Asesinado promotor de la marcha en defensa de Petro

El levantamiento del cadáver de Gerson Martínez se realizó en la mañana del lunes en la localidad de San Cristóbal. Familiares denuncian “lentitud” en la investigación.

Santiago Valenzuela /Camilo Segura Álvarez
08 de enero de 2014 - 03:26 p. m.
Brayan Paipa (primo de la víctima), Oralia Martínez(tía) y Luis Enrique Martínez (padre).
Brayan Paipa (primo de la víctima), Oralia Martínez(tía) y Luis Enrique Martínez (padre).

Cuando Luis Enrique Martínez es interrogado sobre la mañana del lunes cinco de enero lo primero que se le viene a la mente es “una especie de bandera con el eslogan de la Bogotá Humana a unos 80 metros del cuerpo de mi hijo”.  Así encontró a Gerson Jair Martínez; en los cerros surorientales de Zuque, detrás del barrio Ciudadela Santa Rosa, ubicado en la localidad de San Cristóbal. La incertidumbre sobre la muerte de Martínez, artista de 29 años, se ha agudizado en los últimos días: “No sabemos qué hacer para que no quede impune. Nosotros vimos que tenía dos perforaciones de bala, y los agentes del CTI decían que había muerto desnucado”, dice su padre.

La muerte de Martínez está en la mira de diferentes organizaciones sociales. Fue uno de los líderes del movimiento de hip hop Pazur, representante del graffiti en la localidad de San Cristóbal y  simpatizante de la administración de Gustavo Petro. En la mañana de este miércoles  los familiares de Gerson Martínez explicaron el caso: “La Fiscalía aún no ha interrogado a los testigos. Cuando mataron a Gerson, tres amigos más estaban con él, uno fue herido y está en el Hospital La Victoria. Ellos están dispuestos a hablar para que la Fiscalía realice retratos hablados”, sostiene Oralia Martínez, tía de  la víctima.  Aunque admite, sin embargo, que “lo que más me preocupa es que no se reportaron, oficialmente, asesinatos en San Cristóbal durante el fin de semana pasado”.

El secretario general del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH), Diego Martínez, le dijo a este diario que “hasta el momento nos preocupa que la escena del crimen haya sido modificada o alterada. No se han desarrollado las suficientes acciones para individualizar a los responsables. La Policía no quiso acceder al lugar en donde se encontraba el cuerpo de Gerson Martínez. Esperamos que la Fiscalía contacte a los tres jóvenes que sobrevivieron y que quieren colaborar con la investigación”. Al cierre de esta edición, la familia Martínez no había  recibido el cuerpo de Martínez por parte de del Instituto Nacional de Medicina Legal.

El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) también considera que el sector en donde se presentó el asesinato es un lugar “en donde se presentan asesinatos con frecuencia. Han aparecido cadáveres de niñas violadas que son reportados como crímenes pasionales. El año pasado encontraron a una niña con su rostro quemado y sus manos mutiladas. Nos preguntamos por qué las autoridades no han registrado estos hechos. Es necesario investigar de manera urgente los graves hechos conocidos como de “limpieza social”, protagonizados en su mayoría por grupos de  mal llamada limpieza, que hacen presencia en la ciudad”, dice el secretario general de la entidad.  No es un secreto para los habitantes de San Cristóbal que en Ciudadela Santa Rosa viven desmovilizados de los paramilitares de las Auc, de las Farc y del Eln, desde hace ocho años, cuando se implementó la Ley de Justicia y Paz.

Aunque la Fiscalía no se ha pronunciado sobre la muerte de Gerson Jair Martínez, la familia considera que no se trató de un atraco: “Nosotros descartamos cualquier robo porque en el lugar encontramos la billetera con plata, la cámara digital que él tenía, y el celular”, dice el padre de la víctima. El colectivo Hip Hop Pazur, a través de un comunicado, expresó que “ ’Totti-beat’ (como era conocido Martínez) nunca fue un criminal, no usaba armas, no traficaba, no mataba, era un hip hopper que trabajaba y respondía por una familia. La muerte no ha sido por vendettas o ajuste de cuentas. Negamos rotundamente cualquier hecho incriminatorio a su memoria”.

La presencia de Gerson Martínez en los cerros surorientales de Zuque, según Freddy Gallego, uno de los miembros de Pazur, se debe a “que es un sitio sagrado y ancestral. Aunque es un territorio caliente, es una versión pequeña de Colombia y sus conflictos. Ese día estaban tres ‘parceros’, cuando llegaron cinco hombres  encapuchados que  estaban armados. En ningún momento hubo un enfrentamiento. Además, ellos no estaban consumiendo licor”.   Tanto Gallego como los familiares se preguntan por qué el levantamiento del cuerpo se realizó 24 horas después del asesinato.  De hecho, durante el fin de semana la Secretaría de Gobierno no recibió ningún reporte de las autoridades de San Cristóbal en relación al caso. Solo hasta el lunes. 

No era la primera vez que Martínez subía a  los cerros de San Cristóbal: “Trabajó buena parte de su vida desde la localidad. Tenía la costumbre de subir a la montaña a comienzo de año con sus amigos, como si fuera un ritual. Quizá fue víctima del paramilitarismo que rodea esa zona. Es la primera muerte violenta que tenemos en la familia. Insistimos en que no era un robo y tenemos las pertenencias para demostrarlo”, dice Brayan Paipa, primo de Gerson.  Para los testigos queda otro interrogante: “¿Por qué apareció una bandera de la Bogotá Humana en el lugar del crimen?”.

Por Santiago Valenzuela /Camilo Segura Álvarez

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