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Así funcionan las mafias en el Bronx

Los vínculos de las organizaciones asentadas en el centro de la ciudad llegan a Ecuador, Perú y Estados Unidos. El Espectador tuvo acceso a los detalles de la investigación y las operaciones que la Policía realiza en este sector de la ciudad.

Redacción Bogotá
14 de mayo de 2013 - 09:42 p. m.
Así funcionan las mafias en el Bronx

Durante cerca de dos años ha habido sinergia entre las diferentes dependencias de la Policía, respaldada por organismos judiciales y los gobiernos nacional y distrital. Eso ha posibilitado centenares de capturas, judicializaciones e incautaciones (ver recuadro); también que se haya elaborado un complejo diagnóstico de cómo funcionan las organizaciones criminales con sede en el Bronx. De eso dan cuenta diversos informes de inteligencia y gestión de la Policía Metropolitana a los que este diario tuvo acceso.

Desde el año 2006, cuando la aglomeración de expendedores y consumidores del Bronx tomó forma, se desarrollaron dos organizaciones criminales poderosas en el sector. Se trata de los “ganchos” (estructuras) denominados Homero y Mosco, a los que la Policía ha seguido el rastro desde 2008. En 2012, cuando la administración de Gustavo Petro visibilizó el problema e intervino con la institucionalidad, se hicieron efectivas las capturas de los presuntos líderes de ambas organizaciones: alias Mosco y alias Homero o César.

Entre ambas organizaciones construyeron un mercado transnacional cuyo epicentro era el Bronx (ver infografía), donde manejaban ingresos de cerca de US$40.000 diarios. Llegaron a Quito, Guayaquil y Esmeraldas, en Ecuador, y allí manejaban ganancias mensuales (sumadas) de US$600.000. Y en los meses previos a las capturas de sus líderes abrieron redes en las zonas de San Roque y Guayas y una ruta Colombia-Ecuador-Perú, y tenían proyectado montar redes Ecuador-Panamá y Ecuador-Estados Unidos.

De ambas organizaciones ya han sido capturadas 18 personas que corresponden a los niveles más altos de la jerarquía delincuencial. Ocupaban puestos como jefes de seguridad, jefes de turno de seguridad (que manejan a los cerca de 20 hombres armados denominados “sayayines”, los encargados de logística y armamento y los cobradores de extorsiones) y jefes de zona, responsables de la distribución de estupefacientes.

Estos últimos manejan cuatro líneas: marihuana, heroína y sintéticos, bazuco y cocaína. También administran el personal encargado del bodegaje, un equipo de contaduría, administradores de “bareques” (lugares de consumo), “taquilleros” (recepcionistas de los lugares de consumo), “patinadores” (domiciliarios del expendio), administradores de máquinas tragamonedas y “campaneros” (quienes se paran a las afueras del Bronx a avisar a toda la estructura que se aproxima una intervención policial).

Con la captura de esos mandos medios emergió con más fuerza un tercer gancho, el Manguera, de similares proporciones a los dos anteriores. Se instituyó en el sector al tiempo que los otros, pero asesinatos internos le dieron menor peso a su estructura. Todos los crímenes le son achacados a alias Rigo, capturado el pasado 21 de abril en Venezuela.

Según la Policía, con la extradición en 2008 de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, comandante del Bloque Central Bolívar de la organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, Rigo entró a comandar la organización Cordillera, con asiento en el departamento de Risaralda. Unos meses después, con la intención de apoderarse de la organización, este hombre asesinó a sus socios, montó la banda delincuencial Los Rolos y logró consolidar su poder hasta llegar a la capital de la República. Ya en Bogotá, Los Rolos se aliaron con el pequeño gancho Manguera. Rigo lo fortaleció y, al igual que había hecho en Risaralda, asesinó a sus socios.

Rigo, también conocido como Fernando, aprovechó las capturas de sus homólogos de los ganchos Mosco y Homero y tomó control de gran parte del Bronx. Sin embargo, para diciembre de 2012 sintió la presión de las autoridades y escapó hacia el Eje Cafetero. De allí llegó a Venezuela, al estado de Falcon, en el Caribe, donde fue capturado en abril.

Pese a que ya existían en 2012, la Policía concentra ahora sus esfuerzos en tres organizaciones de menor poder que seguramente emprenderán una batalla por el dominio del tráfico y las rentas asociadas al consumo de estupefacientes: los ganchos Morado, Nacional y América, que no cuentan con el mismo andamiaje organizacional ni las redes internacionales de las otras estructuras, pero ya empiezan a acaparar el Bronx.

Pese a que la acción policial continúa y las investigaciones judiciales avanzan, aún no hay condenas en firme contra la mayoría de estos personajes. Sin embargo, las autoridades civiles saben que la intervención humanitaria debe continuar hasta arrebatarles a estas organizaciones su principal insumo de subsistencia: sus víctimas, que no sólo son los muertos, sino también quienes lo han abandonado todo por su consumo problemático de sustancias.

Por Redacción Bogotá

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