Agresor de Suba atacó a su hijo para "castigar" a expareja

Una frase puso en alerta a Diana Maribel Buitrago Arias luego de terminar definitivamente la relación con su esposo, Giovanny Sánchez: “La voy a castigar con lo que más le duela”.

Con el arrojo que la caracterizó, Maribel tomó sus cosas, se fue de la casa llevando a Cristian Sánchez Buitrago, su hijo de siete años, y se mudó a pocas cuadras de donde residían. Hace semana y media llegó a la vivienda roja y negra de la calle 146 con carrera 95, en el barrio Java, localidad de Suba. Tenía la convicción de que ese sería el lugar ideal para iniciar una nueva vida.

Giovanny, sin embargo, seguía pendiente de cada uno de sus movimientos. En el sector aseguran que estaba atento a quien llegaba a la casa y con quién estaba Maribel. Ella optaba por ignorar lo que contaban, guardaba silencio y cerraba la puerta con el firme deseo de insistir en que la relación había llegado a su fin, según cuentan sus allegados.

A pesar de ello, Maribel y Giovanny tenían que estar en contacto para velar por el bienestar de Cristian. Como ellos trabajaban en vigilancia privada —ella en un edificio de la localidad y él en una residencia—, los turnos que les exigían los obligaban a buscar la manera de que el niño siempre estuviera con alguno de sus padres o con sus abuelos.

Ante esta situación, la semana pasada la mamá de Maribel llamó a Giovanny Sánchez y le propuso que dejaran bajo su cuidado al niño, entendiendo que ellos decidieron separarse. El miércoles llegaron a un acuerdo: la abuela se llevaría al pequeño para Jenesano (Boyacá), de donde era oriunda Maribel, y los padres se encargarían de enviar dinero y de estar al tanto de todas sus necesidades. El padre, natural de Puente Nacional (Santander), aceptó sin oponer resistencia.

Cumplió su amenaza

Durante la tarde del jueves, por acuerdo mutuo, Giovanny Sánchez se llevó a Cristian para que pasara la noche a su lado. Al día siguiente, el viernes a las 6:30 a.m., fue a entregarle el niño a Maribel. Cuando el pequeño entró a saludar a la mamá, el agresor sacó un revólver y le disparó al menor en la cabeza.

Los familiares de Diana Maribel coinciden en que esa era la manera en que él quería hacerle daño a su exesposa, con lo que ella más quería en el mundo: su hijo. Al ver al niño herido, ella empezó a gritar, pidiendo auxilio, pero nadie salió a ayudarla. En ese momento intentó subir al segundo piso y allí fue donde el atacante accionó su arma de fuego en dos ocasiones en su contra. Mientras los vecinos llamaban a la línea de emergencias, Giovanny sacó su celular y le envió unos mensajes de voz a un primo, en los que le confesaba el hecho y se despedía. Luego se quitó la vida.

Cuando llegó la Policía encontraron el cuerpo sin vida de Giovanny Sánchez, mientras que Maribel y el pequeño estaban muy malheridos. A ella la llevaron al hospital de Suba, en donde falleció, y Cristian fue remitido a la unidad de cuidados intensivos del hospital Simón Bolívar. Pero murió a las 10:00 p.m. del pasado sábado.

“No sabemos si la noche en que se quedaron juntos, el niño le dijo algo al papá que lo llevó a cometer semejante locura”, asegura una prima de Maribel. Al parecer, ella empezaba a rehacer su vida sentimental.

Un problema estructural

Olga Amparo Sánchez, directora de la Casa de la Mujer, asegura que cuando un hombre intimida a su pareja, generalmente cumple la amenaza. “Lo que hay detrás de los feminicidios es un odio hacia las mujeres disfrazado de amor, y se tiene la visión de que las mujeres son propiedad de los varones, que ellos tienen el control sobre sus vidas, sobre su sexualidad, sobre la forma de vestir. En muchas oportunidades, cuando infringen esa norma que no está escrita viene la violencia, hasta el feminicidio”.

La familia de Maribel trata de recordar los momentos de agresividad o de exaltación que pudo mostrar Giovanny Sánchez durante los más de siete años de relación. “Era muy serio, muy alejado de nosotros. Mientras en las reuniones los primos bromeaban y se divertían, él permanecía siempre callado”.

Sin embargo, de acuerdo con la secretaria de la Mujer, Cristina Vélez, en este caso se presentaron antecedentes de violencia de pareja que nunca fueron denunciados. “Tenemos que seguir aumentando la denuncia y promoviéndola, porque cuando se detecta temprano se puede prevenir”, señaló.

Para Victoria Cabrera, coordinadora de investigación del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana, una de las causas de estos episodios es la ausencia de una educación emocional. “Si bien hay que expresar las emociones, también hay que educar la manera de expresarlas. Esa parte de la película no la hemos fomentado desde edades tempranas”.

A eso hay que sumar, dice Cabrera, la falta de un aprendizaje sobre el fracaso y la superación de situaciones difíciles. En muchas ocasiones los padres enseñan actitudes de venganza y eso tiene un impacto más adelante: “Se está enseñando desde pequeños al usual ‘no se deje’, que lleva a actitudes de venganza”.

El último caso de violencia que se hizo público en Bogotá ocurrió durante el fin de semana, cuando un hombre atacó a su expareja con un machete en el barrio Tocaimita de Usme. La víctima resultó gravemente herida y otro hombre perdió la vida. El presunto agresor fue capturado por la Policía.

Durante 2016, según cifras de Medicina Legal, 24 personas fueron asesinadas por su pareja o expareja, siendo las localidades de Ciudad Bolívar, Suba, Bosa y Usme las más afectadas por este flagelo. La cifra ha sido la más baja en los últimos 13 años. Aunque debe investigarse, Vélez relaciona este logro con que también fue el año en el que más se han realizado denuncias. Por eso considera que el camino está en abrir muchos canales de comunicación con las mujeres. “Tenemos que entender que eso no es el crimen del día, es algo que se ejerce de manera sistemática. Es un problema estructural que hay que combatir con denuncia y educación”.