No hay de qué preocuparse: aunque llovió toda la noche, el deprimido de la 94 funciona de manera óptima. Ese fue el mensaje que emitió esta mañana el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), después de que varios ciudadanos y medios de comunicación preguntaran sobre el estado de la obra, teniendo en cuenta que hace un mes hubo una inundación, que dejó un vehículo afectado. (Lea: Se inundó el deprimido de la 94 con NQS en Bogotá)
Yaneth Mantilla, directora del IDU, aprovechó la oportunidad para anunciar que el contratista ya tiene listos los papeles que debe presentar a Condensa, para que la compañía se encargue del proceso de automatización del sistema de bombeo y ya no dependa de un operario.
Hace casi un mes, cuando se inundó el deprimido, Mantilla explicó que el incidente se debió a un error humano. El funcionario encargado de operar la planta eléctrica, con la que funciona actualmente la estación de bombeo, tuvo una calamidad doméstica y no prendió las máquinas. Por eso, en cuestión de un par de horas el agua subió hasta un metro y medio.
Tanto le hecho como la respuesta de la directora del IDU despertó la indignación de los ciudadanos, quienes resaltaron que la obra, uno de los símbolos de corrupción del carrusel de la contratación, le costó a la ciudad $166.000 millones, casi cuatro veces su valor inicial. (Lea: Luego de diez años, por fin abrirán el deprimido de la 94)
La funcionaria ofreció excusas y señaló que el hecho no volvería a suceder y agregó que el Distrito estaba presionando para que el contratista cumpliera con todos los requisitos para que Condensa se encargue de automatizar el sistema.
Mantilla destacó que por la intersección, diariamente, transitan 800.000 vehículos. “Gracias a la obra aumentó la velocidad de sur a norte en un 100 % y de norte a sur un 42 %. También se redujo también la accidentalidad del corredor, de cinco choques diarios a solo uno”.