La ciudad que imagina Peñalosa

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) será tema clave este año para la administración. Aunque está en etapa de diagnóstico, ya hay pinceladas del plan para las próximas décadas. Más viviendas y expansión del espacio público, algunas de las prioridades.

Laura Dulce Romero
05 de febrero de 2017 - 01:30 a. m.
Una de las prioridades del POT será densificar más la ciudad con edificaciones en altura y así priorizar el espacio público. / Cristian Garavito - El Espectador
Una de las prioridades del POT será densificar más la ciudad con edificaciones en altura y así priorizar el espacio público. / Cristian Garavito - El Espectador
Foto: CRISTIAN GARAVITO/EL ESPECTADOR - CRISTIAN GARAVITO

Imagine que la ciudad es su casa y el Distrito, sus padres. Ellos deben velar por su bienestar y por eso cada cierto tiempo deben revisar que todo marche bien en el hogar: que no haya grietas ni goteras, cuidar el antejardín, que el agua llegue a todos los baños, que los muebles no tengan daños y, principalmente, que cada miembro de la familia esté en las mejores condiciones. Esa casa está en constante transformación. Y no es para menos. A veces llegan nuevos integrantes y hay que construir nuevos cuartos. O pasa el tiempo, se oxidan las tuberías y se deben cambiar. Programar esos arreglos es lo que llamaríamos Plan de Ordenamiento Territorial, el famoso POT.

Al escuchar POT, seguro muchos preferirán pasar la página, pues no solo es un tema técnico, sino que parece aburrido y complejo. Eso lo sabe Andrés Ortiz, secretario de Planeación, quien es el encargado de revisar y proponer la modificación de esta herramienta, que define el crecimiento de la ciudad y el uso de sus suelos.

Él también sabe que será el tema más importante del año para la administración, ya que al ser transversal, será la guía para temas como movilidad, seguridad, educación, vivienda, medio ambiente, servicios públicos, inversiones públicas y privadas, entre otros. “Por eso es crucial que todos aporten en su revisión, que ocurre cada 12 años, como lo establece la ley”, advierte Ortiz.

Desde hace seis meses, el POT está en “etapa de diagnóstico”. A la fecha se han adelantado 28 mesas, en las que los ciudadanos expresaron sus mayores inconformismos y sus expectativas. “La movilidad y la seguridad son preocupaciones que tienen los habitantes de las 20 localidades. También hay gran preocupación por el uso del suelo, los equipamientos y el espacio público”. Esa primera etapa está próxima a culminar y se espera que a partir del 24 de febrero comience la segunda fase: la formulación de las propuestas de cómo debe organizarse Bogotá.

En julio, cuando acabe el proceso de la formulación, se pasará a las aprobaciones. El primer borrador lo evaluará la Corporación Autónoma Regional (CAR), que analizará si cumple las normas ambientales, y después, el Consejo territorial de Planeación. Finalmente, el documento llegará al Concejo de Bogotá, que lo discutirá y decidirá si lo aprueba o no.

Si se cumplen los plazos, como por ejemplo, que la CAR se tome los 30 días hábiles que ordena la ley, es probable que el POT llegue al Concejo en el segundo semestre del año. Sin embargo, como tradicionalmente esta discusión tarda más de lo esperado, el trámite podría extenderse hasta el primer semestre de 2018.

A pesar de que faltan muchos pasos, la Administración tiene claro lo que debe estar en el POT: la densificación de zonas medias de la ciudad, como las inmediaciones de las avenida 80, 68 y NQS; el desestímulo del uso del carro eliminando la regla que obliga a que los nuevos edificios garanticen parqueaderos, y proyectos como la Van der Hammen y Ciudad Río, para conectar los cerros orientales y el río Bogotá.

Estos serán los 10 temas claves que tendrá el POT. En ellos queda claro cómo será la ciudad que tiene en mente el alcalde Enrique Peñalosa.

1. Unir a Bogotá con la región
Una de las dificultades, advierte el secretario de Planeación, es que por ser distrito capital, Bogotá no tiene área metropolitana como Medellín o Cali. Eso provocó grandes problemas en construcción y movilidad. Las salidas de la ciudad son un caos y ahora el 48 % de la vivienda que se vendió en Bogotá-Sabana se hizo por fuera de la capital. Eso se debe a dos razones: el alto costo de las viviendas y la baja oferta de proyectos por falta de tierras. Para solucionarlo, la administración espera reformar su política de vivienda y extender las vías para mejorar la movilidad. Se espera establecer una mejor relación con los municipios y controlar la expansión desenfrenada de construcciones por la sabana.

