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Casas vecinales, en la incertidumbre

Luego de 20 años, estos centros comunitarios dejan de ser entidades intermediarias. Maestras alegan escasas garantías con el nuevo esquema de contratación.

Santiago Valenzuela
07 de enero de 2013 - 09:00 p. m.
Las casas vecinales llevan 30 años educando a los niños más humildes.  / Andrés Torres
Las casas vecinales llevan 30 años educando a los niños más humildes. / Andrés Torres

En 12 años de trabajo las maestras de la casa vecinal Castillo de Sueños no habían recibido una noticia similar: “era lunes, tres de diciembre. Llegaron funcionarios de la Secretaría de Integración Social (SDIS) y nos dijeron que a partir del otro año la contratación con las maestras sería de manera directa”: Alcira Zoraida Clavijo, coordinadora de Castillo de Sueños.

Lo que para la Secretaría era un cambio en el modo de contratación, para 1.500 mujeres de las Casas Vecinales fue una ofensa: “a nosotras siempre nos han contratado a término indefinido y ahora resulta que nos quieren vincular a la SDIS con contratos de prestación de servicios a dos meses y medio. Es una indignación”, señala Elizabeth Piñeros, coordinadora del jardín infantil Mi Pequeña Casita y representante del Movimiento Cívico Comunitario de las Casas Vecinales.

La razón de optar por una contratación directa con las maestras de las Casas Vecinales tiene que ver, según la SDIS, con un proceso que consiste en eliminar la tercerización de servicios en primera infancia. La Secretaría abrió 1.055 cupos para el personal de 103 Casas Vecinales. En caso de que la SDIS contara en 2013 con las Casas Vecinales (como lo ha venido haciendo hace 20 años) una maestra profesional ganaría $1.583.216, mientras que con el contrato de prestación de servicios el salario aumentaría a $1.611.840.

Una situación diferente es la de las auxiliares pedagógicas, quienes con el contrato con la Casa Vecinal recibirían $1.282.600 para 2013 y con el de prestación de servicios $1.084.800. “Me gano $1.560.000 y el otro año me pagarían $2.217.300. El problema es que sería con un contrato a prestación de servicios a dos meses y medio con el que no tengo ninguna garantía de permanencia” asegura Piñeros.

Del lado del movimiento de las Casas Vecinales está el concejal Juan Carlos Flórez: “Es uno de los mayores desaciertos de la administración. Son aproximadamente 11.182 niños que reciben educación en las Casas Vecinales y 1.571 personas que prestan sus servicios desde hace más de 20 años en esos centros educativos. La Secretaría de Integración Social está desconociendo el trabajo de las mujeres de las Casas Vecinales”.

La Secretaria de Integración Social, Teresa Muñoz, está en desacuerdo con las criticas que salido a flore durante el proceso. “Nunca hemos dejado de reconocer el trabajo que durante 30 años han realizado estas mujeres. Lo contrario, queremos generar condiciones dignas de trabajo”. En lo respecta al nuevo esquema de contratación, Muñoz asegura que la SIDS hará todo lo posible para que ninguna de las mujeres que trabajan en las Casas Vecinales queden desempleadas: “Vamos a contratar 1055 maestras que estarán vinculadas directamente en nómina de la Secretaría. El personal de la SDIS también tiene adiciones de contrato, no es un caso exclusivo de las maestras de las Casas Vecinales. Algunas serán contratadas a 45 días y otras a dos meses y medio. Si alguna no puede o no quiere entrar en este nuevo modelo puede hacer parte de nuestro proyecto de comedores comunitarios. No vamos a dejar a nadie sin empleo.”

La fecha límite para aceptar el nuevo contrato era el 31 de diciembre de 2012. Luego de participar en una mesa de trabajo, 1.053 maestras firmaron con la Secretaría. “Creamos una mesa de con las representantes del Movimiento Cívico Comunitario de Casas Vecinales y todavía estamos abordando los temas propuestos. Es necesario mirar, por ejemplo, la situación del personal que hace labores administrativas en las Casas Vecinales, la condición de cada casa vecinal y revisar el listado de niños y niñas. La mesa de concertación se reactiva esta semana”, señala Muñoz.

