Un listado de denuncias reposa en la Personería de Bogotá en contra del operador encargado del relleno sanitario Doña Juana. No cumplir con las normas de calidad, no construir las chimeneas necesarias, no sembrar la cantidad de árboles estipulados y desbordar los límites establecidos en la ley para no afectar a los habitantes del sector, son algunas de las presuntas anomalías conocidas por la Personería de Bogotá.
De acuerdo con el ente de control, a pesar de las irregularidades, la administración distrital solo ha aplicado sanciones económicas al concesionario, principalmente, por no tomar medidas que buscan mitigar el impacto ambiental en el sector, como está establecido en el contrato y en la licencia ambiental.
Además, la plata de tratamiento de los lixiviados (los líquidos de la basura) no cuenta con la capacidad para procesar el volumen que generan los desechos que son depositados en el relleno, por lo que se produce un vertimiento de líquidos tóxicos al río Tunjuelo, sin los permisos de la autoridad ambiental en el Tramo II.
Al ente de control también le causó sorpresa cuando revisó las cifras de árboles que debían sembrarse en el último lustro. Pese a que se tenía la obligación de sembrar 10.000 para proteger a la comunidad y mitigar el daño ambiental, a diciembre de 2016 el Concesionario plantó 17 árboles. No obstante, tras la visita de la personería, en las últimas semanas sembraron 200 más.
Otro factor que despertó la preocupación del ente de control es que -de acuerdo con la restricción ambiental- el relleno debería estar como mínimo a mil metros de grupos poblacionales. Pero en este caso está a uno cuantos pasos, especialmente de El Mochuelo Alto y Bajo.
Por otra parte, en el contrato está estipulado que el concesionario debe cubrir el 90% de las basuras que han sido dispuestas en el relleno, pero ese indicado no se está cumpliendo desde julio de 2014. Y, de acuerdo con vecinos del sector, el contratista espera hasta tener toneladas regadas para realizar esa labor. Aseguran que esta práctica aumentan los malos olores, así como la proliferación de moscas y roedores.
Por ello, la Personería le pedirá a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos medidas inmediatas para hacer cumplir el contrato de concesión y evaluará la gestión de los servidores públicos responsables de la supervisión del contrato.