2, Aumentar la construcción de vivienda
Bogotá tiene 2,6 millones de viviendas y un déficit de 306.000. Según Planeación, la tasa de aumento poblacional es de 1,2 %, casi 100.000 personas al año. A 2050, con municipios aledaños (1,4 millones), la ciudad región tendrá 13 millones de personas. Aquí hay un dato importante: la reducción en el tamaño de los hogares. A futuro, en Bogotá ya no vivirán 3,2 personas por hogar, sino 2,4, lo que implica más demanda de viviendas. Estas cifras crean la necesidad de esbozar en el POT grandes proyectos urbanísticos como Ciudad Norte, Ciudad Río, Ciudad Mosquera y Ciudad Soacha. El objetivo es  aprobar la construcción de 1,5 millones de viviendas. Y a eso sumar 500.000 con la densificación en zonas como la Av. 80 y la NQS, para llegar a 2 millones.

3. Renovar la capital con edificios
Bogotá tiene una mayor concentración de personas en las localidades que colindan con los cerros orientales (Usaquén y Chapinero) y en el borde occidental (Engativá, Suba, Kennedy y Ciudad Bolívar). Según Planeación, allí existe un problema de hacinamiento, pues hay hasta 500 habitantes por hectárea. Para disminuir esta cifra se necesita una “renovación urbana”, donde los edificios en altura sean protagonistas. La administración considera que funcionan para albergar más personas y expandir espacio público.
Así se espera construir una ciudad más compacta, incentivar el uso del transporte público y de la bicicleta, y lograr que en todas las zonas haya un promedio de 200 personas por hectárea.

4. Expansión de redes de servicio público
Andrés Ortiz asegura que este es uno de los aspectos en los que Bogotá se destaca. Por ejemplo, el 99 % de los ciudadanos cuentan con servicio de agua potable. Los que no tienen es porque probablemente viven en barrios ilegales nuevos. Por eso, el desafío que tiene la administración, más allá de instalar, es ampliar la red. Si hay un plan de crecimiento tan ambicioso, hay que pensar en la renovación y expansión de las redes de servicios públicos, acorde con la cantidad de personas que vivirán en cada zona.
“Yo puedo quitar dos casas y construir un edificio, pero también debo renovar la red de acueducto y alcantarillado, porque allí vivirán más personas, y si no las cambio, colapsan”, explica el funcionario.

5. Espacio público, protagonista
Una de las grandes apuestas que tendrá el POT, según el secretario de Planeación, es darle prioridad al espacio público. Bogotá sólo tiene 4 metros cuadrados de estas áreas por habitante, una cifra baja si se tiene en cuenta que los estándares son 9 y 10. El Distrito está convencido de que una de las formas de disminuir la segregación y mejorar la calidad de vida de los bogotanos parte de este punto, y cita la ciclovía como ejemplo: “Es el único lugar donde todos somos iguales. Allí hemos demostrado que podemos convivir todas las clases con respeto”. En el Plan de Desarrollo esa idea se especificó en un término: democracia urbana. La intención es incrementar el número de lugares que pertenezcan a lo público, que incluyen parques, alamedas, aceras y plazoletas, entre otros.

6. Otros medios de transporte y más vías
El metro se llevará todas las miradas en la discusión del POT, porque no sólo impactará en la movilidad sino también en la organización del territorio. Andrés Ortiz está seguro de que la renovación urbana debe girar en torno al transporte masivo: “Alrededor de las estaciones se va a generar una dinámica de uso muy grande. Cada estación del metro es un proyecto detonante que traerá más comercio, vivienda, espacio público”. Otra de las propuestas que seguro irán en el POT es la obligación de parqueaderos mínimos en los proyectos urbanísticos. Con eso se espera desestimular el uso del carro y promover la bicicleta. Pero si el plan es ambicioso en transporte, lo es aún más en vías. Es una prioridad para el alcalde Enrique Peñalosa que Bogotá tenga más salidas y sobre todo que haya una conexión entre los cerros orientales y el río Bogotá. En este punto está el célebre debate de la Reserva Van der Hammen, pues una de las ideas de la Administración es utilizar este territorio para trazar algunas vías y así cumplir con este objetivo.

