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Dos incinerados en Bogotá: ¿crímenes de delincuencia organizada?

Cuatro homicidios en circunstancias particulares prenden alarmas. Policía insiste en que homicidios están disminuyendo.

Redacción Bogotá
20 de mayo de 2016 - 04:28 a. m.
ún no se saben los móviles detrás de los homicidios en Bosa y Rafael Uribe.  /Archivo
ún no se saben los móviles detrás de los homicidios en Bosa y Rafael Uribe. /Archivo

La escena era atroz: un vehículo envuelto en llamas y dentro dos cuerpos. La Policía lo halló en un paraje del barrio Buenos Aires, en la localidad de Rafael Uribe Uribe, luego de atender el llamado de la ciudadanía. Cuando los Bomberos lograron controlar las llamas, encontraron los cadáveres tan calcinados que no pudieron siquiera establecer su sexo. Por eso, los investigadores tendrán que esperar los exámenes de Medicina Legal para conocer más detalles de su muerte y su posible identidad, según explicó el general Hoover Penilla, director de la Policía de Bogotá.

Por el momento, los investigadores tienen pocas pistas. La única es la placa del carro: NCN 725 que, de manera preliminar, se pudo establecer que son de un vehículo matriculado en Bogotá y que su propietario lo había vendido hace dos meses, pero había dejado el traspaso abierto (sin datos del comprador), razón por la cual las autoridades no tienen certeza en poder de quién estaba el automotor.

La investigación por ahora es tan incipiente que, según el general Penilla, no hay elementos para señalar si se trata de una guerra entre bandas, una venganza o algo pasional. “No sabemos si estaban muertos antes de que se iniciara el fuego. Tenemos que esperar los detalles que nos dé Medicina Legal , pero si uno mira cómo ocurrió la situación, se podría decir que es un crimen cometido por alguien que tenía un motivo muy grande para llevarlo a ese extremo. Algo que no es particular de las guerras entre criminales, ya que ellos simplemente los asesinan y no se toman tantas molestias”.

El caso de las dos personas incineradas, al menos en Bogotá, es poco común (en los últimos cuatro años se han registrado cuatro muertes por incineración). Sin embargo, sí llama la atención de los analistas en temas de seguridad, luego de sumarlos con otros crímenes que se han registrado en la ciudad en las últimas semanas y que podrían apuntar a una nueva dinámica del crimen organizado. Nada más el pasado martes hallaron dos cadáveres en inmediaciones del humedal Tibanica, ubicado entre la localidad de Bosa y Soacha. Allí, además de la aparición de varios cuerpos (entre ellos el de un bebé), en dos ocasiones se ha visto un cuadro similar: los cadáveres de un hombre y una mujer juntos, envueltos en cobijas y enterrados. Ante esta situación, la Policía puso vigilancia permanente en el sector Los Olivos, dentro de Tibanica.

La Policía asegura que una hipótesis frente a la aparición de estos cuerpos es que los asesinan en el vecino municipio de Soacha y los dejan en Bogotá. “Tengo entendido que los de esta semana eran unas personas que habían reportado como desaparecidas en Soacha. Estamos trabajando de manera conjunta Soacha y Bogotá para esclarecer el caso”.

Para el experto en seguridad Hugo Acero, casos como estos (especialmente el de los incinerados) no son un tema de intolerancia, sino el típico modus operandi del crimen organizado. “Esa es la manera como ellos solucionan sus problemas. Fuera de descuartizar, desaparecer y botar al río a sus víctimas, el incinerar los cuerpos forma parte de sus métodos atroces”.

Acero agrega que es una evidencia de que en Bogotá hay estructuras fuertes, que no se pueden seguir negando. “Tienen que dejar de concentrar sus esfuerzos en perseguir sólo a los jíbaros, para trabajar en conocer quién maneja realmente el negocio. Por ejemplo, en el caso de las drogas en Bogotá, saber quién está detrás de todo el andamiaje de la producción, transporte, ingreso, almacenamiento y distribución. No estamos frente a delincuencia común que se levanta un día con hambre y sale a robar, sino frente a toda una estructura, con pull de abogados y todo. Hay que hacer un refuerzo grande en inteligencia para atacar la cabeza de estas estructuras”.

Ante opiniones como las de Acero, el general Penilla recordó que el homicidio en Bogotá está disminuyendo. “Este año la reducción oscila entre el 7 y el 10 %. Lo que sí nos preocupa es que están incrementando los asesinatos con arma blanca (15 %), al pasar de 174 entre enero y mayo del año pasado a 199 en este. Esos homicidios son especialmente por intolerancia. Sin embargo, frente al sicariato hay una reducción del 40 %, al pasar de 82 a 48 casos”. Penilla reconoce que en Bogotá hay crimen organizado, pero no presencia de bandas criminales. “No hay una presencia activa de las bandas criminales definidas a nivel nacional (los Úsuga, los Puntilleros o los Pelufos). Puede que tengan injerencia en ciertas actividades, pero no hay presencia activa”.

Sobre los problemas de inseguridad en los límites entre Bogotá y Soacha (que son responsabilidad de diferentes jurisdicciones policiales), Penilla señaló que ha planteado anexar policialmente al vecino municipio a la Metropolitana de Bogotá. “Por ejemplo, en Ciudad Bolívar, un andén es Bogotá y el del frente es Soacha. Es claro que hay fenómenos en el ámbito delictivo que están de lado y lado que se deben atender de manera conjunta”.

Finalmente, sobre los homicidios de los últimos días, agregó Penilla que por ahora no se podría atribuir a una guerra entre grupos criminales. “El crimen organizado en ocasiones quiere mandar mensajes muy claros. En el caso de los incinerados, al parecer, media otro tipo de situación”.

Por ahora las autoridades siguen en la investigación. Aunque en poder de los encargados de la seguridad hay informes sobre las estructuras del crimen organizado en la ciudad, se esperan medidas para contrarrestar su accionar.

Por Redacción Bogotá

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