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‘En Bogotá siempre esperamos una tragedia para correr como bomberos a apagar incendios’

En Concejo critican la actitud de las autoridades frente a situaciones que se presentan desde hace tiempo como la drogadicción en los colegios.

Redacción Bogotá
13 de agosto de 2015 - 08:28 p. m.
Efe
Efe

El microtráfico y drogadicción dentro y fuera de los colegios no es una problemática reciente, se avivó esta semana luego de que se conociera la muerte de Isaac Sánchez, el joven de 14 años, que tras inhalar una extraña sustancia química en el salón de clases del colegio Marco Fidel Suárez perdió la vida sin que nadie pudiera salvarlo. En el Concejo de Bogotá criticaron el hecho de que las autoridades siempre ponen atención a situaciones como estas cuando se presentan tragedias.

“Es grave que en Bogotá siempre tengamos que esperar una tragedia para salir corriendo como bomberos a apagar incendios, como acaba de ocurrir con la muerte del estudiante y la intoxicación de otros 22 por consumo de sustancias tóxicas de las que disponían en su colegio”, dijo la concejal Lucía Bastidas, quien a s vez se cuestión “¿dónde está la cacareada prevención de la que nos hablan las entidades?”.

Para la cabildante, es obvio que las autoridades conocen que la droga es el mayor problema de los entornos escolares. “Tuvo que morir un estudiante para volver a oír las estadísticas de entidades como la Personería de Bogotá, que dice que el 49 por ciento de los estudiantes de los colegios oficiales y el 17 por ciento de los privados tienen problemas de adicción a sustancias psicoactivas”.

Este miércoles la comandante de la Policía de Infancia y Adolescencia dijo que en la ciudad hay al menos 49 colegios priorizados por los problemas de droga en su entorno y en su interior, y el Marco Fidel Suárez no estaba incluido, es un hecho que la verdadera magnitud del problema no está identificada y hay muchos colegios en los que la salud y la vida de los estudiantes puede estar en peligro.

“Tuvo que morir un estudiante para saber que en el colegio Marco Fidel Suárez, donde ocurrió la tragedia, muchos jóvenes han sido intimidados y amenazados para impedir que denuncien el uso de drogas dentro de la institución”, insistió.

El triste episodio en este colegio evidencia que el matoneo, la distribución y el consumo de sustancias psicoactivas van de la mano. “Como concejal de la ciudad me niego aceptar que la administración salga después de ocurrida la tragedia a contar que el colegio no estaba en las prioridades, aunque se habían reportado al menos cuatro casos que se remitieron según el protocolo”.

Bastidas considera inadmisible que esta situación se les haya salido de las manos a los profesores, directores, coordinadores, padres de familia, a la Secretaría de Educación, a la Policía y a la Administración Distrital.

La cabildante dice sentirse impotente de tener solo la facultad de ejercer control político y saber que de nada sirven las advertencias y las denuncias permanentes desde el Cabildo. “¡Qué desgracia la que están viviendo nuestros jóvenes!”.

 


 

Por Redacción Bogotá

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