Bogotá les abre la puerta a los buses eléctricos y a gas en Transmilenio

Después de cientos de críticas al proceso para renovar la flota del sistema, el Distrito aumentó la calificación para quien ofrezca buses con combustibles diferentes al diésel. Aunque el anuncio fue bien recibido, aún hay dudas.

Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar
25 de abril de 2018 - 04:03 a. m.
La licitación traerá 1.383 nuevos buses: 33 % articulados y 67 % biarticulados. / Gustavo Torrijos - Archivo El Espectador
La licitación traerá 1.383 nuevos buses: 33 % articulados y 67 % biarticulados. / Gustavo Torrijos - Archivo El Espectador

Las 1.668 observaciones a los prepliegos de la licitación para renovar más de la mitad de la flota de Transmilenio (TM) y buscar los nuevos operadores de las fases I y II no le dejaron otra opción al Distrito que revisar las exigencias. Entes de control, concejales, congresistas y ciudadanos interesados en el proceso plantearon serias preocupaciones, pero, sin duda, la principal fue la falta de incentivos para promover la compra de articulados y biarticulados eléctricos o a gas. La crítica la sustentaban en un dato particular: a la hora de calificar a los posibles oferentes, sólo se daba una bonificación de 50 puntos sobre 2.000 a la empresa que incluyera buses con energías limpias. (LEA: Las alternativas para renovar la flota de Transmilenio)

La decisión de revisar le abre la puerta a una renovación en el transporte público de la capital y, de paso, marca la senda para que el resto de ciudades con sistemas de transporte masivo aprovechen el momento y pongan a rodar en sus calles buses más amigables con el medio ambiente. Vale aclarar que Medellín, Cartagena y Palmira fueron pioneros en dar este salto al contar con una flota 100 % a gas. Ahora que Bogotá está ad portas de darlo, queda el ejemplo para las otras ciudades próximas a renovar sus vehículos.

Cali, por ejemplo, tiene previsto renovar más de 200 buses del MIO en 2019. Para anticiparse a ese proceso, este año comenzó a hacer pruebas de un bus eléctrico, con un balance satisfactorio. El Transcaribe de Barranquilla, aunque arrancó su operación comercial hace menos de 10 años, ya dio inicio a la discusión para renovar sus buses con unos de tecnologías limpias. La ciudad espera que este año se ejecute el proceso y no esperar hasta 2020.

Nuevas condiciones

Luego de analizar esa observación, la administración decidió cambiar las condiciones. La nueva propuesta de TM es otorgar 200 puntos a los oferentes del contrato de operación y mantenimiento, y otros 200 para los interesados en suministrar los nuevos buses. De esta forma, el nuevo puntaje representa el 20 % del total de la licitación, que para el Distrito significa una garantía de que por lo menos una buena parte de los 1.383 buses que rodarán por las troncales lo harán con tecnologías limpias. (LEA: Nuevos articulados: un revolcón en Transmilenio)

Sin embargo, en vez de puntos, ¿por qué no se exigió un porcentaje mínimo de buses a gas o eléctricos? La explicación del Distrito es que, si bien en el mundo hay cientos de fabricantes de este tipo de vehículos, el mercado de Colombia es muy reducido y son pocas las ofertas que podrían llegar. En otras palabras, hacerlo sería tanto como direccionar la licitación hacia uno o dos oferentes, lo cual podría implicar problemas en el proceso.

Pese al aumento del puntaje, la Alcaldía reiteró que las tecnologías limpias implican varias contingencias que no se han discutido. “Escuchamos las recomendaciones y, como el objetivo es lograr que todos estemos orgullosos de TM, vamos a garantizar que el sistema sea ejemplar. Por eso decidimos, tomando algunos riesgos, aumentarles los puntos a los que ofrezcan buses eléctricos o a gas. Será un esfuerzo que garantiza que la mayoría de los buses tengan tecnologías limpias”, explicó el alcalde Enrique Peñalosa. (LEA: Nuevos buses de Transmilenio: irán siete pasajeros de pie por metro cuadrado)

No fue el único aviso. El mandatario aseguró que si bien el nuevo puntaje les complica las cosas a los fabricantes de buses a diésel, habrá un porcentaje de articulados que se moverán con este combustible, pero cumpliendo la norma Euro V. Teniendo en cuenta la baja calidad del combustible en Colombia, la nueva propuesta es que a esos buses se les exijan complementos para lograr un mínimo de emisiones e incluso que se acerquen a cumplir la norma al Euro VI. “El nuevo puntaje es tan avasallador a favor de las tecnologías limpias que será difícil para los buses diésel competir. Pero aun así tendremos buses diésel, con un filtro que los lleve casi al mismo nivel de un bus a gas”, agregó el alcalde.

