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Sellados 40 expendios de carne por no cumplir con normas sanitarias

Además, fueron capturadas 25 personas, decomisadas 80 toneladas de carne de res, cerdo y pollo y hallados dos mataderos clandestinos. Los operativos seguirán durante todo el día hasta que se verifiquen los negocios que tienen medida preventiva. Los infractores deberán pagar hasta siete años de cárcel.

El Espectador
06 de noviembre de 2008 - 11:52 a. m.

"Hemos encontrado un tema muy preocupante que va en contra de la salud pública: carne en descomposición, dos 2 mataderos clandestinos, que no cumplen con las condiciones higiénico sanitarias, no cumplen con manejo de agua potable, ni con adecuada disposición de aguas residuales" dijo el Secretario Distrital de Salud, Héctor Zambrano.

El barrio Guadalupe, ubicado en la localidad de Tunjuelito, alberga alrededor de 160 establecimientos dedicados a la comercialización de productos cárnicos. De este total, la Secretaría Distrital de Ambiente identificó 37 como los más críticos en materia ambiental, por lo cual les notificó la suspensión de actividades.

En la operación participaron la Policía Metropolitana, la Procuraduría, la Personería de Bogotá, la Fiscalía General de la Nación, la alcaldía local de Kennedy, el Invima, la Secretaría de Salud y la Empresa de Acueducto.

"Estos frigoríficos fueron considerados en estado crítico, ya que estaban ubicados en la ronda del río, lo cual prohíbe la ley nacional. Esto no quiere decir que paremos en nuestra tarea por frenar a los transgresores. La actuación de la Secretaría de

Ambiente no parará allí, continuará con mano firme, dijo Juan Antonio Nieto Escalante, Secretario Distrital de Ambiente.

A diferencia de anteriores operativos, en los que los infractores pagan sumas irrisibles o le hacían quite a las autoridades, los frigoríficos ilegales, que además se encuentran ubicados en la zona de ronda del río Tunjuelo, los representantes legales serán judicializados. Es decir, tendrán que pagar con cárcel por los cargos de contaminación ambiental, contaminación de aguas y corrupción de alimentos.

Por El Espectador

 

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