Las razones son sencillas y sus consecuencias dramáticas: la entrada en vigencia del nuevo Sistema Penal Acusatorio y la puesta en marcha de la Ley de Seguridad Ciudadana del presidente Juan Manuel Santos “aumentaron la privación de la libertad de personas” y de paso el hacinamiento en los centros de reclusión de Bogotá, en los cuales, en promedio, existe una sobrepoblación de internos del 256%.
Así lo explica un reciente informe de la Personería Distrital, que se hizo luego de visitas periódicas a las cárceles La Picota, El Buen Pastor, la Modelo y la Distrital, y cuya principal conclusión es que el hacinamiento aumentó “pese a las permanentes denuncias sobre las infrahumanas condiciones en que viven los internos”.
Las cifras lo dicen: mientras en la cárcel Distrital la capacidad máxima es de 1.024 personas, se están atendiendo 1.200. En la femenina El Buen Pastor hay 1.750 mujeres, cuando sólo hay espacio para 1.158. El problema parece multiplicarse si de hablar de la Modelo se trata: en el sitio, para 2.300 presos, malviven 6.681. La misma situación de La Picota, en donde el ente de control encontró 5.128 internos, cuando la capacidad del lugar es de 1.590.
En concepto de la Personería, el hacinamiento genera nada más y nada menos que un detrimento en la garantía de los derechos de los internos. La solución a mediano plazo por parte del Ministerio del Interior es la creación de nuevos centros que, sin embargo, no tienen fecha aún.