Álvaro Guevara, uno de los cientos de ciudadanos que a diario recorre el centro de la ciudad, duró más de una hora frente al piano Kaway de cuarto de cola que la Alcaldía ubicó en plena carrera 7 con calle 17. El instrumento está disponible para que cualquier persona lo pueda tocar, con el objetivo de transformar el ruido de la llamada 'Calle Real'.
“Vamos a tocar eso. Yo no le jalo a ninguna melodía, pero vamos a ver, toquémoslo”, dijo Álvaro. Esta iniciativa hace parte de un proyecto que busca transformar el centro de Bogotá para el disfrute de quienes lo habitan. La intervención se está desarrollando entre las calles 17 y 19.
El piano, de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, propone nuevos usos y relaciones con el espacio público. Mónica Ramírez, gerente del Centro de Bogotá, explicó que la idea es que la ciudadanía tenga acceso a un instrumento que parece lejano o de poco acceso. “Un piano en la calle, cuando generalmente está en la sala de un teatro, es realmente un acto revolucionario”, agregó la funcionaria.
Luz Marina García, otra transeúnte, no tiene idea de cómo tocar un piano, sin embargo, como los demás, se sorprendió con su presencia en la mitad de la Séptima. “Es sorprendente, fantástico, es hermoso. No sé tocar, pero me gustan los instrumentos”, afirmó.
Lo único cierto es que esta vez el turno en el “escenario” no fue para los grandes pianistas, sino para los bogotanos que pudieron sentirse por un momento como verdaderos músicos y apropiarse de su ciudad.