Con el asesinato de Leonardo Licht Hoyos en una estación de Transmilenio (empleado de Recaudo Bogotá que intentó evitar que un sujeto se colara) se pone de nuevo sobre la mesa un viejo dilema: ¿cómo enfrentar el problema de los colados?
Según cifras de la Policía, al día ingresan al sistema sin pagar 5.000 personas y al año son agredidos 186 uniformados por intentar evitar que alguien se cuele en las estaciones. Aunque se han tomado medidas, como el cambio en la infraestructura de las estaciones, las multas y hasta poner a los infractores a hacer planas, el problema sigue y ahora con un agravante: están atentando contra la vida de los funcionarios.
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La muerte de Licht evidencia que la situación se está saliendo de control y que las campañas de cultura ciudadana ya no son suficientes. Así lo cree Paul Bromberg, exalcalde de Bogotá y experto en cultura ciudadana, quien considera clave empezar por un estudio que revele cuáles son las estaciones con más colados, el perfil de los infractores y los argumentos para hacerlo. “Si se ha hecho todo y no se ha logrado, el fenómeno hay que estudiarlo. Solo así es posible tomar medidas efectivas”, agrega.
Sin embargo, resalta que el acontecimiento del pasado domingo, cuando apuñalaron al funcionario de TM, no tiene que relacionarse sólo con los colados, sino con la inseguridad. Para Bromberg, es necesario que se aplique la autoridad y se haga difusión al respecto. Si bien considera útil la cultura ciudadana y la sanción social, manifiesta que el papel de las autoridades es hacer cumplir las reglas, sobre todo cuando hay un delito.
El exalcalde también advierte que “la cultura ciudadana tiene un límite”, principalmente cuando hay un sistema con tantas deficiencias como Transmilenio, que en la última década se estancó. “Los bogotanos ya no tienen paciencia y así es difícil que les llegue el mensaje. La tarea es buscar cuándo y dónde es útil aplicarla”, añade.
Tampoco hay que ser apocalípticos, dice Bromberg, pues siempre habrá un porcentaje pequeño que se cuele; de hecho, señala que eso sucede en todos los países. El reto ahora es ponerlo en un límite tolerable, pero para eso se necesita inversión y tiempo para investigarlo.
Por otro lado, José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad y Logística de la Universidad Nacional, asegura que el Distrito debe apostar por cambiar la infraestructura de tal manera que sea difícil entrar al sistema sin pagar. Aunque opina que las campañas de cultura ciudadana sí pueden ser la salida, está convencido de que sólo funcionan si el alcalde las lidera. El gran problema, según Rojas, es que esta labor fue delegada a otras instituciones y se trató como una estrategia de comunicación con volantes y comerciales de televisión.
“El alcalde Peñalosa es quien debe dar el ejemplo. El éxito de la cultura ciudadana es su poder de promover valores y eso solo es posible si ves la cabeza en acción. Nos gustaría verlo en las estaciones donde hay más colados, vigilando, promoviendo la denuncia y la sanción social”, explica el director.
Rojas cita el ejemplo de cuando el exalcalde Antanas Mockus se disfrazó de Súper Cívico y salió a las calles para demostrarles a los ciudadanos que sus comportamientos importan para mejorar la ciudad. Si bien no le pide a Peñalosa que haga lo mismo, destaca el compromiso de Antanas de salir a las calles y dar ejemplo. “Tiene que apersonarse del tema de los colados si quiere un cambio. Es un hecho que nada está funcionando, ni quisiera el espaldarazo de Corpovisionarios, liderado por Mockus”.
Después de la mesa extraordinaria que adelantaron Transmilenio y la Secretaría de Movilidad, Alexandra Rojas, gerente de Transmilenio, aseguró que la próxima semana la empresa de transporte se reunirá con la Alcaldía y un experto internacional en el tema de anticolados para buscar una solución a este dolor de cabeza. Aunque, aclara, las medidas coyunturales se están efectuando: se instalaron 4.000 metros lineales de cerramientos tubulares; fachadas en vidrio en algunas troncales; marcos más robustos en las puertas y realce de barandas.
Además, desde el 1° de febrero les tocarán el bolsillo a las personas que decidan evitar el pago del transporte. De acuerdo con el nuevo Código de Policía, quien se cuele en Transmilenio tendrá que pagar una multa de ocho salarios mínimos diarios legales vigentes, que equivalen a $198.000.
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Según John Fredy Gómez Boada, comandante de la Policía de Transmilenio, a las personas que no cancelen las multas se les bloquearán trámites administrativos, como la renovación de la matrícula mercantil y validación de los salvoconductos de porte de armas. Tampoco podrán acceder a cursos en la Fuerza Pública ni contratar con el Estado. Y para aquellos que son funcionarios públicos, se les bloquearán los ascensos.
Nadie discute que se están tomando medidas para frenar los colados, pero preocupa que a la fecha no hay un análisis de este problema, que no solo le genera pérdidas al sistema, sino que se está convirtiendo en un asunto de seguridad.
Hay muchas preguntas que las autoridades no responden, como cuántas pérdidas generan los colados, sus motivos para evadir el pago o el comportamiento de las cifras en el último año para corroborar la efectividad de las medidas. Sin resolver estas dudas, aseguran los expertos, es complejo que los índices disminuyan.