El Espectador conoció un acuerdo firmado el 22 de diciembre en donde la SDIS se compromete a contratar las organizaciones que administran las Casas vecinales: “la Secretaría Distrital de Integración Social contratará con las organizaciones que administran las casas vecinales: los alimentos, y el material didáctico hasta abril de 2013 para lo que se establecerá una estructura de costos que cubra estos rubros y los gastos administrativos del respectivo contrato. Para el personal de servicios y de nutrición el plazo contractual podrá ser mayor al mes de abril de 2013”.

Líos en las Casas Vecinales

Las coordinadoras de las Casas Vecinales prevén efectos colaterales con el nuevo esquema de contratación. Para Elizabeth Piñeros, depender de la Secretaría significa perder capacidad de gestión: “eso puede reducir la calidad. La diferencia entre un jardín de la SIDS y una Casa Vecinal es que hay un contratista mediando. Nosotros contratamos los mejores servicios para los niños y ahora toca atenerse a lo que la secretaría quiera mandar”.

Un dato que ha causado preocupación en el distrito es que de 136 Casas Vecinales que estaban funcionando en la ciudad 33 han cerrado sus puertas. La razón del fracaso de algunas Casas Vecinales aún es incierta. “Creo que en algunas Casas sí hay mal manejo de recursos, pero la Secretaría debería intervenir. Si hay alguna anomalía en alguna organización es porque ellos están dejando pasar cosas”, reconoce Alcira Zoraida Clavijo. La coordinadora del jardín Castillo de Sueños agrega: “también hay fallas en infraestructura y licencias de construcción. Muchas casas fueron construidas en terrenos abandonados y nunca se resolvió el problema de la titularidad de predios. Sé que en las Casas Vecinales Mafalda y Mi Taller Creativo se han presentado estos problemas”.

Las coordinadoras no están de acuerdo en que la solución para estos problemas sea la contratación directa: “existen una serie de requisitos que tenemos que cumplir. En ‘Mi pequeña casita’ tenemos el REI (Registro Único de Educación Inicial) y estoy segura que la mayoría de Casas Vecinales lo tienen. En vez de cambiar la contratación la Secretaría debe visitarlos y verificar que estén cumpliendo”, señala Piñeros.

Otra preocupación en el distrito tiene que ver con la preparación de las maestras que trabajan en las casas vecinales. Sobre este factor, en la actualidad existen 406 maestras profesionales, 287 técnicas, 103 coordinadoras, 223 auxiliares pedagógicas, 248 trabajadoras en servicios generales, 248 en manipulación de alimentos y 56 auxiliares administrativas. Clavijo observa con inquietud el control que ejerce la Secretaría sobre las Casas Vecinales: “hay casas en donde no cumplían con el nivel profesional. Es competencia de la Secretaría colaborar con los jardines para que cumplan con el REI. Estamos de acuerdo en que si una asociación está incumpliendo hay que tomar medidas. No podemos defender proyectos malos”.

¿Qué son las Casas Vecinales?

A finales de los años setenta un grupo de educadoras comunitarias de Bogotá se interesó por mejorar las condiciones de vida de los niños que habitaban en barrios los periféricos de la ciudad; como Usme o Rafael Uribe Uribe. En 1984 se conformó el Movimiento Distrital de Casas Vecinales. Allí se vincularon jardines infantiles y madres comunitarias que realizaban labores sociales con adultos mayores. En principio, el movimiento contó con el apoyo del Departamento de Administrativo de Bienestar Social del Distrito Especial de Bogotá. En 1992 se crean oficialmente las casas vecinales mediante el decreto 84 de 1992. Allí queda establecido que la población infantil entre cuatro meses y seis años pertenecientes a sectores de escasos recursos se podrán ver beneficiados del programa. Para 1993 las Casas Vecinales ya estaban vinculadas con la Secretaría de Integración Social.

Por Santiago Valenzuela

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