiones. Además, les pedimos a los papás que no sean alcahuetas, y dejen a los niños encargarse del bebé.

*Laura Isabel Quiroz, periodista Blu Radio

Por Laura Isabel Quiroz*

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