Ciudad Bolívar, sin estigmas gracias a la educación y el emprendimiento

A través de un laboratorio de creatividad, el bibliotecólogo Iván Triana ayuda a las nuevas generaciones a materializar sus ideas. Una labor que le quiere cambiar la cara a la tercera localidad más extensa de Bogotá.

El Espectador
05 de noviembre de 2015 - 03:53 a. m.

En Ciudad Bolívar, la tercera localidad más extensa de Bogotá, una nueva generación trabaja a diario para mejorar su presente y proyectar su futuro. En el sur de la capital del país, entre más de 300 barrios y 12.998 hectáreas, los niños están cambiando los estigmas. Gracias a la iniciativa y persistencia del bibliotecólogo Iván Triana han podido encaminar sus sueños.

“Ciudad Bolívar siempre se asocia con peligro, violencia y pobreza, pero lo que realmente existe es una pobreza mental. Acá nos hemos dado cuenta de que cuando las personas hacen de la pobreza un negocio, la aumentan. En lugar de decir: ‘Vamos a ayudar a una comunidad haciendo unas donaciones’, deberían decir: ‘Vamos a invertir en las ideas que tienen los niños’”.

Bajo esta premisa Triana se ha dado a la tarea de convocar a las nuevas generaciones de la zona para que se transformen en agentes de cambio. “Quiero modificar la imagen de mi barrio, que se vea como algo mejor”, dice Any Montes, una de las jóvenes que habitan la zona. La labor consiste en formar líderes y emprendedores para acabar con los círculos de pobreza.

La bibliotecología ha sido su mejor herramienta de lucha para demostrar que las buenas ideas valen la pena, más cuando son en pro de la sociedad. Desde que era un alumno universitario, Iván se preguntó cómo podría hacer algo desde las bibliotecas por las comunidades. A los niños no les llamaba mucho la atención saber que iban a invertir su tiempo libre en una biblioteca, “pero eso me generó un reto para crear algo que a ellos les llamara la atención y que pudieran tener un espacio para soñar”, cuenta.

Así nació un verdadero procesamiento de ideas. El primer paso es cuando el niño llega con una idea y conforma un equipo de trabajo en el laboratorio de la creatividad. Luego, junto con su grupo, pasa a la cocina de ideas y ahí le da forma a lo que imaginó en prototipos. El paso final es la prueba de su invento en su comunidad, para así detectar errores y mejorarlo.

Brayan Corchuelo, otro de los estudiantes, cuenta cómo una de sus ideas a favor de los animales se volvió realidad. “Nosotros veíamos muchos perritos en las calles, escarbando en la basura; otros se peleaban. Le contamos al profe Iván lo que estaba pasando y él dijo que creáramos un proyecto. Y así es como hemos hecho tres jornadas de desparasitación, tres de vacunación y una de esterilización”.

Love Sports es otra de las actividades que tienen como objetivo el aprovechamiento del tiempo libre, a través del ciclomontañismo, el ping pong y el fútbol.

“Yo sueño con que los niños se conviertan en unos líderes de cambio, que cuando crezcan y puedan lograr sus sueños sean unas personas que reinviertan todo lo que les ha pasado en pro de la comunidad”, concluye Iván.

Por El Espectador

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