7. Reserva Van der Hammen
En los planes de expansión, el Distrito tiene los ojos en la Reserva Van der Hammen, en el norte de la capital. Ya se dio un primer paso al solicitar ante la CAR la extracción de una parte, en principio, para completar obras de movilidad. La propuesta ha sido rechazada por movimientos ambientalistas, que dicen que no es recomendable construir en los terrenos de la zona de protección, por su valor ambiental. Además, los opositores temen que el plan sea más amplio y se habiliten zonas para construir vivienda. El secretario de Planeación considera que “la discusión se politizó desde el principio y no se miró desde lo técnico”. Aclara que su propuesta no pretende urbanizar más de los metros cuadrados permitidos hoy y, al contrario, ampliará el número de hectáreas verdes. Si no es aprobado por la CAR, Ortiz asegura que de todas formas se construirá en la zona de expansión, que colinda con la reserva, y se buscarán otras alternativas para conectar ese sector con el resto de la ciudad.

8. Más colegios
Un gran apartado del POT está dedicado a los equipamientos, es decir, en la infraestructura que presta servicios a la comunidad, como colegios, hospitales, guarderías, ancianatos y bibliotecas. “Este tema es fundamental porque la igualdad no depende de que todos tengamos los mismos ingresos, sino que todos tengamos las mismas oportunidades”, sostiene el funcionario. Para el secretario, a Bogotá le falta avanzar mucho en este asunto. Aunque en este capítulo aún no se ha avanzado en la formulación, saben que uno de los desafíos es lograr que los colegios puedan funcionar en jornada única. Si bien es consciente de que están lejos de lograrlo, en el POT se planteará la construcción y renovación de 62 colegios. Con eso no sólo pretenden mejorar la calidad de la educación, sino disminuir los riesgos de que los niños entren en la delincuencia.

9. Una ciudad mixta
La mayoría de los conflictos en Bogotá provienen del uso del suelo. Un ejemplo sencillo podría ser la pelea de una zona residencial por sacar una discoteca que provoca ruido y riñas en su zona. Si bien todas las ciudades del mundo están encaminadas al uso mixto del suelo, incluyendo Bogotá, esto no puede realizarse de una manera improvisada, según el secretario. En el POT, advierte Ortiz, “el problema no son los usos, sino los impactos que generen y la forma de regularlos”.
Su tarea, entonces, está enfocada en volver a Bogotá una ciudad más mixta, más compacta y en la que se eviten largos desplazamientos.
En palabras sencillas, Peñalosa le apuesta a una capital donde hayan otras zonas de oficinas distintas del centro y el comercio pueda convivir con las áreas residenciales.
La intención es no zonificar los usos del suelo para evitar un crecimiento acelerado y desordenado.

10. Crecer alrededor del río
Andrés Ortiz no titubea cuando manifiesta que con el POT Bogotá combatirá el cambio climático. Tampoco duda de que se armonizará la relación entre urbanismo y medioambiente: “Lo que más impacta a Bogotá es el consumo de energía o la emisión de gases, que se produce por vivir tan separados. Por eso tenemos que densificar”. El funcionario señala además que seguirá con la política de proteger los cerros y los páramos y le dará un mayor protagonismo al río Bogotá con su proyecto urbanístico Ciudad Río. La intención de Peñalosa es que el afluente se convierta en el eje de la región y se recupere, como lo estipuló la sentencia de la Corte Constitucional. El Acueducto ya está en la segunda fase de la PTAR del Salitre y la CAR está haciendo las 20 PTAR con las que mejoraría la calidad del agua hasta el río Fucha. Y si se logra cumplir con entregar la planta elevadora de Canoas, esa optimización del río podría extenderse hasta las afueras de la ciudad. En cuanto a las inundaciones, Ortiz afirma que no hay de qué preocuparse porque ya es asunto superado. La CAR y el Banco Mundial hicieron con las obras de contención hasta la calle 80 y ya arrancó la construcción de este punto hasta Puerto de La Virgen. La CAR y el Idiger preparan unos nuevos planos de riesgo que irán en el POT y que le permitirán demostrar que no hay peligro de construir allí. La imagen que tiene el alcalde Peñalosa es crear malecones y darles vida a los alrededores del río, tal y como ocurre en París o en Londres.

Por Laura Dulce Romero

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