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Confianza ciudadana, reto para la Alcaldía de Bogotá

El primer conversatorio del ciclo de debates sobre el Plan de Desarrollo concluye que esto se gana con eficiencia y más espacios de participación.

El Espectador
08 de septiembre de 2016 - 02:52 a. m.
Ayer se realizó el primer conversatorio de la serie de debates programados por El Espectador y la Veeduría sobre los retos del Plan de Desarrollo.  / Johnatan Ramos
Ayer se realizó el primer conversatorio de la serie de debates programados por El Espectador y la Veeduría sobre los retos del Plan de Desarrollo. / Johnatan Ramos
Foto: Jhonatan Ramos

La Administración distrital tiene en marcha la hoja de ruta para sus cuatro años de gobierno. Aunque, a pesar de las diferencias que generan las prioridades que trazó el alcalde Enrique Peñalosa, el llamado es ir más allá de la polémica. El reto que ahora enfrenta la ciudad es pensar cómo lograr que la implementación del Plan de Desarrollo satisfaga las necesidades de los bogotanos. La clave, según los expertos, se resume en dos palabras: confianza y eficiencia.

Fueron estos dos conceptos los que se discutieron ayer en el primer conversatorio del ciclo de debates organizados por la Veeduría Distrital en asocio con El Espectador y las universidades Javeriana, Externado y Los Andes, con los que se busca crear un punto de encuentro entre la Administración distrital, los expertos y la ciudadanía para hablar de los retos que enfrenta la ciudad con la implementación del Plan de Desarrollo.

Los invitados a este primer encuentro, que tuvo lugar en la Universidad Javeriana, fueron John Sudarsky, presidente de la Corporación para el Control Social (Contrial); Henry Murraín, de Corpovisionarios; Andrés Dávila, de la Facultad de Ciencias Políticas de esa universidad; César Ocampo, director de Desarrollo Institucional de la Alcaldía, y Jaime Torres Melo, veedor distrital. Cada uno expuso su visión sobre las estrategias y los retos para fortalecer la eficiencia y la confianza ciudadana en la administración.

Para empezar, la percepción de los ciudadanos. En una convocatoria que realizó El Espectador en redes sociales, para conocer qué tanto confiaban en la administración y si creían que era eficiente, las respuestas tuvieron algo en común: la mayoría desconfía y se siente inconforme con lo poco que conoce de la gestión de la Alcaldía. Pero no sólo en la actual administración, sino también en todo lo que tiene que ver con política.

Para Murraín, esta desconfianza, en muchas oportunidades, no cuenta con sustento. Señaló que, en una investigación que hicieron en Corpovisionarios sobre percepción de corrupción, encontraron que aquellos que señalaban a los funcionarios públicos no conocían un caso concreto de corrupción y los que no hablaban mal era porque en la última semana habían ido a una oficina del Distrito y gozaron de buena atención.

Aquí se parte de la presunción de que el otro es pillo y no inocente. El incumplimiento de las normas no es por falta de leyes, sino por la vergüenza que causa no hacer lo que hacen los otros. Si el resto se cuela en Transmilenio, algunos piensan que lo deben hacer. Si el ciudadano conoce espacios de participación y participa, puede cambiar su percepción de la administración”, agregó.

¿Pero cómo recuperar la confianza? ¿Cómo cambiar esa percepción negativa? Para Sudarsky, hay cuatro elementos clave: que la ciudadanía no se sienta maltratada por la administración; reforzar la cultura ciudadana; abrir espacios para que los vecinos tengan un papel protagónico a la hora de definir el futuro de sus localidades y lograr que sientan su localidad representada en un órgano como el Concejo. Siente que la administración viene cumpliendo los dos primeros retos, pero falla en los espacios de participación ciudadana.

Hay que apostarle a la planeación participativa, pero en ámbitos pequeños como las localidades. Si se les permite a los ciudadanos, por ejemplo, participar de una manera más decidida a la hora de establecer las prioridades de sus comunidades, eso crea redes de confianza y, de paso, promueve el control social. Hoy, esto no ocurre o no se ha hecho con fuerza, perdiendo una gran oportunidad”, advirtió Sudarsky, y agregó: “Se debe empoderar la localidad, pero de forma inteligente, sin improvisar, para generar racionalidad colectiva”.

César Ocampo, director de Desarrollo Institucional de la Alcaldía, cree que la administración sí le está apostando a ganarse la confianza de los ciudadanos. Para lograrlo, trabaja en dos puntos: haciendo que los funcionarios se enamoren de su trabajo y creando los canales tecnológicos necesarios a fin de que la ciudadanía sienta mayor eficiencia, que se traduzca en confianza.

Si reduzco trámites y abro canales más directos con la gente, el ciudadano verá que a la administración está cambiando. Es un reto grande y estamos buscando esas brechas para solucionar los problemas y prestar un servicio eficaz. En resumen, si un funcionario ama su trabajo, se lo transmite al ciudadano”, dijo Ocampo. Destacó que el gobierno en línea ha mejorado y un ejemplo es la forma como se elaboró el Plan de Desarrollo. “Invitamos a los ciudadanos a participar por internet y a hacer propuestas. Hubo una participación masiva y toda propuesta fue bienvenida. A todos se les respondió”.

La conclusión fue clara: la pérdida de la confianza en la administración se ataca con eficiencia y más espacios de participación. Por eso, si el Plan de Desarrollo no aterriza en las localidades, la gente seguirá alimentando prejuicios.

La serie de conversatorios continuará el próximo jueves en la Universidad Externado. El tema: La financiación del Plan de Desarrollo. El ciclo se cerrará el martes 20 de septiembre en la Universidad de Los Andes. Esta será la oportunidad para hablar de Bogotá y su articulación regional.

Por El Espectador

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