¿Es suficiente?

En general, el cambio fue bien recibido por quienes hicieron críticas al proceso. Coinciden en que faltaba voluntad política. Para el concejal Diego Molano (Centro Democrático), por ejemplo, lo que sigue es revisar cómo será la calificación general en la licitación. “Este cambio beneficiará la salud de los más de 2,5 millones de usuarios de TM. Ahora lo clave es revisar si con la misma tarifa se pueden comprar esos buses. En el debate de hoy en el Concejo mostraremos por qué las nuevas tecnologías servirán para reducir el déficit del sistema, pues al ser más barato su mantenimiento, podría servir para cerrar la brecha”. (LEA: ¿Qué aire se respira en Transmilenio?)

Por su parte, el concejal Juan Carlos Flórez (ASI) coincidió sobre la necesidad de revisar los pliegos definitivos. “Hay que esperar, porque si subieron estos puntos, tuvieron que bajarlos en otros. Hay que revisar la fórmula completa para que el anuncio no sea un saludo a la bandera. También hay que ver qué otras acciones se tomarán para promover la tecnología limpia a la que se están mudando las ciudades líderes”.

¿Qué sigue faltando?

La falta de incentivos para las tecnologías limpias fue sólo uno de los reparos que escuchó y acogió el Distrito. No obstante, todavía quedan otras críticas al proceso, sobre las que no hay pronunciamiento por parte de TM. Por ejemplo, la concejal María Fernanda Rojas (Alianza Verde), quien planteó los 15 primeros reparos al proceso licitatorio, aseguró que sigue sin estar claro a quién le corresponde instalar los sistemas de recarga de electricidad o gas en los patios talleres del sistema. Para Rojas, si dicha incertidumbre se mantiene, los oferentes de tecnologías limpias no se van a aventurar a hacer una propuesta importante. (LEA: Nueva flota de Transmilenio: ¿ajustar el presupuesto o apostarle a un aire de calidad?)

“Como estaba la licitación, el responsable de asumir los costos de esta infraestructura es el proveedor de los buses. Lo que existe en la ciudad es diésel, así que el que proponga diésel está relajado. El que proponga gas y eléctrico debe hacer muchos cambios que toman tiempo, aproximadamente nueve meses entre licencias y construcción. Además, no se sabe si caben en los patios esos puntos de recarga. Si eso se mantiene, será un desincentivo”, manifestó.

Por su parte, el concejal Celio Nieves (Polo Democrático) aseguró que esta coyuntura es perfecta para pensar incluso en cambiar paulatinamente las tecnologías de todos los vehículos de transporte público de la ciudad. “No podemos quedarnos sólo en aumentar el parque automotor de TM, también hay que pensar en algunos buses del SITP, en taxis eléctricos, y pasar a otros modos de transporte más limpios, como trenes eléctricos o de cercanías”. (LEA: “El diésel es algo del pasado”: secretario de Movilidad de São Paulo)

Sugerencia para la transición

La renovación de la flota no se trata sólo de adquirir casi 1.400 buses. También implica una planeación que garantice que la ciudad se puede adaptar a buses que poco conoce. Julián Bautista Rojas, ingeniero de transporte de la Agencia Metropolitana de Transporte (MTA) de Nueva York, propone que el cambio sea paulatino.

“En términos operacionales, Bogotá podría adoptar estrategias como las que se han puesto en marcha en Shenzhen (China), donde la transición fue gradual y la conversión de su flota de 16.359 buses tardó cinco años. En ese período ajustaron la operación para coordinar las recargas de los buses y así permitir recargas totales de la batería en la noche y parciales en el día. El alcalde Peñalosa podría seguir el ejemplo de 14 alcaldes de ciudades del C40, red a la cual pertenece Bogotá, que se comprometieron a adquirir sólo buses de cero emisiones desde 2025”.

La licitación avanza, pero no se abre oficialmente. Para que ocurra, el Distrito debe revisar y analizar las otras observaciones y, eventualmente, hacer otras modificaciones. No obstante, este anuncio mejora las condiciones, pero seguramente continuarán las críticas. Todos los ojos están puestos sobre este proceso, que seguramente marcará una tendencia en el futuro del transporte público, en la capital y en el país.

Por Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar

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