Bogotá no da abasto con tantas llantas

No hay suficientes parques ni suficientes columpios para hacer uso reciclado de las llantas desechadas que produce Bogotá. Mucho menos las alpargatas o el asfalto (con todo y que el 70% de la malla vial en la ciudad está en mal o regular estado, según el Instituto de Desarrollo Urbano).

La ciudad está siendo incapaz de reutilizar las llantas desechadas por los ciudadanos en Bogotá, donde la flota de vehículos privados rodea el millón trescientas mil unidades (y va en aumento, según la Secretaría de Ambiente y el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos- ONU Hábitat).

Y esta situación, alerta esta semana el concejal ambientalista Diego García, está llevando a Bogotá a un "problema sanitario". Según García, por disposiciones distritales, está prohibido que los operadores del servicio de aseo en Bogotá, sean privados o públicos, recojan las llantas que cada conductor desecha cuando las cambia de su carro. Así, el bogotanto incauto deja las llantas en los contenedores de basura, sin saber que muchas de estas no llegarán nunca a gozar de una disposición final decente.

"La ausencia de una recolección formal selectiva desencadena una disposición inescrupulosa en cuerpos de agua, calles y parques, invadiendo el espacio público y la correspondiente afectación al paisaje; así mismo el inadecuado almacenamiento deriva en la proliferación de vectores: las llantas usadas son ambiente ideal para la proliferación de insectos y roedores", asegura García. Y añade que además las llantas terminan siendo quemadas para que, de manera irregular, se extraiga de ellas el acero. El efecto nocivo en el medio ambiente es tan evidente como el humo negro que caracteriza a estas quemas.

Lo curioso es que indagando sobre el desorden detrás de la gestión de estos residuos, el equipo de García se ha dado cuenta que el problema es más complejo de lo que parece.

En una primera etapa, el concejal progresista responsabilizó a la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), pues esta es quizás la organización gremial que más importadores y productores de llantas representa en el país. Según García, la la resolución 1457 de 2010 del Ministerio de Ambiente, obliga a los productores de llantas "a formular, presentar e implementar los Sistemas de Recolección Selectiva y Gestión Ambiental de Llantas Usadas, con el propósito de prevenir y controlar la degradación del ambiente, el cual ha sido implementada por dicha entidad".

Sin embargo, una vez consultados, los dirigentes gremiales de la ANDI les explicaron a los investigadores del cabildante que su organización solo agremia a 11 de 300 empresas productoras e importadoras de llantas que hay en el país. Y que, además, la organización sí tiene puesto en marcha un programas de "post consumo" entre el sector, a través del cual ha logrado reciclar un volumen un millón de llantas al año, entre 80 empresas importadoras y productoras.

Lo que García parece haber descubierto es que nadie en esta historia –ni el Distrito ni la Nación ni los gremios- están dando abasto. No solo porque la agremiación responsable de llevar a cabo el programa no cobija a la totalidad del gremio, sino porque numerosas de las llantas que están llegando al país son de contrabando y, por consiguiente, no tienen doliente visible.

Así las cosas, explica el concejal, el Distrito se está viendo corto para frenar un creciente problema. "Lo más preocupante es que la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) se ha visto obligada a recolectar alrededor de 4.000 llantas semanales mediante el servicio de aseo para evitar una emergencia sanitaria, lo que está por fuera de sus funciones, por el alto volumen de llantas que están siendo dispuestas en el espacio público, especialmente en los principales sectores donde se ha tenido que retirar este tipo de residuo, especialmente en la Zona el 7 de Agosto, San Andresito San José, Calle 6 y en general, en las zonas aledañas a las ventas de llantas y talleres de mecánica", asegura.